IMG 0682 600x350

EL VIAJE DE REGRESO MÁS LARGO DE LA HISTORIA

Contenido

No ha sido un viaje de regreso del todo fácil…Me he prometido a mi misma que nunca más volveré a hacer un viaje con 3 escalas. ¡Me niego!

Como el taxi nos recogía a las 4:30 de la mañana, a las 3:30 ya estaba sonando el despertador. Duchita de agua fría, café del bueno y mochila a la espalda, para hacer el último trayecto de este viaje apasionante.

En el coche, vamos escuchando a Bruno Mars mientras miramos por la ventana, diciendo adiós a Bali y a tantos buenos momentos que nos ha regalado esta isla.

Nos hemos puesto nuestras mejores galas para la ocasión: Manu va con el pantalón vaquero que le regaló Iván y la camiseta azul que heredó de Isaac, y que Isaac había heredado de Lucas previamente. No es extraño que se haya querido poner esta camiseta porque desde que se la regaló su amiguito del alma no se la ha quitado casi ningún día.

¿Para lavarla dices? Si…eso sí…a veces se la ha quitado para lavarla…a veces…

Yo me compré un pantaloncito rosita muy mono, ancho para que me fuese cómodo el viaje y un poco más arregladito que de costumbre, para causarle buena impresión a mi madre.

 

Sé que está preocupada porque la última vez que hice un viaje de este estilo a la vuelta no me reconoció de lo cambiada que volvía. Curiosamente, esa vez también me dio por rizarme el pelo y por coger algunos kilillos.

Sin embargo, creo que este viaje me ha sentado mucho mejor y al menos vuelvo morena y con la piel estupenda.

Como sabes de sobra, sobre todo si eres mujer, nuestra «amiga mensual» siempre aparece en los momentos más inoportunos, así que me toca viajar combinando el rosa con el rojo (patada en el ojo).

El viaje de regreso va a durar unas 36 horas, si todo va bien, y va a constar de 4 vuelos diferentes con sus 3 escalas:

  • Bali-Kuala Lumpur
  • Kuala Lumpur-Teherán
  • Teherán-Estambul
  • Estambul-Madrid

La que hemos liado con las escalas por ahorrarnos unos eurillos…¡la próxima vez vuelo directo o me quedo a vivir en el aeropuerto!

 

1ER VUELO: BALI-KUALA LUMPUR

Llevamos bastante dinero indonesio encima, así que nuestra obsesión es llegar al aeropuerto con tiempo para gastarlo.

Pasamos los controles y nos damos una vuelta por el duty free. Hace tiempo que me di cuenta que lo del duty free era un timo manifiesto, y aún así ves mogollón de gente comprando regalos que fuera del aeropuerto le habrían costado menos de la mitad.

Nos dio por mirar, por curiosidad, el precio del café que llevábamos para regalar a nuestros padres y allí valí 3 veces más. Y eso que es duty free…si llega a ser duty fró hay que hipotecarse para comprar café. ¡Cómo nos engañan!

Después de la vuelta de rigor por las tiendas libres de impuestos, embarcamos sin problema, para hacer el primer trayecto Bali-Kuala Lumpur. Una vez allí, tenemos un trasbordo de 10 horas hasta poder coger el segundo avión.

¿Se te ocurre un plan mejor que pasar 10 horas en un aeropuerto? Ya…a mi tampoco…?

El viaje empieza bien…Según subimos al avión, a Manu le parece que el azafato es un poco grosero al decirnos que los compartimentos para las mochilas están llenos, así que le aconseja que por favor sonría y sea más agradable.

Claro, el azafato flipa con la sugerencia pero a partir de ese momento se convierte en el chino más feliz del mundo?

Nos pasamos las 3 horas de vuelo dando cabezadas e intentando no morir de hipotermia. Viendo que no lo estábamos consiguiendo, me levanto de mi asiento para pedir una manta: «lo siento señorita, las mantas son de pago», me dice el mismo azafato de antes, con una sonrisa de oreja a oreja…

Nada, me cacheo para entrar en calor y en un pis pas llegamos a Kuala Lumpur.

