La mochila de Tania 2 e1476962446217

PREPARATIVOS fase 2: LA MOCHILA

¿QUÉ MOCHILA SE COMPRA PARA LLEVAR DURANTE 7 MESES TODO LO QUE UNA MUJER NECESITA?

Efectivamente, tal accesorio no existe. Cuando te inicias en esto de los viajes low cost te surgen bastantes problemas que nunca antes te habías planteado.

Para los que hayan viajado como mochileros alguna vez, esto les parecerá una absurdez, pero resulta que a mí me gustaba viajar a hoteles de 4 estrellas con varias maletas para no tener que improvisar demasiado y durmiendo en habitaciones perfectas, de camas perfectas y baños perfectos, en ciudades perfectas de clima perfecto. Y ahora me da por cogerme una mochila e irme durante más de 7 meses a recorrer el sudeste asiático con un presupuesto bastante ajustado.

Lo de comprar la mochila adecuada es un mundo, porque la mochila se va a convertir en tu casa. De repente te vas a convertir en un caracol, con la casa a cuestas. Si algún caracol me está escuchando…¿el secador de pelo dónde lo guardas?

Miras por internet y te recomiendan no llevar más del 10% de tu peso…si pesas 43 kg y aprobaste las matemáticas de chiripa te va a costar unos minutos sacar el porcentaje, pero sabes por aproximación que vas a tener que llevar una mochila tipo riñonera donde ni secador ni leches.

Pido consejo a mi querido David, sobre dónde puedo encontrar tiendas de montañismo para buscar la mochila adecuada, y me aconseja pasarme por una calle de Madrid en busca de una tienda cuyo nombre no conoce exactamente. Aparcamos el coche en pleno centro y caminamos unos metros. Por el camino encontramos una tienda de “paletas”, el típico polo de hielo que te hacía tu madre en el congelador con el recipiente de hacer los cubitos. Una tienda con paletas de miles de colores y miles de sabores, hechos de forma artesanal, que decidimos probar para hacer más liviano el paseo hasta la tienda, a 35 grados a la sombra. ¡Qué exquisitez! Casi nos damos la vuelta y compramos otros dos.

Llegamos a la calle en cuestión y buscamos la tienda…pero resulta que aquella calle debe ser algo así como el barrio de los caracoles, si no había 10 tiendas relacionadas con lo mismo, no había ninguna. Así que las recorremos por orden de aparición y así podemos comparar modelos y precios. Algo que tampoco suelo hacer mucho, soy de las que va directa al grano y compro lo primero que encuentro para no perder el tiempo.

Era un espectáculo cuando les comentaba a los dependientes que yo quería una mochila de 20 litros (que viene a ser una mochila como las que usábamos para ir al cole) para un viaje de más de 7 meses. Me convencieron enseguida de que por muy minimalista que quisiera ser, ahí dentro no me cabía mucho más que el chubasquero, así que al final fui buscando algo alrededor de los 35 litros.

Recorrimos casi todas las tiendas, y en la última, nos atiende un señor muy majo intentando hacer bromas sexistas. Te has equivocado de persona colega. Pero ya estábamos dentro y nos quedamos a mirar, a pesar de que yo tenía claro que a este neandertal  no le compraba ni pipas.

Se nos pasó la tarde entre tienda y tienda y como ya teníamos una idea más aproximada de lo que necesitábamos y queríamos, decidimos marcharnos y volver otro día. De vuelta al coche, compramos otras dos paletas de diferentes sabores y barajamos la posibilidad de montar un chiringuito de paletas al otro lado del mundo…Nunca se sabe.

Cuando volvemos a los pocos días, ya sabemos más o menos el tipo de mochila que necesitamos y pasamos a las tiendas que no nos dio tiempo a visitar la última vez. Eliges mochila, te meten lastre para que te la pruebes, la abrochas de un lado, la abrochas de otro, la vuelves a ajustar porque te tira del cuello, te sujetas a la pared para no caer hacia atrás, haces como que en realidad no te pesa tanto, y miras las mochilas de cole con pena, porque sabes que en realidad es justo eso lo que puedes llevar de forma cómoda durante tantos meses, lo demás es complicarse la vida, pero bueno.

Y otra vez de tienda en tienda, mirando de nuevo todas las mochilas, porque aún no nos había convencido ninguna. Cuando encontrábamos una a nuestro gusto o era de la gama de los rosas o de una gama indeterminada entre verde y azul, raro raro. ¡¡¡¡Ni una mochila en naranja o morado!!!! No lo puedo entender.

Pero Manué tenía en la cabeza una mochila que se probó en la tienda del neandertal, que además estaba bastante más barata que en el resto de tiendas, y me hizo aparecer por allí otra vez. Cuando de repente, entro por la puerta, saludo, y veo al fondo cerca del suelo, la única mochila de todas las que me había probado que me estaba bien y que pertenecía a la gama de los verdes azules raros raros. Por eso no había sido capaz de comprármela aún. La miro de lejos, no me lo puedo creer, me aproximo para comprobar que no era una alucinación, y ahí está ella, preciosa, ¡¡¡¡en color naranja!!!!

Tania con su mochila

Y como siempre que escupo hacia arriba, acabo comprando dicha mochila al señor este tan majo, que al final resultó ser majo de verdad además de todo un entendido en el tema que nos ocupa. Cómo son los prejuicios…

Y de allí salimos los dos, cada uno con su mochila, y con otros cuantos artículos supuestamente necesarios para nuestro viaje, bien rebajaditos. Ale, vamos a comprar paletas y para casa.

P.D: si te has perdido los dos post anteriores sobre los preparativos del viaje, ¡anímate y léelos!, que no te pierdas detalle.

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Acerca de la autora

Tania Carrasco Cesteros

Ayudo a las mujeres con síndrome de Superwoman a recuperar su energía y su peso ideal para tener el cuerpo poderoso que les permita hacer frente a todos sus retos, sin estrés y desde el amor por sí mismas.

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