Como lo oyes, Manué se ha largado y me ha dejado sola en Penang.
Que no cunda el pánico que es para bien.
Como este niño no ha tenido bastante con el retiro de meditación que hicimos en Sri Lanka, ha decidido volver a marcharse a hacer otro.
Sinceramente, a mi no me apetecía. Pero el motivo principal es que necesito meterle mucha caña al blog y no quería dejarlo parado otra vez.
A mi lo de quedarme sola no me preocupa. Me encanta la soledad y la disfruto muchísimo. Pero es innegable que después de pasarme 4 meses, 24 horas al día con este tío, le voy a echar de menos.
Además, van a ser 10 días de desconexión total. No sólo no le dejan usar el móvil, ni nada que se le parezca, sino que se lo quitaron según llegó al retiro.
¡Confiscado! Como si estuvieran en el cole…
Aunque esté sola en Penang, la ciudad es bastante grande y tiene de todo. No es complicado manejarse por aquí. Y a su vez, me he cogido un hostal muy apañado para estar lo más cómoda posible.
En este hostal se puede comer en el suelo del baño. Está impresionantemente limpio. Más caro, unos 20€ la noche, pero súper acogedor.
¡Hasta aire acondicionado tengo en la habitación!, en esta ciudad nos se puede vivir sin aire acondicionado. Me río yo del agosto de Linares amiga.
¡Estoy pasando calor del bueno! ¿Te lo puedes creer?
Obviando el calor sofocante que hace aquí, voy a dejar de dramatizar porque no estoy sola del todo.
Nuestros amigos de Melaka también están en penang y les veo a ratitos.
Ayer, después de cenar con Silvia, Isaak y Mireia me vine pronto a casa. Nos despedimos de Mireia que ya no nos la volvemos a encontrar en el viaje.
Espero volver a verla en mi país o en el suyo. Ella ya me entiende…
La noche anterior, con eso del lanzamiento del blog, no había podido dormir nada y quería acostarme temprano.
También quise irme pronto porque había quedado para hacer skype con mi madre. Está preocupada ella porque su hija se ha quedado solita. Una cosa que a mi madre no le pasa muy a menudo.
Ya le he dicho que soy una niña mayor, pero no sé si se ha quedado muy convencida.
Mi padre no me ha dicho ni mú, pero seguro que está súper preocupado también…Igual de preocupada que estoy yo porque me ha dicho mi madre que van a tener que usar mi coche en mi ausencia.
¡Mi coche, mi bebé!
Mira que yo no soy materialista pero echo tanto de menos mi coche…
¡Es lo único mío que tengo!
Cuando vuelva me lo voy a comer a besos. Seguro que él también me está echando mucho de menos, nadie le cuida como yo.
Al final, acabé acostándome a las tantas. Me daba bastante pereza meterme en la cama sin Manué. Para qué nos vamos a engañar.
DÍA 1 SIN MANUÉ
No he dormido tan mal como pensaba. Me he levantado con tranquilidad y me he ido a dar una vuelta por la ciudad, buscando un sitio para desayunar.
Cómo cambia la actitud de la gente cuando te ven sola.
Después de dar miles de vueltas buscando un sitio donde pudiese desayunar algo que no fuese comida china, he encontrado una cafetería muy chiquitita.
Una mujer musulmana, que estaría pasando una calor con tanto velo que pa qué, me ha preparado unos huevos con tostadas y un café blanco, bastante rico.
Lo del café blanco es algo típico de aquí, que no conocía, y está para chuparse los dedos.
No he desayunado muy cómoda. Cada hombre que pasaba y me veía sola me seguía con la mirada.
¿Me abré peinado mal?
¡Ah no, si ya no me peino!
Después, han llegado un grupo de chinas a comprar comida para llevar y también les he debido parece una especie curiosa.
¡Me queréis dejar desayunar tranquila!
Pero de repente, cuando se han ido las chinas, han empezado a llegar unos 10 policías en grupo.
Ostras…¡qué respeto!
Me miraban de arriba abajo…
He pensado: «mierda, me tenía que haber puesto sujetador».
No podemos olvidar que estamos en un país musulmán y lo mismo eso no está bien visto y yo no lo sabía…
Que te detengan por no llevar sostén es bastante ridículo, ya lo sé, pero oye, yo he pensado eso y así te lo cuento.