 

¡Menos mal que nos hemos puesto las botas de montaña para los momentos de frío extremo! Y porque no llevamos el plumas que sino…

Si en lugar de hacer ese trasbordo en Kuala Lumpur lo hubiésemos hecho en cualquier otra ciudad, saldríamos a la calle a que nos diese la luz del sol, pero en Kuala Lumpur es mejor que no te de para no morir desintegrada.

¡Nunca había estado en una ciudad tan calurosa! Sí sí, más que Linares.

Así que nos quedamos en el aeropuerto, tan fresquitos. Damos una vuelta por los pasillos para estirar las piernas, pasamos varias veces al baño para darle emoción a la espera, seguimos recorriendo pasillos, miramos el móvil, sacamos la tablet, hablamos con Tim (nuestro amigo malayo) que estuvo a punto de coger un bus y venir a vernos…y van pasando las horas.

A media mañana nos tomamos el último coco hasta no se sabe cuándo

Aunque no fue el mejor coco de todos los que hemos probado estos meses, nos supo genial porque tenemos muy claro que esa es una de las cosas que más vamos a echar de menos.

Hacemos hora para comer sentaditos en unos sillones muy cómodos, nos quitamos las botas y yo me pongo a escribirte para que luego no se me olvide nada de nada.

Pasadas unas horas, pedimos varios platos típicos llenos de noodles (yo una sopa, por supuesto) y nos ponemos las botas, yo y mi pantalón rosa sobre todo.

Cada vez que un noodle se me escapaba del tenedor caía en el cuenco, como un deportista de salto de trampolín mal entrenado, y me salpicaba de arriba abajo mi «modelito para vueltas a casa».

Ahora coge el pañuelo que llevas al cuello, échale agua y restriega ahí hasta que el rosa palo vuelva a ser rosa palo. ¡Imposible!

Bueno, llevo un pantalón de lunares, no pasa nada, ya no soy la Tania de antes, ya no me importa parecer una cochina…Hago como que no me afecta y sigo comiendo y restregando, comiendo y restregando…sin ningún éxito.

La tarde se nos echa encima y aunque llevamos tiempo de sobra porque no tenemos que facturar, sí que tenemos que recoger la tarjeta de embarque en el mostrador.

El siguiente destino es Teherán (Irán), donde nos han advertido que me tengo que bajar del avión con el velo puesto en la cabeza y que suelen tardar bastante en darte las tarjetas de embarque.

No queremos imprevistos en el viaje, por ello, Manu se ha leído todo los foros del mundo y estamos tranquilos. Los españoles no necesitamos visado para hacer escala en Teherán y se supone que no debería haber ningún problema. Se supone…

Nos dirigimos a la ventanilla de Air Asia-Kuala Lumpur para recoger nuestras tarjetas de embarque y el chico del mostrador nos dice que si llevamos euros en efectivo…Tú eres un poco cotilla, ¿no?

Manu, que llevaba la mosca detrás de la oreja, pregunta por qué pero el chico no se explica muy bien. Dice no sé qué del visado y que sino le enseñamos 75 euros por cabeza no nos deja subir al avión.

Intentamos explicarle que hemos leído todo lo que había que leer sobre viajar a Teherán y que los españoles no necesitamos visado de ningún tipo para pasar por allí, pero insiste en que si no le enseñamos el dinero no volamos.

Manu pide la hoja de reclamaciones y el chico nos indica que vayamos a otro mostrador. En ese otro mostrador, el muchacho más serio del mundo mundial nos dice más o menos lo mismo: si no llevamos encima 150 euros no subimos al avión porque, aunque ellos también creen que no lo vamos a necesitar, si lo necesitásemos y no lo tuviésemos nos devolverían a Kuala Lumpur y la compañía aérea tendría que pagar una multa.

