Intentamos buscar la manera de recuperar mis braguitas, pero desistimos.
Después de quedarme sin ellas, no quería perder también a mi novio por la terraza.
Estos días se ha deshecho el grupete tan majo que se había formado con el curso de masaje de Manu.
Para despedirnos de Lalo y Sussi, organizamos una cenita.
Al final nos juntamos 15 personas, cuando íbamos a ser bastantes menos.
Se respiraba una energía muy buena y tuvimos una cena muy agradable.
Manu se quedó con hambre, ya sabes…
Lalo nos ha dado un montón de información para cuando vayamos a la islas.
Por si no lo sabes, en Thailandia han tenido una buena montada con el tema de las inundaciones.
Toda la zona de las islas a las que queríamos ir, permanece muy afectada.
Ese motivo nos ha hecho tener que cambiar los planes, otra vez.
Lalo, nos recomendó la isla de Ko Kood.
Según él, es una de las pocas islas que se mantienen bastante vírgenes y que tienen menos turistas, normalmente.
Lalo lo sabe porque su hermano, casado con una thailandesa, vive en Ko Kood desde hace tiempo.
Allí montó un restaurante italiano que se dedica a hacer las delicias de los visitantes.
El problema es que al estar toda la zona más turística tan afectada, ahora todo el mundo quiere ir a la zona de Ko Kood.
O al menos, eso nos han dicho en la agencia en la que preguntamos.
El mismo Lalo, nos ha recomendado también el sitio donde se suele alojar él cuando va de visita y se cansa de estar en casa de su hermano.
Ya hemos reservado…miedo me da…
Así que estamos apurando nuestros últimos días en Chiangmai antes de bajarnos a disfrutar de la playa.
Estuvimos baranjando muchas opciones en cuanto al transporte.
Que si avión, que si autostop, que si combinar ambas…
Al final, bajaremos a Bangkok en bus, allí cogeremos otro bus que nos deja directamente en el katamarán que nos acerca a la isla.
Al llegar a la isla, otro vehículo nos recoge para llevarnos directamente a la puerta del hostal.
Pero eso me gustaría verlo a mi…
Ya te contaré…
Saldremos de Chiangmai el sábado por la tarde y se supone que llegamos a la isla el domingo al medio día.
Podía haber sido peor…
El avión hubiese acortado bastante el trayecto pero nos hubiese salido 4 veces más caro.
Y como lo que tenemos es más tiempo que dinero, ahorramos en transporte por si allí queremos gastar el dinero en otra cosa como, por ejemplo, comer.
Nos han dicho que el bus que nos deja en Bangkok, que es el trayecto más largo, tiene baño y cena.
Puedo pasar sin cena, pero sin baño…
Y como a Manu le pasa al revés, todos contentos.
Los últimos días aquí están siendo tranquilos.
Por un lado, tenemos muchísimas ganas de llegar a la playa y por otro, estamos súper a gusto en Chiangmai y en el Chinda House.
Ayer conocí a nuestro vecino de al lado.
Un catalán llamado Álex (los catalanes nos persiguen) al que le gusta hablar por teléfono con su padre a la 3 de la mañana, todos los puñeteros días.
El chaval me pareció muy majo, pero a las 3 de la mañana lo mataba y tiraba su cuerpo por la terraza para que le hiciese compañía a mis bragas.
Como paso mucho tiempo sola, tengo la oportunidad de hablar con mucha gente.
Hombres, quiero decir.
Hoy cuando he salido a comer, un americano de mediana edad y profundos ojos azules, se ha acercado a preguntarme por mi tatuaje de la espalda.
Me ha costado entenderlo, las conversaciones profundas en inglés se me escapan un poco todavía, así que cuando ha llegado mi comida le he despachado con un «nice to meet you» (encantada de conocerte) y me he sumergido en mi sopa de arroz con jengibre.
Se me ha pasado contarte una peculiaridad de este país…
Aquí no tienen muy claro el concepto de servilletas.
A pesar de que en lo que al papel higiénico se refiere llevan un gran adelanto si lo comparamos con Sri Lanka, India o Nepal, en cuanto al tema «servilletas» andan algo confundidos.
