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SEGUIMOS EN EL RETIRO BUDISTA

Como por las noches no duermo, invento mil excusas para largarme de allí a la mañana siguiente, pero en cuanto suena el gong se me pasa ?

No os he contado que todas las noches se escuchan disparos y allí nadie dice nada, ¿verdad?

Si es que aquí las noches son una fiesta…

Bueno…resulta que en el retiro no éramos la única parejita. Había otra de ingleses que por la postura que adoptaban para meditar se notaba que no se les había ocurrido tal cosa en su vida.

Era gracioso observables, se buscaban a todas horas, igual que hacíamos nosotros,  disimulando para hablarse y lanzándose miraditas cómplices.

Pero de buenas a primeras, después de dos noches, deciden marcharse, alegando que no soportaban más el silencio. 

Me dan ganas de presentar alegaciones a mi también, pero ¿sabes qué?, ¡esto no va a poder conmigo!

Eso si, después de 3 noches sin dormir, pido que me cambien de habitación, donde estaba la chica que se marcha. Aunque es igual que mi cuartucho anterior, por lo menos estoy más cerca de mis compañeras y si nos violan en grupo es más divertido.

Manué, que estaba durmiendo en un cuarto de pastores liliputienses, la mitad que el mio, también pide cambio.

Limpiamos nuestro nuevo cuarto y nos mudamos,  a ver si la cosa mejora.

Cuando llega la noche, a pesar de que me voy a la cama más tranquila, tampoco consigo dormir mucho, pero por lo menos ya no estoy al borde de la taquicardia.  

Es el cuarto día que estamos aquí y ya pesa un poquito esto de tanta meditación y tanto silencio.

Lo más divertido era ver a la compi rusa, ennortada perdida, colocando piedras unas encima de otras, mientras los demás limpiamos baños y esas cosas.

Pero claro,  allí normales normales estábamos pocos. 

Tenemos a un francesa escuálida que no levantaba la mirada del suelo ni aunque viniese Buda a verla.

Una sudafricana totalmente adaptada a eso de andar descalza entre sanguijuelas, que se duchaba en el peor baño de todos sin chanclas ni nada, y que se mantenía horas en la posición de meditación sin pestañear, mientras los demás habíamos cambiado de postura medio millón de veces.

Un morenito tipo indio, que siempre estaba como dormido, y que parecía no ver a nadie.

Una alemana rapada, pero que se podía hacer trenzas en las piernas, que pensaba tirarse allí 4 meses, y que cuando te sonreía se le iluminaba la cara.

Me consolaba mirarla, porque ella tampoco se cambió de ropa ni un solo día,  y eso me reconfortaba. Creo que los iluminados no se cambian de ropa. Ya estoy más cerca de conseguirlo.

Por otro lado, otra alemana con pinta de dura, que se encargaba del huerto en los ratos que la rusa jugaba con las piedras.

Una monja budista, totalmente rapada también, con su hábito en un color indescriptible entre marrón y morado, que se colocaba el cuello a todas horas, haciendo un ruido de carraca que te sacaba del atontamiento meditativo rápido.

¡Un fisio para esta señorita por favor!

Había también una rubia, de algún sitio que no recuerdo, que se pasaba el día escribiendo e ignorando al mundo.

La rusa esta de las piedras. Ida de la olla totalmente,  entrando y saliendo cuando quería y haciendo unos gestos que cualquier psiquiatra cuestionaría.

A su lado meditando, el alemán que nos subió las mochilas durante 100 metros, que venía de un resort ayurvédico de dejarse la pasta, y ahora estaba allí sin nadie que le diese masajitos.

Un holandés recién divorciado y buscando los motivos de su fracaso matrimonial.

Otro inglés que desapareció enseguida, sin motivo aparente.

A su lado, Manué y yo, y al otro lado otro inglés, muy preparado con su ropa de mediatador, pero que tampoco aguantó el retiro y se marchó antes.

Y por último el japonés que echaba una mano allí y se ocupaba del momento de la cánticos de la tarde.

Algo pasa en Inglaterra, porque no quiero ni hablar de lo de Estados Unidos, si de 4 ingleses que había en el retiro ninguno aguantó hasta el final.

Voy a meditarlo ahora que tengo práctica, que esto me da para otro post fijo.

No os he contado lo divertido que fue cuando se rompió la puerta de mi primera habitación y me quedé dentro, ni el momento en que me tuve que quitar una sanguijuela de la ingle. 

Y no me preguntéis que cómo llegó hasta allí porque yo tampoco lo sé.

El caso es que ya sólo nos queda un día y creo que no voy a echar mucho de menos esto.

La última noche viene a ser como la anterior, algo más tranquila pero durmiendo poco.

Cuando me meto dentro de la mosquitera noto que algo salta y enciendo la linterna del móvil.

En ese momento encuentro el motivo de la picadura gigante que tengo en un muslo: la noche anterior había dormido con una araña.

Por supuesto me la cargo, pidiéndole perdón después, eso sí, y ale, a ver quién duerme ahora.