Una chorrada como una casa que a día de hoy seguimos sin entender…

Como no llevábamos esa cantidad de euros encima ni muchísimo menos, tuvimos que sacar moneda malaya en un cajero e ir después a una tienda de cambio de moneda a que nos lo cambiasen por euros.

Si llevábamos tiempo de sobra, ya no lo llevamos.

Corre por el aeropuerto y vuelve al mostrador a que te den las tarjetas de embarque, después de enseñarles el dinero a los simpáticos azafatos de Air Asia.

Mientras hacíamos la cola para recoger las tarjetas de embarque por segunda vez, observábamos cómo los demás extranjeros tenían las mismas reacciones de asombro que nosotros cuando los azafatos les pedían 75 euros.

Como veíamos a la gente agobiada, directamente les prestábamos nosotros nuestro dinero y lo íbamos pasando de mano en mano para enseñarlo en el mostrador, convencidos de que en Teherán no nos haría falta. Y más nos valía.

A las últimas chicas a las que quisimos prestarle nuestro dinero para que las dejasen embarcar, como eran inglesas les obligaron a llevar libras y tuvieron que ir corriendo a sacarlas con el tiempo demasiado justo. Quedaban 20 minutos para que cerrasen la puerta de embarque.

Como en los vuelos baratos ya no te dan comida y nos quedaba un viaje de 8 horas hasta llegar a Teherán, pasamos a una tienda a comprar sándwiches y dulces varios.

Estábamos pagando cuando empezamos a escuchar gritos que avisan de que el vuelo a Teherán va a cerrar su puerta de embarque ?

¡Otra carrerita!

Pagamos sin esperar a que nos devolviesen el cambio y echamos a correr como alma que lleva el diablo. Las mochilas nos daban en la cabeza y la gente nos achuchaba por el pasillo para que corriésemos más rápido.

Pero ese pasillo no se acababa nunca…

Yo alternaba carrera con marcha, porque ya no me daban las piernas. Pensaba: «que llegue Manu que seguro que consigue que me esperen sin problema», pero de repente me venía a la mente el día que me pasó algo parecido en un vuelo Londres-Madrid con mi prima Bea, y corrí tanto que ella casi se queda en tierra sola.

Allí no esperan por nadie.

Y en ese momento iniciaba mi carrera otra vez…sudando como un pollo y descojonada de la risa pensando en lo que se tenían que estar riendo los demás.

Cuando llegamos a la puerta de embarque, chorreando de sudor y con el morro torcido, allí estaba todo el mundo sentado tan tranquilo. ¡Aún no habían abierto la puerta de embarque los cabrones!

Nos dio la risa, del mismo modo que nos podía haber dado por asesinar, pero no nos apetecía pasar por una cárcel asiática…vaya a ser que no podamos volver a salir.

Manu se tuvo que cambiar de ropa de lo mucho que sudaba y yo, que llevaba mi modelito nuevo lleno de lamparones de sopa, intentaba tranquilizarme para que el sudor no me siguiese bajando por la espalda.

Finalmente conseguimos embarcar.

 

2º VUELO: KUALA LUMPUR-TEHERÁN

Siempre que me subo a un avión me surgen las mismas preguntas…¿por qué les toca ventanilla a las personas que se duermen antes de que el asiento les roce el culo? ¡La vida es muy injusta!

Voy al baño antes de despegar y…¡premio!…¡qué suerte!, ya no sólo tengo lamparones de sopa sino que ahora me he manchado el culete de sangre…

Dice Manu: «¿y eso lo vas a contar?»…Este niño no me conoce todavía, no tengo secretos para ti ?

Los días femeninos de este mes empiezan en el vuelo Kuala Lumpur-Teherán y tiran por tierra lo que la sopa de noodles no ha conseguido. Ya no tengo más remedio que cambiarme el modelito.