Es un tema delicado…
Es cierto que en algunos restaurantes encuentras algo parecido a servilletas.
Te ponen en un bote trozos de papel, del mismo grosor que el humo, de manera que para limpiarte la boca necesitas coger 10 papelitos de esos.
Si tienes la mala suerte de que el picor de la comida te produzca ganas de estornudar o te provoque moqueo constante, la cosa se complica.
Limpiarse la nariz con ese sucedáneo de papel es lo mismo que limpiarse el culete con la mano.
Debe ser que algún empresario inteligente se ha dado cuenta de la magnitud del problema y ha decidido tomar cartas en el asunto.
Es por ello que en algunos restaurantes, lo que te ponen en el botecito de las servilletas, no son servilletas.
¡Te ponen directamente el rollo de papel higienico!
Nos limpiamos el culo y la boca con el mismo material.
En España nos echaríamos las manos a la cabeza si le pedimos servilletas a un camarero y nos trae el scotex de doble capa.
Pero si lo piensas, tampoco es tan importante.
Alguna ventaja tiene que tener.
Y si alguien la sabe que me la cuente.
Debe ser un decreto real o algo así…
Con eso de que no se puede criticar al rey, no me atrevo a indagar.
Estaba yo contándote esto tan interesante del papel higiénico, cuando han llamado insistentemente a mi puerta.
«¡El «chico de color» sin camiseta de la terraza de en frente!», he pensado…
Y he salido corriendo a abrir…
¡Pues no, oye!
Eran un par de «chicas de color amarillo» despistadas, que debían estar buscando a alguien que, evidentemente, no era yo.
Continuemos…
El hecho de que me pase el día encerrada en la habitación con este chisme que tengo debajo de las manos, no significa que no me pasen cosas interesantes.
Ayer, sin ir más lejos, escuché mucho ruido y corrí a la terraza de nuevo.
Por si «el chico de color sin camiseta» había venido a conquistarme con la tuna de su pueblo.
Tampoco oye…
Por la calle pasaban un grupo de thailandeses, vestidos de rojo y amarillo, con tambores y mucha prisa.
Podía haberlos confundido perfectamente con los seguidores de «la roja», pero como no gritaban ni nada, lo descarté.
Cuando entré a la habitación a por el móvil, para plasmarlo y poder enseñártelo, ya estaban demasiado lejos.
Otra de las cosas que he podido ver desde mi ventana, a colación del post sobre religión que escribí el otro día, es lo siguiente:
Son las 8 de la mañana y estoy haciendo mis ejercicios matutinos.
Voy a abrir la ventana para que se refresque la habitación (me han dicho que en España ya estáis fresquitos sin necesidad de abrir ninguna ventana) y veo llegar a un monje budista.
Al pasar por la puerta de un hostal, sale una mujer.
El monje se para y la mujer le echa dinero en un cestito.
Después se arrodilla con las manos juntas delante de la cara y permanece de rodillas frente al monje un buen rato.
Supongo que estaba rezando.
¿Esta señora será más feliz que yo, o vivirá más años?
¿Cuál es la labor de estos monjes y qué hacen con ese dinero?
No son críticas, repito, no son críticas.
Sólo preguntas que me surgen y que pongo por escrito por si alguien tiene las claves.
La vida es muy interesante desde la ventana de esta habitación, ya lo has visto…
Llegados a esta conclusión, ya no necesito que la habitación este limpia, ni que la cama sea cómoda…
¡Sólo necesito una ventana!
Mis necesidades como ser humano se están reduciendo.
¡Justo lo que quería!
De aquí a la iluminación, me queda un paso.
El día que deje de necesitar la ventana, me buscaré un zulito en una montaña y me compraré una túnica naranja y un plato de plástico, por si alguien quiere echarme algo…
Deliro…creo que necesito un paseo…
Me voy a comer y soy devorada por un mosquito carbón.
Si es que me tenía que haber quedado en la habitación.
Ya he echado el día…
Como cuando empieza a caer el sol, los mosquitos acechan, no creo que el chico de color salga al balcón sin camiseta hasta mañana.
Estaba yo en mis pensamientos…cuando llega Manué.
