Hay días, incluso largas temporadas, que sientes que no sirves para nada, la frustración te consume, sientes que todo lo haces mal y que jamás podrás conseguir las cosas que te has propuesto.
¡Cómo te entiendo!
Hace poco una amiga me planteaba estas mismas cuestiones y me preguntaba si yo alguna vez me había sentido así…
Sientes que la frustración va a acabar contigo. Es como un monstruo grande y feo que te aplasta y te bloquea, te desgasta y no te permite avanzar.
Nos ha tocado vivir una época en la que, se espera tanto de nosotros, que las expectativas y el estrés que te provoca esto, no te permite ser feliz.
Me encantaría presumir de que yo no siento frustración, pero te estaría engañando.
Yo también me levanto muchas mañanas con la sensación de que me voy a comer el mundo y cuando le doy bocaditos pequeños me invade una sensación de inutilidad que me cuesta mucho soportar.
Lo quiero todo ¡ya! y perfecto, igual que te pasa a ti.
Te has hecho una idea de lo que deberías haber conseguido, a tu edad, y el balance te sale negativo. Además, todo a tu alrededor te recuerda continuamente que no estás dando la talla.
Esto, lejos de darte impulso, te genera más frustración aún.
“¿Para qué lo voy a intentar si es muy difícil que lo consiga?”…
Y es posible que nunca lo consigas, que tus expectativas sean muy altas y que hayas dejado tu felicidad en manos del futuro, que no existe.
¿Qué pasaría si así fuese?
Pregúntate:
– ¿Qué pasaría si no consiguiese lo que quiero?
– ¿Tengo que esperar a tener ese trabajo que deseo para ser feliz?
– ¿Tengo que esperar a que la paz me la traiga el futuro?
– ¿Puedo alcanzar la perfección sin morir en el intento?
– ¿Voy a esperar a que aparezca la pareja adecuada para hacer las cosas que me gustan?
– ¿Merece la pena seguir luchando contra mi misma, cada día, sintiendo el cansancio más absoluto, cuando la felicidad es algo que podría tener ya?
– ¿Por qué esa frustración? ¿Dónde me lleva?
Quiero averiguarlo contigo, porque este artículo también es muy importante para mi propio crecimiento.
Te aviso de que me ha quedado un atículo extenso y con mucho contenido útil, o eso creo. Así que prepárate un té, o lo que sea que acostumbras a tomar en estas ocasiones, e intenta asimilar todo con calma para que la frustración te deje terminar.
Y ahora…¡acompáñame!?
¿QUÉ ES LA FRUSTRACIÓN?
Llamas frustración al sentimiento que se genera en ti cuando no puedes satisfacer un deseo que te habías planteado previamente.
Por ejemplo:
– En dos meses tengo que haber conseguido el trabajo de mi vida.
– Antes de los 30 habré encontrado a mi príncipe azul.
– A los 35 ya tengo que haber tenido 2 hijos.
– De aquí al verano tendré tableta de abdominales.
– A los 40 ya seré una mujer completa, sabia, feliz y con la vida resuelta.
¿Quién no se ha puesto alguna vez este tipo de metas y todo ha acabado en frustración y poco más?
Llegas a los 35 y…
– ni tienes el trabajo de tu vida,
– ni tu pareja se parece a Will Smith, en nada,
– no hay tableta de abdominales ni mucho menos,
– y si quieres ser una mujer completa, sabia y feliz a los 40, vas a tener que trabajar un poquito este sentimiento de frustración que te acompaña.
Las metas y las expectativas están muy bien si te sirven para impulsarte y llegar más lejos. Pero todo lo que te frena y te bloquea necesita ser revisado y visto desde otra perspectiva.
Estás de acuerdo con esto, ¿a que sí?
¿POR QUÉ TE SIENTES FRUSTRADA?
Vivimos en una sociedad que nos exige tener «éxito» para ser felices.
Un éxito mal entendido, que si no se adapta a lo que queremos en realidad, nos genera doble frustración: frustración porque no alcanzamos el éxito que impone la sociedad y frustración si ese éxito que plantea la sociedad, y te empeñas en buscar, no es lo que consideras éxito para ti.