Por lo menos no me duele la barriga, que ya es un paso.

Voy preciosa con mi pantalón rosa palo lleno de lunares hechos con sopa de noodles y con una mancha oscura cerca de donde se sospecha que está uno de mis orificios más íntimos.

Lo cierto es que la mancha se ve más por dentro que por fuera, pero ahí está y yo ya no me siento una mujer decente. ¡Ay si la antigua Tania levantase la cabeza…!

Además, es que ir a los baños de los aeropuertos es muy curioso porque siempre te encuentras mujeres emperifollándose de arriba abajo. En esta ocasión había chicas incluso con el rizador de pestañas ahí dale que te pego, como si no hubiese un mañana.

Y yo…de mochilera pordiosera engullidora de sopa a 35 grados a la sombra y en mis mejores días del mes.

¡Como para rizarme las pestañas estaba yo! No sabía usar ese aparato antes pues imagínate ahora…

El vuelo de 8 horas rumbo a Teherán también pasó sin imprevistos y casi todo el tiempo estuvimos intentando dormir. Unas veces lo conseguíamos mejor que otras, pero al menos no se nos hizo muy largo.

¡Llegamos a Teherán!

Manu está preocupado por varias cosas: por el tema de que me tengo que poner velo, por el problema del dinero que supuestamente nos van a pedir y porque ha leído que con los iraníes no es muy fácil entenderse…

Cojo mi pañuelo y me lo planto en la cabeza. ¡Ahora sí que estoy total!

Pantalones rosas con lamparones de todo tipo, sudadera deportiva para evitar hipotermias, pañuelo de desigual lleno de colorines cortesía de mi amiga Montse para el cuello, y otro pañuelo en tonos azules para la cabeza. Este año me llaman de Cibeles seguro.

 

Ver a todas las turistas colocándose sus pañuelos resultaba entre gracioso y deprimente…Hay que decir que se notaba perfectamente quiénes éramos de allí y quiénes no.

A las iraníes no les falta detalle, tanto en las superficies de su cuerpo que muestran al exterior que las llevan bastante operadas, como en la elegancia con la que combinan los pañuelos de la cabeza con el resto de su indumentaria.

Las turistas parecíamos una mezcla entre mochileras pordioseras, vagabundas y locas de atar.

Había un par de nórdicas en pantalón de pijama, otra chica viajando sola que no llevaba pañuelo y había decidido que una camiseta de lycra con las mangas anudadas al cuello era la mejor opción, yo con mis lamparones, etc, etc, etc…

Al llegar a inmigración, tuvimos que entregar todos los pasaportes juntos para que un muchacho los recogiese mientras quedábamos a la espera de noticias.

Teníamos 5 horas de escala pero el tiempo pasaba y por allí no aparecía nadie para devolvernos nuestros pasaportes y darnos las tarjetas de embarque.

Era como estar perdidos en tierra de nadie, porque no hubo noticias en ningún momento. Estábamos todos tirados por el suelo, entreteniéndonos como podíamos. En mi caso, ir y volver al baño fue mi máxima distracción.

No, no me cambié de ropa aún…tenía pensado hacerlo antes de coger el último vuelo Estambul-Madrid, para tener el mínimo tiempo posible para volver a mancharme.

Al cabo de unas tres horas, aparece el chico que se había llevado los pasaportes y se pone a repartirlos, pero los nuestros no llegan.

Nuestra preocupación va en aumento, sólo han faltado unos cuantos pasaportes por entregar y entre ellos están los nuetros. ¡Estupendo! ¿Será por las pintas que llevo??

Nos indican que subamos unas escaleras y esperemos en otro lugar…Es madrugada en Teherán pero el aeropuerto tiene muchísimo movimiento de gente.

Miro la tienda de caviar iraní mientras pienso en las ganas que tengo de que se acabe el puñetero viaje…

Y no me refiero al viaje de 7 meses sino al viaje de vuelta a casa donde ya sólo piensas en pisar suelo español y abrazar a tus padres.