Se han puesto a charlar con la camarera, muy tranquilotes. Cuando ya se iban, el que parecía el jefecillo se pone a hablar por teléfono justo delante de mí. Le ha faltado sentarse en mi mesa.
«Ahora es cuando me detienen, verás…», he pensado yo.
Pero no, el señor quería conversación.
Que de dónde eres, que si estás sola, que si cuánto tiempo llevas en Malaysia…Me ha sometido al tercer grado pero sin llevarme a comisaría.
Le tenía que haber preguntado su nombre y haber anotado su número de teléfono. No está de más tener contactos en las altas esferas…
Y hemos rematado la mañana cuando la camarera me ha dicho que me parezco a la actriz de «Fast and Furious». Como no tenía ni idea de quién era, la he buscado en internet. Y oye, es bastante guapa.
Tendré que volver a desayunar allí mañana.
DÍA 2 SIN MANUÉ
Hoy no ha dormido aquí ni dios.
Justo en la habitación de al lado me han puesto a un oso con aspecto de humano, que cada vez que roncaba hacía retumbar mi cama.
¡Pues claro que me he puesto los tapones!
Los tapones, la música del móvil y todo lo que se me ha ido ocurriendo. Pero vamos que ya te he dicho que es un oso. No es tan fácil callar el rugido de un oso. A ver si te enteras ?
A las 7, harta de dar vueltas, me he ido a caminar un rato. Es una forma genial de ir conociendo la ciudad. Le he comprado plátanos a una señora muy «simpática» que creo que me ha timado, he desayunado en el mismo sitio de ayer y a currar.
Al medio día, había quedado con Silvia, Isaak, Barbara y Lucas para comer. Isaak tenía antojo de pato, ha buscado un sitio donde lo cocinasen y nos ha dirigido hasta allí.
Mi querido amigo, ha pensado que era muy buena idea dar un paseazo bajo un sol de justicia, a las 2 de la tarde.
Te quiero Isaak, lo sabes, me recuerdas mucho a mi, pero casi nos desintegramos.
Lo más divertido ha sido cuando hemos llegado, sudando como «patos» y ¡estaba cerrado! Hasta lueguiiiiiiii.
Y debe ser que no hemos tenido bastante con un paseo, que nos hemos dado otro, más largo todavía.
Al final, hemos acabado en una hamburguesería cercana a mi hostal. Lo que después me ha venido fenomenal.
Cuando he vuelto a casa, la dueña del hostal quería hablar conmigo. Le había pedido cambiarme de habitación para no tener que pegarle un puñetazo al oso en mitad de la noche, pero me había dicho que no podía ser.
¡Pero va a ser que sí!
Me dice que como el oso se va mañana, esta noche me cambia a una habitación de las de abajo, donde no podré oirle ni de broma. O eso espero. Al día siguiente podré volver a mi habitación que, por cierto, me gusta mucho.
Y efectivamente, duermo como un bebé, totalmente ajena a los ronquidos de este señor.
DÍA 3 SIN MANUÉ
Hoy también me levanto temprano, pero no salgo a caminar. He vuelto a quedar con los amiguetes para comer y ya me pegaré la caminata buscando el restaurante que tengan pensado visitar esta vez ?
La verdad es que suelen acertar bastante con los sitios que eligen. Y lo de las caminatas siempre viene bien.
La elección de hoy ha sido un vegetariano con el que teníamos muchas expectativas. Quizá por eso nos hemos quedado un poco desilusionados.
Mis espeguettis con crema de calabaza estaban buenos, pero escasos. Y los espaguettis de Silvia, que supuestamente eran al pesto, parecía que lo único que llevaban era Anís del Mono. Una cosa muy rara…
Como colofón, yo me he pedido una especie de plasta picante e Isaak una gelatina con sabor a agua con azúcar.
Pero lo importante es disfrutar de la compañía, cuando no te queda otra ?
Después de la comida, una nueva despedida. Barbara y Lucas parten mañana para Filipinas y nuestro viaje no nos volverá a cruzar. Ojalá nos crucemos en otro momento. Son una pareja realmente agradable.
Y en principio, Silvia e Isaak que se pensaban quedar hasta el martes, se marchan mañana también. Pero como ellos se irían por la noche, aún tengo tiempo de despedirme.