Este señor, que había decidido justo ayer que se iba a comprar una cinta del pelo y lo iba a dejar crecer, viene del peluquero.
En casi 3 meses de viaje que llevamos me gana 2-0.
Se ha cortado el pelo y afeitado 2 veces y yo ya me puedo chupar las patillas.
Si me vieran mi peluquera Eva y mi peluquero Emilio, no se lo creerían.
Dicen que donde hay pelo hay alegría, ¿no?
PUES ALEGRÍA PARA TOD@S ??????
En una carcel, entro un preso que por vivir en el campo en su tiempo de libertad, disfrutaba de unas vistas preciosas donde cada tarde se sentaba en una piedra apoyado en un arbol aprovechando su sombra, desde alli contemplaba las nubes pasar cambiando de formas continuamente y de suaves matices de color, los pajaros cantando y revoloteando, etc,etc,etc.
En la celda donde lo arrinconaron ni ventana tenia, desolado y sin compañia, entre lagrimas y sollozos la melancolia le consumia.
Tras oirle su compañero de pena en celda contigua y sin poderse ver pues un grueso y alto muro les separaba, a plena voz le pregunto por que tanta tristeza le abatia, joven le suponia y con condena larga, por lo cual su estancia alli muy dificil se le haria.
Contole su contemplaciones cuando de libertad gozaba y en plena naturaleza se recreaba. a lo que su vecino le ofreció, que el, por llevar mas tiempo por fin se hallaba en una celda que a pesar de ser pequeña y con barrotes de una ventana disfrutaba, no era mucho lo que desde alli podia ver, pero si le aliviaba podria encaramarse a las rejas y por las tarde cuando los guardias tranquilos les dejaran, le iria contando la vida que atraves de dicha ventana pasaba.
Asi sucedio durante años hasta que el privilegiado preso con vistas a la vida, enfermo, se lo llevarón los guardias y nunca mas volvio,
Preguntando por el, le dijeron que fallecio, que estaba ya viejo y no aguanto.
Entristecio por la perdida y por no poder oir mas sus relatos acontecidos desde la ventana, de pronto se le encendierón los ojos y al guardia le solicito que de celda le cambiara, no dijo mas para que no sospechara su interes por la ventana.
Al día siguiente volvio el guardía y le ofrecio el cambio de celda, rapido recogio sus miseras pertenecias, almohada, plato y cuchara, giro de inmediato a la celda de su vecino y cuando ya dentro estaba, el guardia las rejas cerraba, clavose de rodillas al ver que que ventana no hallaba. Arranco a llorar y el guardia le pregunto motivo. Le relato las narraciones que el preso ausente cada tarde le contaba observando por la ventana, a lo que el guardia le replico,
Nunca hubo aqui ventana y aunque la hubiese nunca pudo ver nada, pues desde la infancia ciego estaba.
Arranco a llorar ahora agradecido por la vida transmitida y por la lección recibida.
Desde entonces todas las tardes, ojos cerrado volaba al exterior y recorria miles de parajes imaginarios que no por ello irreales como siempre los sintio cuando su vecino se los cantaba.
Besos
Precioso relato Manolo! Desde luego que la vida tiene más que ver con lo que somos que con lo que tenemos. Y si lo poco que tenemos y somos, lo usamos por el bien de los demás, todo empieza a tener sentido. Un abrazo
Sed felices aprendiendo y disfrurando.
Besos
???
Mi querida Tania, he estado muy liada, se nota que la peque ya anda!!! Y me estoy poniendo ahora al día de tus post.
Me río como una loca y me creo que soy yo la que está de viaje!!!
Yo te veo preciosa, de verdad, me encanta cuando te pones la cinta en el pelo. Siempre te lo he dicho en verano cuando la llevabas.
Déjate crecer el pelo!!! no hay nada más cómodo que una coleta!!!
Un enorme abrazo y muchos besos ?
Ya anda la peque?? Cómo pasa el tiempo…Estaré con estos pelos hasta que vuelva, luego ya veremos…jejejjeje. Siempre me gustó lo de la coleta pero es que el pelo corto me encanta. Yo me lo dejo largo y tú te lo cortas. Te parece? jejejej UN MONTÓN DE BESOS