Esto en las sociedades primitivas, donde sólo tenían que preocuparse por satisfacer sus necesidades primarias, no pasaba.
Y está muy bien que quieras tener éxito y lograr tus propósitos a toda costa, pero sin morir en el intento por favor. Estableciendo tus necesidades sin pensar en lo que los demás esperan de ti.
Sólo tú puedes saber lo que necesitas realmente para ser feliz.
Te sientes frustrada porque planeaste algo en lo que pusiste muchas expectativas y no has podido llevarlo a cabo por los motivos que sean.
Debido a ello, te invade una sensación de malestar, de decepción, quizá incluso de impotencia y de “no sirvo para nada”, que dificulta que tu motivación se mantenga en las cotas necesarias para alcanzar ese objetivo en un segundo intento.
¿Por qué reaccionas así y no de otra manera?
¿La frustración es lógica?
Pues yo diría que sí, totalmente lógica en el mundo en que vivimos y en los círculos en los que nos movemos.
La sociedad occidental actual se rige por parámetros como la inmediatez, la impaciencia, el prestigio social.
Lo quieres todo ya, no eres capaz de esperar resultados que no se den a corto plazo sin sentirte inútil y además tienes que soportar que tu prestigio social se vea comprometido por no conseguir los objetivos que te habías propuesto.
¿Cómo te va a mirar la gente si no consigues ese trabajo?
¿No estás cansada de que te pregunten a qué esperas para ser madre?
Si estás soltera a los 30 será muy gracioso, porque tendrás que aguantar comentarios de todo tipo sobre el punto exacto que tiene que tener “tu arroz”.
¿Y si dejases de frustrarte por lo que puedan pensar los demás, incluido tu ego, y empiezas a aceptar la situación con calma?
TIPOS DE FRUSTRACIÓN
Kurt Lewin distingue los siguientes tipos de frustración:
– Frustración por barrera: te frustras cuando existe un obstáculo que te impide alcanzar tu objetivo.
Por ejemplo: quieres participar en la carrera del domingo, para la que llevas meses preparándote, pero te has torcido un tobillo y no puedes.
– Frustración por incompatibilidad de dos objetivos positivos: cuando existe la posibilidad de alcanzar dos resultados positivos pero incompatibles entre sí, también aparece la frustración.
Por ejemplo: tienes que decidir entre ir a tomar café con una amiga o gastar el bono del spa que te regalaron por tu cumple. Te apetece hacer las dos cosas, pero tener que elegir entre dos opciones positivas, dejando una para otra ocasión, también te produce frustración.
– Frustración por conflicto evitación-evitación: tiene lugar por la huida de dos situaciones negativas. Las dos situaciones nos disgustan por igual, pero tenemos que elegir a la fuerza.
Por ejemplo: te detectan una hernia discal y el médico te plantea medicarte de por vida o pasar por quirófano. Ninguna te vale, evitas tomar la decisión, y eso también te frustra.
– Frustración por aproximación-aproximación: cuando algo tendrá resultados positivos y negativos en igual medida, aparece la frustración ante la dificultad para decidir.
Por ejemplo: si cambias la vitrocerámica podrás cocinar más cómodamente pero tendrás que hacer un desembolso que ahora mismo no es sencillo. Ambas posibilidades (cambiar la vitro y no cambiarla) tienen resultados positivos y negativos, pero te cuesta tomar la decisión y aparece la frustración.
CÓMO REACCIONAS ANTE LA FRUSTRACIÓN
La frustración provoca que utilices mecanismos de defensa como la rabia, la angustia, pensamientos destructivos, ansiedad, que sólo consiguen empeorar tu situación.
Cuando te sientes frustrada te sientes:
– Ineficaz
– Con la autoestima por los suelos
– Sin ninguna motivación
– Desilusionada
– Fracasada
Las personas como tú y como yo, que tenemos baja tolerancia a la frustración, solemos manifestar rasgos de personalidad parecidos. No todas las personas que sufren de frustración tienen estas características a la vez, ni mucho menos, pero ponerle nombre puede ayudarte a reconocerlas para poder hacerles frente.