Seguro que están haciendo noche en el aeropuerto de las ganas que tienen de ver a su hija y a su yerno…¡JÁ!

Sólo queda media hora para que cierren la puerta de embarque de nuestro vuelo Teherán-Estambul cuando llega el muchacho con nuestros pasaportes y nuestras tarjetas de embarque ?

Ni hubo que pagar 75 euros, ni tuvimos absolutamente ningún problema para subir al avión. Si pudiese hablar con los azafatos de Air Asia en Kuala Lumpur me iban a escuchar.

 

3ER VUELO: TEHERÁN-ESTAMBUL

El tercer vuelo era sólo de 3 horas y media. Aunque nos tocó separados, al final pudimos sentarnos juntos porque Manu no tenía a nadie al lado.

Él se cogió la ventanilla y a mi me dejó en medio, al lado de un señor que era 3 veces mi padre de grande y que consiguió dormirse en vertical sobre su propio pecho sin dar ni una cabezada más.

Tronchó el cuello hacia delante y ahí se quedó durante todo el trayecto. ¡Qué facilidad!

El día que yo baje la cabeza y me toque el pecho con la barbilla será porque se me ha ido la pinza y me he puesto unas tetas como las de Yola Berrocal. Espero no llegar a ese extremo…

En este viaje también dormimos un poquito porque queremos llegar descansados para que no nos cueste tanto adaptarnos a los horarios españoles.

Antes de darnos cuenta ya habíamos llegado a Estambul, donde sólo teníamos que esperar unas 3 horitas. Estuvimos comiendo algo en un restaurante italiano y después nos metimos al baño, por turnos, para acicalarnos y ponernos ropa «limpia».

Esa manía de ducharse todos los días es una soberana gilipollez, lo siento. Con llevar un paquete de toallitas refrescantes encima es más que suficiente para sentirte aseada.

Vaaaaaaaale, no es suficiente, pero te ayuda a salir del paso en estas ocasiones ?

El caso es que yo me sentía la mar de limpia y de estilosa con mis mallas negras de decathlon, el top deportivo de Bárbara y la camiseta que más me había puesto durante estos 7 meses.

A tomar por saco las botas de montaña y vuelta a las sandalias para que el pie pueda respirar. Lo único que nos importa es llegar de una vez.

En la puerta de embarque de este vuelo ya predomina el viajero hispano parlante. ¡Qué alegría!, supongo…

 

4º VUELO: ESTAMBUL-MADRID

Sólo 5 horas nos separan de mi querido Madrid, de mis queridos padres y de mis queridos suegros. El viaje se nos estaba haciendo más llevadero de lo que pensábamos, hasta que subimos a este avión. El último trayecto se nos hizo eterno.

Fueron 5 horas, ya de día, sin sueño ninguno y con la emoción del regreso.

Se me pusieron las piernas como botellas de butano de tantas horas de viaje y tantos cambios de presión: duras, llenas de gas y a punto de explotar.

Como me tocó ventanilla y a Manu al lado de mi, hicimos levantarse al chico al que le había tocado el pasillo como medio millón de veces.

Si ya soy meona sin estar en mis días femeninos, cuando los tengo no te lo puedes ni imaginar. Pero el chaval aguantó como pudo sin protestar ni una sola vez.

¡Calla, calla que está hablando el piloto!

«Empezamos el descenso sobre Madrid».

La emoción nos embarga y a mi se me llenan los ojos de lágrimas.

aterrizando- viaje de regreso

Hace un día soleado precioso, se ve la ciudad perfectamente, nos cogemos de la mano mientras miramos por la ventanilla y susurramos: «Ya estamos aquí…», con una mezcla de alegría y nostalgia.

Bajamos del avión lo más rápido que podemos, he avisado a mi madre de que ya hemos aterrizado. Me la imagino impaciente detrás de la barrera, ansiosa por tirarse en mis brazos.

