Conoceremos Galle más a fondo, queremos comprar pantalones largos y anchos antipicaduras de elefante y que nos gusta arriesgar nuestra vida en la moto vaya.
Amanece temprano para nosotros.
Nos levantamos tranquilamente y después del desayuno cogemos la moto para acercarnos al mercado de fruta.
Videhé nos ha recomendado que la compremos allí porque es más barata. En efecto, los mangos del tamaño de melones al precio que comprábamos los mangos con tamaño de pera.
Nos llevamos un buen cargamento de fruta, a ver si nos llega para los días que nos quedan y cogemos la carretera dirección Galle.
Lo cierto es que nos encanta ir en la moto por la costa, viendo el mar mientras esquivamos vacas, autobuses y tuktuks.
Por el camino, paramos en alguna que otra tienda en busca de pantalones largos y anchos.
Si aquí los mosquitos me atraviesan las mallas, no me quiero ni imaginar cómo será la cosa en la India, así que más vale prevenir.
Manué, que lleva tiempo con ganas de comprarse unos pantalones con elefantes, también mira alguna que otra cosa.
Llegamos a Galle sin pantalones de elefantes y buscamos sitio para comer.
Ingenuos de nosotros que pensábamos que podríamos comer barato en la ciudad más cara de SriLanka, según nos han dicho los paisanos.
Acabamos comiendo Kottu en una callecita estrecha, al doble de precio y a la mitad de cantidad de lo que solemos comerlo. Menos mal que estaba rico y el pensamiento de que teníamos tortilla para cenar nos llenaba de ilusión.
Cuando acabamos con el Kottu pasamos a la heladería de en frente con la intención de rematar la jugada y acabamos comiendo helado de jengibre, que bueno…nos lo podíamos haber ahorrado. Pero como me he vuelto adicta…
Vamos a bajar el Kottu dando un paseo por esta preciosa ciudad.
La ciudad de Galle, mantiene el centro histórico colonial más bonito del país.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, conserva una fortaleza holandesa que se mantuvo indemne durante el tsunami de 2004 que asoló la zona.
Pasear por sus calles y contemplar su belleza es una de las cosas que más me ha gustado de todos estos días que llevamos aquí.
Hubiese sido genial que el diluvio universal hubiese esperado al día siguiente.
Llevábamos paseando por Galle unos 10 minutos cuando empezó a llover flojito, de esto que te estás mojando pero te gusta.
Así que seguimos paseando, cuando la cosa se empieza a poner fea.
Corre que te corre nos metemos debajo de un portal y cuando vemos que la lluvia nos da una tregua salimos a buscar la moto.
Cuando la cogemos, decididos a marcharnos para casa vaya a ser que tengamos que abandonar la moto y coger una góndola, empieza a llover a mares y nos tenemos que parar en otro portal.
Como frente al portal había una cafetería, pasamos y nos tomamos un té, de jengibre (que me recuerda al que me hacía mi amiga Noe cuando pasábamos por Zaragoza), y esperamos que amaine.
Todavía no nos habían traído el té, a pesar de que los comensales que allí había se podían contar con los dedos de una mano, cuando deja de llover.
En cuanto lo ponen en la mesa, lo tomamos corriendo para salir hacia casa lo antes posible.
No llevaríamos más de 5 minutos saliendo de la zona cuando…¡anda, pero si hay policía de tráfico!
¡Anda, pero si nos están dando el alto a nosotros!
Pobres infelices…
Los camiones adelantando a los coches, los autobuses por medio de la carretera a toda pastilla, los lugareños de 4 en 4 en las motos con los niños sin casco ¡y nos paran a nosotros!
Pues nada, aprovechamos para hacer uso del carnet de conducir internacional que para eso lo hemos hecho, y el poli que a penas lo mira, nos deja marchar sin más.
Menos mal que no nos ha mirado los cascos porque no están homologados ni de broma.
Al fin encontramos una tienda de pantalones con elefantes para Manué, en rojo discreto, así que los compramos y vamos en busca de los míos.
Dos minutos después, llegamos a la tienda donde yo me había probado previamente otros pantalones, y me los llevo también.
Os cuento estos datos sin importancia porque mañana os van a hacer falta…jejejejje.
Vamos los dos tan contentos con nuestros pantalones de elefantes, baratísimos además.
Un poco más delante, paramos a comprar más mangos. Los de esta mañana aún están verdes para ser comidos y queremos acompañar la tortilla con mangos, que con arroz ya la acompañamos ayer.
Qué bien sienta llegar a casa, tener la cena hecha y que sea tortilla, y tomar mangos deliciosos de postre.
Eso sí, cada vez que tomo mangos en la cena me espera una noche movidita. Me levanto a pipí cada hora y media.
A eso de las 5:30 de la mañana, cuando iba a levantarme al baño por cuarta vez, empieza a sonar un ruido como de agua cayendo dentro de la habitación.
Asustada, salgo de la mosquitera y enciendo la luz…
Sobre la mesita donde tenemos los productos de aseo ha caído un líquido apestoso y amarillenteo, que pensamos que es una gotera.
Cuando me pongo a limpiar aquello y percibo el olor y el color que deja, no tengo muy claro lo de la gotera. Más que nada porque fueron unos segundos de repente y luego ni siquiera caía una gota del techo.
Lo limpio todo algo mosqueada y vuelvo a la cama.
Al poco rato, Videhé llama a la puerta porque a las 6 se va con Manu a comprar pescado para la cena.
Le contamos lo sucedido y nos dice que a veces las iguanas se meten por el techo ¡y se mean!
¡Genial y maravilloso!???
Hoy nos hemos despertado mientras una iguana me meaba los tampones y la crema hidratante.
Lo de la crema hidratante se arregla comprando otra, pero los tampones aquí brillan por su ausencia.
Involución: vuelta a las compresas (que está muy bien las que las uséis, que yo no digo nada, sólo que hace como 20 años que no las uso y creo que en los tangas no se agarran bien).
A ver cómo transcurre el día, porque ha empezado de aquella manera…
MUUUUUUUAAAAAAA????
Jajajaja!!!!!!Las iguanas q punteria…no te preocupes q ñodían haberlo hecho mientras dormìas en la cara…Y lo de las compresas,y tu copa???Y si mejor te pones mejor braguitas???????
jajajajajaajajajaja, si, en la cara hubiese sido muy gracioso!