Si tienes baja tolerancia a la frustración puede que seas una persona con alguna de estas características, o con todas:
– Impaciente: lo quieres todo para ayer y como eso es imposible las ataques de ira se intercalan con temporadas de tristeza extrema, ante la incapacidad para esperar resultados. En este caso, como bien dice Borja Vilaseca en su artículo: “la impaciencia no sirve para nada”.
– Impulsiva: te cuesta mucho controlar tus emociones.
– Exigente: sobre todo contigo misma y de rebote con los demás.
– Más susceptible a padecer cuadros de ansiedad o depresión: es muy fácil caer en patologías de este tipo si la frustración es una constante en tu vida.
– Egocéntrica: crees que el mundo gira a tu alrededor y que te lo mereces todo por existir. Cuando te das cuenta de que no eres el centro del universo, te frustras.
– Inflexible: tienes un carácter y un comportamiento bastante rígido que te impide lidiar con las situaciones que no tenías previstas.
– Con baja capacidad de adaptación: te cuesta mucho aceptar los cambios que no has decidido tú previamente.
– Radical: ves las cosas en blanco o negro, no hay grises para ti. Todo o nada, o contigo o sin ti.
– Fácilmente desmotivable: como tu tolerancia a la frustración es muy baja, cuando no consigues lo que quieres de inmediato, no eres capaz de mantener la motivación que te ayudará a seguir intentándolo hasta conseguirlo.
– Chantajista emocional cuando las cosas no salen según tus expectativas: si puedes usar el chantaje emocional para conseguir aquello que no llega y que, según tú, ya debería haber llegado, no dudarás en chantajear emocionalmente a quien haga falta para acortar el camino que te lleva a tu objetivo.
¡Una joyica vamos! ?
Es broma mujer…No quiero que esto te sirva para frustrarte más, sino todo lo contrario. ¿Sabes por qué? Porque, querida amiga, como digo siempre…
todo lo menos bueno que hay en nosotras y en nuestra vida, se puede convertir en el maestro perfecto para crecer, evolucionar y conseguir todo lo que nos propongamos.
Eso sí, de una forma más sana de la que estás acostumbrada.
Como también creo que para cambiar algo es imprescindible conocerlo y aceptarlo, es importante que tengas en cuenta cómo te manejas con la frustración, aunque todo lo que acabo de contar no se cumpla en ti en todo momento.
No eres flexible o inflexible siempre, ni chantajista siempre, ni impaciente siempre. Sólo hay veces que te comportas de una manera, veces que te comportas de otra, y veces que todo se mezcla y ¡no pasa absolutamente nada!
¿QUÉ PUEDE TENER DE POSITIVO LA FRUSTRACIÓN?
Pues si no te das cuenta de que la padeces, no te va a poder aportar mucho más que sufrimiento.
Lo bueno de ti es que ya te has dado cuenta que te sientes muy frustrada y además estás dispuesta a cambiarlo.
¡Enhorabuena! ¡Ya tienes la mitad del camino recorrido!?
Aunque hay muchos estudios como este que dicen que la tolerancia a la frustración debe empezar a trabajarse en la infancia, ya vamos tarde para eso ?
No te va a quedar más remedio que trabajarla ahora.
La frustración no aparece sólo cuando hay algo en tu vida que no has conseguido. La frustración también aparece cuando, aunque consigues aquello que te has propuesto, no lo haces según el nivel de exigencia que te habías marcado.
Madre mía qué cansancio, ¿no?
Eso que ha sucedido por debajo de tus expectativas no ha podido ser gestionado de una forma positiva y es lo que te genera los problemas.
Las emociones no son malas o buenas en sí, se convierten en malas o buenas en función de tu capacidad para lidiar con ellas y extraer sus aprendizajes.
La frustración es una respuesta normal, natural y que todo el mundo siente alguna vez. Que no dramatices es muy importante.
Si entras en el círculo vicioso que te suele provocar la frustración, lleno de pensamientos negativos que comprometen seriamente tu autoestima, es mucho más complicado que lo veas como algo positivo.
Porque a lo que viene la frustración es a enseñarte cosas como estas:
– La vida lleva su ritmo, por mucho que tú quieras correr.
– Ponerse metas es muy sano siempre y cuando estés preparada para aceptar que puede que no consigas lo que quieres, en el momento exacto en que lo quieres.
– Cuando algo no llega a tu vida es porque aún necesitas aprender muchas cosas antes de recibirlo.
– Quizá estés buscando en el lugar menos adecuado.
– Puede que las cosas que desea tu ego no sean las que necesita tu alma.
– Aceptar lo que la vida te da es la única manera de lograr algo mejor.
– Disfrutar mientras perseguimos nuestros sueños es mucho más importante que llegar a ellos.
¿QUIERES SABER DE QUÉ VA VESTIDA MI FRUSTRACIÓN?
Pues te lo voy a contar…
En el momento de mi vida en que me encuentro, no puedo evitar sentirme perdida en muchas ocasiones. No porque no sepa lo que quiero, porque casi siempre lo sé, sino porque a mi tampoco me salen las cosas con la rapidez con la que me gustaría que me saliesen.
Me sorprendo muchos días con esa ansiedad que me bloquea el diafragma y me dice: “para, respira, está todo bien, ¿merece la pena tanta prisa?”.
Realmente ¿a quién tengo que rendirle cuentas?, ¿qué pasa si el artículo no sale el lunes y sale el martes?, ¿me voy a morir de hambre debajo de un puente si no empiezo a ganar dinero ya?
Es muy poco probable que ocurra alguna catástrofe si las cosas no me salen en los tiempo que me he marcado.
Lo que sí es una catástrofe es postergar mi felicidad, mi tranquilidad y mi serenidad por un objetivo que en ningún caso es de vida o muerte.
He tenido que aprender a pararme, reflexionar, gestionar la frustración mucho más que nunca y darme cuenta de que no merece la pena, se mire por donde se mire.
10 CLAVES PARA LIDIAR CON LA FRUSTRACIÓN
Sí, que me calle y te empiece a dar soluciones, ok…aunque realmente ya te las he dado casi todas.
A lo largo del post no he tenido muy en cuenta un consejo muy sabio que me dio Juan, de Aprendizaje y Vida, en una ocasión que le pedí su ayuda para manejar mis propias frustraciones.
Juan me dijo lo siguiente:
«Muchas veces la frustración no viene de no conseguir nuestros objetivos, sino de que no comprendemos cuales son realmente nuestras necesidades y el cómo buscamos satisfacerlas»
Así que aquí van las 10 claves. ¡A por ellas que tienen mucha chicha!
1. Identifica tus necesidades y cómo intentas satisfacerlas
Es muy importante que te conozcas y entiendas por qué haces las cosas que haces y por qué sientes las frustraciones que sientes.
Para ello, te ayudarán mucho estos dos artículos de Juan: el del jinete y el elefante y el artículo sobre dolor y placer.
2 . Huye de la perfección
“Nunca digas nunca, ni este cura no es mi padre”, en este caso no nos sirve. Puedo asegurarte que nunca vas a conseguir ser perfecta y que además eso es bastante aburrido, supongo ?
Aléjate de la búsqueda de la perfección si quieres ser feliz y superar la frustración.
3. No te dejes llevar por lo que los demás esperan de ti
Lo que los demás (la sociedad, tu madre, tu pareja, tus amigos, tu ego) quieran de ti, no es asunto tuyo. Busca sólo aquello que te haga estar en paz contigo misma.
4. No apuestes todo a la misma carta
Aunque yo este punto no lo tengo muy claro, en muchos artículos sobre la frustración que he estado leyendo para contrastar información, hablan de tener un plan B.
Puede estar bien e incluso funcionar.
Si tienes otras alternativas, a parte de tu objetivo principal, te será más fácil tolerar la frustración porque has barajado otras opciones y puedes ir a por ellas si falla la primera.
5. Apuesta todo a la misma carta
Efectivamente, lo contrario a lo que te he dicho antes. Y es que tienes que empezar a dejar de verlo todo en blanco o negro y usar las mezclas cuando puedan servirte.
Apostar todo a la misma carta puede darte más fuerza y perspectiva para conseguir tu objetivo más rápidamente porque todo tu foco está puesto en una única opción.
Pero ¡cuidado!, si apuestas todo a la misma carta tienes que tener muy en cuenta el siguiente punto.
6. Acepta lo que venga
La capacidad de aceptación que tengas es quizá el requisito más importante para que consigas superar la frustración.
A veces alcanzarás tus objetivos en el momento justo, a veces los alcanzarás más tarde y a veces no los alcanzarás porque no estaban en tu camino, por muchas ganas que tú tuvieses.
Acepta que la vida fluye a pesar de ti y que cuando no consigues algo la vida sigue y tú puedes ser feliz a pesar de ello.
Sin autoestima eres un barco a la deriva. Vas a seguir teniendo problemas y momento bajos por mucho que mejores la relación contigo misma, pero si el aprecio que te tienes es mayor que tu frustración, será muy difícil que las dificultades que se te presenten te hagan sentir inferior.
Vales lo mismo tanto si consigues tus objetivos como si no lo haces.
Vales tu peso en oro, incluso cuando no cumples con tus expectativas.
¡Que esto no se te olvide!
8. Agradece lo que venga
Aceptar lo que venga y agradecerlo después te va a dar mucha paz.
Cuando algo no te salga tan bien como querías, puedes decirte:
“Bueno, no se acaba el mundo, gracias a esta situación seguro que puedo aprender otras cosas”. Y busca ese aprendizaje para enrriquecerte.
Aprende a utilizar el poder de la gratitud.
9. Dale la vuelta a la tortilla y pon el foco en lo positivo
Las cosas son buenas o malas en función de cómo decidas mirarlas.
Cuando la frustración asome la cabeza, usa todo eso que antes era negativo (falta de ilusión y motivación, sensación de fracaso, ansiedad, etc) en tu beneficio:
Cuando te des cuenta de que te sientes así, cambia esa sensación y esos pensamientos por exactamente lo contrario.
Pero cuidado con eso también, no se trata de tapar y autoengañarte.
Primero se acepta lo menos bueno que ha llegado, se agradece porque te va a enseñar algo y después le puedes dar la vuelta para que juegue a tu favor.
10. No te presiones
No te obligues a estar siempre bien y con el ánimo por los aires. Date permiso para estar menos activa cuando sientas que no puedes más. No pasa nada.
CONCLUSIONES
La frustración puede ser una emoción muy limitante y desesperante pero si sabes relacionarte con ella podrás llegar allá donde te propongas.
Sé que no es fácil y que quizá aún tengas muchas dudas, pero intenta no frustrarte de nuevo y dar pequeños pasitos que te lleven a conseguir tus objetivos.
Pequeños, muy pequeños, pero que al proporcionarte más confianza en ti misma te van a liberar de tanta auto exigencia y te van a posibilitar reconocer el valor que tienes.
¿Y si eso no pasa?
¡Pues a seguir viviendo que son dos días!
No dejes que tus emociones te controlen. Deja que salgan para enseñarte cosas y busca la dirección que te de más serenidad por el camino.
Sé que hay días de euforia y días que no puedes levantarte de la cama, déjalo estar y deja de presionarte.
La meta es el ahora y el camino es igual de importante que aquello que quieres conseguir.
¡Tópico pero cierto!
Espero que te hayas dado cuenta de cómo te manejas con la frustración y cómo puedes empezar a cambiarlo.
Para cualquier cosa, te espero en los comentarios.
TU PARTICIPACIÓN ES FUNDAMENTAL Y SEGURO QUE TU OPINIÓN PUEDE AYUDAR A OTRAS PERSONAS
COMPARTE para que podamos llegar a más gente.
Pero prometo no frustrarme si no lo haces ?
¡QUE SIGA LA REVOLUCIÓN!
UN ABRAZO SIN EXPECTATIVAS