Pero es la última noche y me da iguaaaaaaaaallllll, mañana nos vamos a tomar por…cierto ?

Cuando escucho ese gong el último día, irradio felicidad.

Después del desayuno nos marchamos.

Allí ya se respira otro ambiente. Unos se van atreviendo a hablar con otros, y aunque en voz baja, acabamos hablando casi toda la mañana.

Una de las cosas que más claras me han quedado: tengo que mejorar mi inglés.

Cuando terminamos de desayunar verdura con pan y plátanos, como llevamos haciendo todos los días, cogemos los bártulos y salimos pitando.

No escarmentamos, y como es cuesta abajo, nos pegamos otro paseo. 

Pero este paseo es diferente.

Retiro budista

Hace un sol de justicia, pero paseamos tranquilos, disfrutamos del maravilloso paisaje que no pudimos disfrutar en la subida, comentamos la experiencia, nos reímos y chillamos. Hacemos fotos a los lugareños que nos encontramos trabajando en las plantaciones de té, y cuando llegamos a la parada del bus no tenemos que esperar más de 5 minutos.

Lo cogemos, deseosos de volver a la civilización e ilusionados con el pensamiento de poder ducharnos y dormir en condiciones esta noche.

Como llegamos muy temprano a Kandy, nos pateamos la ciudad en busca de alojamiento barato y decente, y después de ver unos cuantos sitios acabamos donde el monje de la última vez.

Sí, el macizo. ¡Vente para acá María Luisa!

Después de dejar las cosas y pegarnos una ducha, salimos a comprar unas cosillas y en el supermercado nos encontramos con una compi del retiro, la alemana que se encargaba del huerto mientra la rusa amontonaba piedras.

Para nuestra sorpresa, habla por los codos y ella también va en busca del mismo albergue del monje. Tonta no es.

Vamos los tres juntos y después salimos a cenar. ¡Qué ganas de comerme un Kotu, sin mermelada y mantequilla!

Al día siguiente comemos con ella también, y nos lleva a un sitio muy barato a comer arroz con cosas. ¿En serio tía?

El caso es que ha sido el mejor arroz con cosas que hemos comido hasta ahora.

Después la despedimos porque se vuelve a su país.

Otra de las cosas interesantes que hemos hecho hoy es comprarnos unas chanclas ¡por menos de un euro!

El único inconveniente: ahora soy la primera mujer del mundo que tiene los pies color rosa chicle para siempre.

 

ACERCA DEL RETIRO ME GUSTARÍA CONTAOS MUCHO MÁS PORQUE AQUÍ HAY MUCHA TELA QUE CORTAR.

Esto es un relato divertido y superficial de ciertos pensamientos y situaciones, con la única intención de divertir, pero tiene tantos matices que no puedo dejarlo aquí.

Os sigo contando muy pronto mochiTeras y mochiTeros.

«Ommmmmmm»

?????

Si te perdiste la primera parte de mi retiro, pincha aquí y podrás leerlo ?

RETIRO BUDISTA DE MEDITACIÓN

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Acerca de la autora

Tania Carrasco Cesteros

Ayudo a las mujeres con síndrome de Superwoman a recuperar su energía y su peso ideal para tener el cuerpo poderoso que les permita hacer frente a todos sus retos, sin estrés y desde el amor por sí mismas.

Interacciones con los lectores

Comentarios

  1. Francisca dice

    Dice que algo le pasa a los ingleses…a esos no mucho….ero y a los pu…yankies!!!Anda te cuento novedades de cómo va en estos lares en las q las rusas son deslumbrantes,las españolas más,dormimos en colchones viscolásticos,comemos cocidos ricos y lentejas…y en Estados Unidos ha salido Donald Trump???A q se le fue la sangre a los pies?(ya no los vas a tener rosa chicle…después de esto…quiénes son raros o hablando con propiedad imbéciles???)Por cierto…y ese holandés «sapartado»???(sabes q «desapartados» no,pero holandeses…???Q m devuelvan Flandes!!!!)Otra cosita más…q clase de temperatura hace para que TÚ pases calor????Ay madre mía….?????)

    • Tania Carrasco Cesteros dice

      Si, de lo de los yankies mejor no hablemos que aún no me lo creo. Flandes dalo por perdido, jajajajjaja. La temperatura aquí ni la miramos, pero ayer cuando fuimos a la playa harían 1000 grados. Lo bueno es que de repente te cae un tormentón y se refresca todo, pero la humedad cuando hace sol es tremenda. Ayer me duché 3 veces, ahora que tengo un baño decente, jejejej

      • Francisca dice

        Lo de los yankies lo doy por perdido…(siempre pensé que eran bordelines con una herencia de una tía abuela multimillonaria)pero lo de Flandes…eso sí q m preocupa…más holandeses por allí…??????

        • Tania Carrasco Cesteros dice

          JAJAJAJAJAJAAJAJAJAJ no te creas que hay mucho rastro de holandeses, por lo menos a la vista.Si me cruzo con alguno le recordaré lo de Flandes, no te preocupes

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