Recorremos los pasillos casi a la misma velocidad que cuando hemos tenido que correr para no perder el vuelo a Teherán. De hecho, nos pasamos la puerta de salida con tanta prisa.

Se abre la puerta y…me tengo que tirar a los brazos de mis suegros porque mis padres están fuera fumando tranquilamente, como si la cosa no fuese con ellos…¡Ay señor!?

No pregunto por mis padres porque sé perfectamente dónde están, así que salgo para afuera y me tiro yo a sus brazos sin otro remedio.

Mi padre no tiene muy claro si abrazarme un segundo o un segundo y medio, dice que no quiere que le peguemos los chiches…¿No es para coger otro avión?

¡Hogar, dulce hogar!

 

¿Pero cómo puedo querer yo tanto a esta gente?

Pues porque luego siempre lo arreglan y acabamos comiendo carabineros en una marisquería porque mi papi sabe que le encantan a su niña.

 

NO CREAS QUE ESTE VIAJE SE HA ACABADO

Aún tengo mil cosas que contarte y no te puedes perder nada, así que ten muy claro que pronto estoy aquí otra vez.

La vuelta al mundo real está siendo interesante…

 

ME ENCANTA SENTIR CÓMO ME LEES

Comenta para que me quede claro que sigues conmigo, eso me encanta ?

UN ABRAZO ENORME, ya desde España y sin mochila.

favicon

Acerca de la autora

Tania Carrasco Cesteros

Ayudo a las mujeres con síndrome de Superwoman a recuperar su energía y su peso ideal para tener el cuerpo poderoso que les permita hacer frente a todos sus retos, sin estrés y desde el amor por sí mismas.

Interacciones con los lectores

Comentarios

  1. Araceli dice

    Buenísimo!! Y qué mezcla de sentimientos que tendrás…
    Del espachurramiento que te voy a hacer cuando te vea, te quito esos kilos seguro, tranquila!! Ya queda menos!!!??

  2. Verónica dice

    Qué alegría teneros ya por tierras españolas.
    Aunque de vuelta, seguro que con mil historia más que contar de allí y seguro que de aquí.
    Nos vemos muy prontito.
    Un abrazote :-*

  3. Francisca dice

    Lo q más m gustó de todo…la sensación q m has transmitido describiendo el aterrizaje…mmmmm!Q preciosidad…por cierto,tus padres no habían dejado de fumar???????kilos de más ?No m creo na’!El arroz con cosas y las diarreas son incompatibles con eso…Feliz regreso preciosa,nos vemos cuando t organices un poco y descanses?????

    • Tania Carrasco Cesteros dice

      Jajajaajajajaj el de las diarreas ha sido Manué que viene como para soplarse y que salga volando, pero yo me he guardado todo lo que he comido por si había un holocausto nuclear.
      Mis padres han dejado de fumar sí, muchas veces en su vida, pero ahí están…luchando.
      Nos vemos prontísimo!
      Un abrazo

  4. Cristina dice

    Hola Tania, he leído cada aventura y cada detalle de tu viaje… Espero que continúes formando parte de esos momentos en los q me siento tranquila y dedico tiempo para leerte, un abrazo fuerte. Cristina

    • Tania Carrasco Cesteros dice

      Hola Cristina!!!
      Qué alegría me das sabiendo que formo parte de esos momentos de desconexión.
      Yo también espero estar cerca de ti mucho tiempo más porque os voy a seguir dando lectura para rato.
      Un abrazo y muchas gracias por formar parte de esto!MUUUUUUA

    • Tania Carrasco Cesteros dice

      Jajajaajajaajajaajajaj uffff pues anda que no me queda nada!! Jajajajajajaja
      Las historias sólo se acaban cuando tú quieres que se acaben.
      Yo también estoy deseando verte, ¿dónde andas? ¿ya has vuelto a España?
      Un abrazo Mely

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *