La belleza y el feminismo están de moda: juntos y tal vez también por separado.
Justo la semana pasada, una de las alumnas de mi curso TúPoderosa, me planteaba una cuestión a la que yo misma llevo dándole vueltas varios meses:
Se puede entender el cuidado de la belleza exterior como un elemento más a cuidar para tener una buena autoestima?
O preocuparse por la belleza exterior es un tema totalmente superficial?
Ten en cuenta que yo me dedico fundamentalmente al mundo de la salud física (alimentación y ejercicio), y está totalmente ligado al mundo de la belleza. Pero la diferencia la marca el tipo de enfoque.
En este artículo reflexionamos sobre ello.
LA BELLEZA Y EL FEMINISMO PUEDEN IR DE LA MANO?
Durante muchos años creí que la belleza exterior no me preocupaba pero:
- Me preocupaba ir bien vestida.
- El color de mis uñas siempre conjuntaba con mi vestuario.
- Iba a la peluquería asiduamente.
- Me depilaba todo lo depilable.
- Usaba cremas para cada una de las partes de mi cuerpo.
- Y el deporte era, además de una diversión y un trabajo con el que me ganaba muy bien la vida, una forma sencilla de mantener mi cuerpo en línea.
Pero pensaba que la belleza exterior no era una preocupación para mí.
Lo que sí me preocupaba eran las desigualdades que observaba entre mujeres y hombres, fruto de esta construcción social que llamamos patriarcado.
Por tanto, la belleza y el feminismo aún no tenían ninguna relación para mí.
CUANDO TU PROCESO PERSONAL TE MUESTRA TUS CONTRADICCIONES
El paso de los años y los diferentes motivos que me acercaron al mundo del desarrollo personal y la terapia (curiosidad, necesidad de cambiar a las personas de mi entorno, bulimia, relaciones sentimentales fracasadas, vacío existencial…) me permitieron ver las contradicciones más grandes en las que vivía.
Por un lado el feminismo me corría por las venas hasta el punto de dedicarle a él toda mi carrera en la Universidad y, por otro lado, me mostraba como una mujer «normal» preocupada por su imagen exterior (en exceso, como una mujer «normal» también).
Pero aún me faltaba mucho para tomar conciencia de ello.
EL FIN DE LAS CONTRADICCIONES ENTRE LA BELLEZA Y EL FEMINISMO: EL MINIMALISMO EXISTENCIAL
Cuando a mis 33 años, sintiéndome más lúcida que nunca, decido dejarlo todo y hacer un gran viaje por Asia junto a mi pareja, mi mente se abre hasta límites indescriptibles.
Descubro que no necesito nada de lo que me daba identidad en mi vida habitual. Y es triste decirlo pero, las cosas que me daban identidad eran:
- Mis modelitos diferentes para cada día.
- Mis decenas de zapatos de tacón para cada ocasión.
- Mi forma de maquillarme.
- Mi pelo perfecto con su correspondiente secador y utensilios varios.
- El resto de productos para el «cuidado» diario sin los que no sabía vivir.
- Mi trabajo como instructora de disciplinas físicas diversas que me permitían mantenerme en forma sin esfuerzo.
Pero cuando te vas a Asia como mochilera durante 7 meses tus prioridades cambian.
Lo que no significa que haya que irse de viaje, pero a mí me ayudó muchísimo.
Cuando junté la idea de la belleza y el feminismo en relación al Minimalismo Existencial que defiendo a capa y espada, mis necesidades se redujeron y mis prioridades cambiaron.
Mi prioridad empezó a ser: disfrutar del momento y escucharme.
En qué momentos no disfrutaba del momento ni me escuchaba:
- Cuando iba de compras.
- Cuando perdía 1 hora de mi tiempo en elegir modelito para las diferentes ocasiones.
- Cuando llevaba tacones mortales aunque los pies me sangrasen.
- Cuando tenía que tener cuidado de lo que hacía con la intención de mantener el maquillaje perfecto.
- Cuando pasaba media hora cada mañana arreglándome el pelo.
- Cuando me negaba a hacer cosas que podían despeinarme, desmaquillarme o hacerme llevar una ropa que no me gustase.
Y surgieron las preguntas…
«Si no disfruto con esto y además me parece una absoluta pérdida de tiempo, por qué lo hago?».
ESCUCHA LO QUE TIENES QUE DECIRTE Y SÉ HONESTA CONTIGO MISMA
En ese momento, el tema de la belleza y el feminismo me empezaron a importar en su conjunto.
Hacerme preguntas me llevó a aprender a escucharme y, por tanto, a obtener respuestas.
Llegué a las siguientes conclusiones:
- No compraba ropa para mí, ni me maquillaba para mí, ni me arreglaba para mí, ni hacía deporte para mí.
- La motivación que me llevaba a cuidarme por fuera era agradar a otras personas, haciéndome perder tiempo, dinero y energía.
- Tenía la creencia inconsciente (que a nivel consciente no la veía) de que cuidar mi aspecto me hacía ser más valiosa.
Hacía todas esas cosas porque:
- Me habían programado para ello por el hecho de ser mujer.
- Todas las mujeres lo hacían y nadie se fijaría en mí si me olvidaba de todo eso.
- La presión social al respecto es tan brutal, solo con las mujeres, que hay que ser muy consciente y muy valiente para hacerle frente. Y no todas, en todo momento, estamos preparadas para ello.
Y hasta aquí podrías deducir que mi opinión es que la belleza y el feminismo no pueden ir de la mano.
CUANDO, A PESAR DE TODO, EL CONFLICTO INTERNO CONTINÚA
En los momentos en los que me pregunto si estaré siendo muy radical, descubro a mujeres como Eva Villar, a la que entrevisté, que me dan una visión un poco diferente del tema.
Pero, cuando vuelvo a escucharme y a reflexionar, son visiones diferentes que siguen sin convencerme del todo.
Incluso cuando hago estas preguntas a otras mujeres y recibo estas respuestas:
- «Yo es que me arreglo para mí»…
Siguen sin convencerme.
Porque si les pregunto a estas mujeres si cuando están en casa solas van maquilladas, arregladas y en-taconadas la respuesta es NO.
Si te arreglas solo para salir a la calle no te estás arreglando para ti. No crees?
Y LLEGA ALGUIEN A ROMPERTE LOS ESQUEMAS
En esas disertaciones me encontraba cuando apareció Nerea Allende, de Newhighstreet, en mi vida, y me invitó a su evento llamado «Bella por dentro, bella por fuera».
Yo ya conocía el trabajo de Nerea como Coach de Imagen para mujeres y no tenía muy claro que su mensaje pudiese relacionarse con el mío sin generar polémica.
Para ser sincera, pensé que mi intervención en su evento podría dinamitarlo, y en principio me negué.
Después, conciendo un poco mejor a Nerea y su forma de trabajar, me pareció que era una gran oportunidad para mí:
- Podría dar mi punto de vista a miles de mujeres preocupadas por su imagen.
- Conocería a otras profesionales con diferentes puntos de vista de las que podría enriquecerme.
- Seguiría abriendo mi mente y obteniendo conclusiones sobre este tema que tanto me preocupaba.
Así que acepté el reto y colaboré con ella en este evento que, en apariencia, no tiene nada que ver conmigo.
CONCLUSIONES
A día de hoy, la belleza y el feminismo juntos me siguen generando contradicciones. A pesar de que mi trabajo está enfocado en que tengas un cuerpo sano, fuerte y bonito.
Me cuesta entender que las mujeres nos sometamos a ciertas torturas (como los tacones) de forma voluntaria y no por programación inconsciente o presión social.
Si quieres contarme tus impresiones desde ya, te espero aquí abajo en los comentarios.
Qué piensas tú?
Crees que la belleza y el feminismo pueden ir unidos?