Lo que viene siendo absrudo, porque nos vemos en la playita de nuevo, cuando Manu salga de su retiro. Así que se supone que mañana sí que me quedo más sola que la una.
Si te parece que lo digo con pena, no sufras. Suelen sentarme genial unos dias de soledad, a pesar de que a mi suegri y a mi amiga Lydia no les quede muy claro.
Son las únicas personas que me escriben todos los días para preguntarme cómo estoy. Y yo lo agradezco oye. Siempre es bonito saber que hay gente pendiente de ti ?
Será que mi familia me conoce mejor y sabe que estoy divinamente…¿O será que no me quieren?…No voy a darle muchas vueltas a esta idea ?
Lo más gracioso del día ha sido lo siguiente:
En el hostal, los baños son compartidos. Aunque la gente se mete vestida a la ducha y mi habitación es la que está más alejada del baño, yo me desvisto en la habitación. Después me pongo mi toalla y me dirijo a la ducha. Paso de llevarme todos los apichusques.
Hoy, al ir a ducharme, me he llevado el cepillo de dientes para lavármelos antes. Así que estaba en el baño, con la toalla enrrollada al cuerpo, lavándome los dientes tranquilamente.
En esto que ha llegado un muchacho, me ha pedido perdón y se ha metido a la ducha.
He supuesto que me pedía perdón por cortesía, como si le hubiese parecido que invadía mi intimidad, pero por cumplir más que por otra cosa.
Cuando yo he salido de la ducha, el chaval ya no estaba. Camino de mi habitación, enfilo el pasillo y me lo vuelvo a encontrar. Pero se da la vuelta corriendo.
Digo: «se le habrá olvidado algo».
Pero no. A la vuelta del pasillo, el muchacho y un amigo de éste se habían quedado esperando a que yo pasase, para girarse al tiempo que se tapaban los ojos y volver a pedirme disculpas.
Les ha faltado llorar de los nervios.
A ver si voy a llevar la toalla mal puesta y estoy enseñando alguna intimidad, pero juraría que no…Pondría la mano en el fuego porque no se me veía absolutamente nada.
Eran dos chicos jóvenes y yo sólo iba con la toalla enrrollada al cuerpo. ¿Cómo reaccionarán cuando vean a una mujer en topless?
Gracias Señor por no haberme dado grandes pechos, qué problemáticos serían.
Ha sido muy gracioso. Creo que para ellos no tanto. Ya no salen de la habitación para todo el día.
Pero la cosa no acaba aquí…
Estaba yo haciendo un skype con mi amiga Araceli, por fin, y llaman a la puerta. A todo esto, yo con las pintas más horribles que te puedas imaginar: los pantalones de elefantes en blanco y negro, una camiseta verde de Manué, un pañuelo azul al cuello y unos pelos que no me reconocerías.
No me he molestado ni en levantarme a abrir, pensando que sería un ruido sin más. Pero a los 2 minutos vuelven a llamar.
Era el muchacho de la ducha, que por cierto es súper mono, que después de maquearse y verterse el bote de perfume por encima, ¡venía a invitarme a salir!
Ni mirarme a los ojos ni nada claro. Con la cabeza agachada y muriéndose de vergüenza.
Le he dado las gracias y he señalado mi indumentaria, como diciéndole: «¿dónde quieres que salga yo así hijo de mi vida?».
Tras cerrar la puerta y quitarme el pañuelo, debido a los calores que me habían subido, he retomado la conversación con mi querida amiga.
A ver quién tiene narices ahora de volver a salir a la ducha sólo con la toalla…¡Pues yo!
¡Chacha Susanaaaaaaa! Que creo que se me ha vuelto a romper alguna hormona de esas que dices ?
Aunque no he tenido la más mínima intención de salir con ningún hombre que no sea Manué, no por nada, por simple pereza, tenía que haberlo hecho.
De ese modo, a las 5 de la mañana, cuando los chavales han llegado con varias nenas, no me habrían despertado. Me habría venido yo con ellos, les habría dejado en su camita y nadie habría interrumpido mi sueño reparador.
De todo se aprende…
¡Vamos a por el día 4 sin Manué!
BESAZOS MOCHITER@