El concepto de «autoimagen» no es un concepto que uses mucho, ¿verdad? Me pasaba lo mismo…
El artículo de esta semana viene de la mano de una mujer admirable, que ha sabido hacer del suceso más traumático de su vida la mejor vía para ayudar a otras personas en su misma situación.
Te presento a Alicia Acuña, el primer artículo de invitada en este blog, teniendo muy claro que no te va a dejar indiferente.
Alicia acompaña a mujeres en situaciones de pérdida relacionadas con la maternidad, y su sensibilidad es tan grande que me enorgullece tenerla hoy aquí para hablarte de sus descubrimientos en materia de autoestima.
Da igual si eres mujer u hombre, madre o padre, soltera o divorciado…este artículo nos sirve a todas las personas que buscamos respuestas en relación al aprecio que nos tenemos y que nos dificulta seguir adelante en algún punto de nuestro camino.
Te dejo con Alicia, ¡que la disfrutes mucho!
Lamentablemente no es muchas veces hasta la madurez, bien pasados los treinta, cuando uno empieza a revisar conceptos vitales (en sus dos acepciones) y darse cuenta de que a lo mejor no los tenía bien aprendidos.
Si desde pequeños nos diesen educación emocional nuestra vida sería muy distinta, no andaríamos por ahí como pollos descabezados (o descorazonados) hasta que las experiencias más duras de nuestra existencia nos obligaran a reflexionar.
REVISANDO CONCEPTOS: LA AUTOIMAGEN
Uno de esos conceptos que me tocó revisar pasada la treintena fue el de la autoestima.
Yo siempre creí que la mía era muy buena: He sido una niña muy querida, valorada y escuchada en mi casa.
No he tenido complejos en general sobre nada relacionado con mi físico, ni siquiera cuando empecé a tener un sobrepeso notable. El físico no lo es todo, me enseñaron. Y además siempre me hicieron sentir guapa, noble, inteligente y así fui elaborando una buena autoimagen.
Eso me valió, durante unos años y lo confundí con tener buena autoestima. Pero no se sostuvo.
Según fui madurando, percibí que tenía mucha ansiedad a veces por cosas menores, al menos menores para los demás, y que sin embargo a mí se me hacían un mundo.
Esto se puso de manifiesto, por ejemplo, muy claramente a la hora de crear mi proyecto: Cosas sencillas, de gestión, de saber moverse, resolver pequeños problemas burocráticos o enfrentarse a algo nuevo, me bloqueaban totalmente.
Por el contrario, a pesar de ese bloqueo, sí confiaba plenamente en mis capacidades
- Para llevar a cabo grandes tareas
- Para idear
- Imaginar
- Dar contenido de valor…
Es decir, en teoría, me sentía más que capaz para hacer lo que la mayoría de las personas consideran “lo difícil” y sin embargo “lo fácil” me paralizaba.
¿Por qué?
QUÉ ES LA COMPETENCIA Y PARA QUÉ LA NECESITAS
Resulta que yo me paralizaba porque carecía de otra de las partes constituyentes de la autoestima y es la competencia.
Para sentirte competente hace falta práctica.
- Hacer las cosas que nos dan miedo
- Y ver que somos capaces de hacerlas a pesar de la ansiedad
Ni que decir tiene que yo no había adquirido esa competencia.
Probablemente, al primer signo de miedo o ansiedad ante tener que ejecutar estas “tareíllas” utilizaba otras de mis capacidades y conseguía que otros me resolvieran la papeleta. Y cuando, como adulta, me vi “sola ante el peligro” no me sentía competente para hacerlas yo misma.
HAZ COSAS QUE TE DEN MIEDO
Sólo haciendo lo que nos da miedo generamos autoconfianza. Si no las hacemos, nos vamos replegando y el miedo y la ansiedad se hacen mayores.
Cuando el miedo y la ansiedad se hacen mayor, no nos permiten ejecutar esas tareas que nos resultan amenazantes y al no acometerlas, no mejoramos nuestra autoestima.
Esto nos vale casi de excusa, de escudo protector. La típica pescadilla que se muerde la cola.
ROMPER ESE CÍRCULO VICIOSO
Pues desde mi visión personal, el tercer concepto relacionado con la autoestima, la llave para salir de esa fea dinámica, es la autocompasión.
Que no te llame a engaño. Es un concepto que puede ser muy fácilmente malinterpretado y que además se usa comúnmente en un sentido que no es el que yo le quiero dar.
Todos hemos oído la frase: “y se quedó ahí, regodeándose en la autocompasión”, aludiendo a un individuo que se lamenta y se lame las heridas pero no se pone en marcha para salir de su situación.
Lejos de este significado, la autocompasión para mí trae un halo budista.
En esta filosofía, al igual que es fundamental sentir compasión por (o mejor dicho con) otros seres vivos, uno merece aprender a ser autocompasivo, a ser su mejor amigo y tratarse con mucha amabilidad.
Se trata de no machacarte por tus errores, no exigirte en exceso, no castigarte, no compararte. A veces somos nuestro peor jefe, nuestro peor entrenador.
CUANDO TU AUTOESTIMA EMPIEZA A VOLAR
Mi autoestima se elevó por las nubes cuando aprendí a mirar mi alma con el mismo amor lleno de compasión con el que miraba mi cuerpo.
- Mis grandes cicatrices nunca me molestaron y nunca sentí la necesidad de taparlas.
- Mis kilos de más solo eran un problema a ojos de los demás, pero yo en mi intimidad no sentí jamás ningún rechazo por mi cuerpo.
- El perfil de mi nariz tampoco me ha acomplejado nunca.
- Ver cómo el paso del tiempo va dejando su huella en mi rostro no me trae amargura.
Y sin embargo…
- Mis flaquezas
- Mis temores
- Mi ansiedad
- Mi sensación de incapacidad…
Eso sí lo rechazaba, lo trataba de eliminar como algo malo de lo que avergonzarse.
Hasta que empecé a abrazarlo y a escucharlo, como quien escucha a un niño pequeño que tiene miedo de los monstruos del armario, aunque sepamos que sus miedos sean irracionales.
Un niño que tiene que aprender, casi con cuarenta, lo que no supo o no pudo aprender antes porque, insisto, nadie nos da educación emocional.
Y a esa niña ahora la trato con paciencia y no le fuerzo, ni la castigo, ni la comparo con nadie.
Tampoco le dejo caer demasiado en la auto indulgencia y que me haga trampas para no sacar la mejor versión de sí misma.
Individualmente, veo de dónde viene y cuál es su progreso y cómo hace lo que puede con lo que tiene, con cómo es y con las circunstancias, únicas y personales, que la rodean.
Y así es precisamente como voy consiguiendo hacer muchas más de las cosas que me propongo. Y me va mucho mejor que cuando me trataba con el látigo, que lo único que conseguía era paralizarme por no llegar a esa visión utópica e inalcanzable que había creado de mí.
SER MEJOR PERSONA TAMBIÉN TE HACE MEJOR MADRE
Así también es como intento educar ahora a mi hija, aunque no siempre lo consiga y esos errores también me los perdono, precisamente para ser mejor madre.
La autocompasión, entendida como un amor incondicional a uno mismo, nos salva y cimenta una autoestima de oro.
- Da la seguridad para avanzar,
- para atreverse a hacer, aunque lo hagas mal,
- para atreverse a mostrarse, aunque te vayan a criticar,
- para atreverse a ser tú mismo, aunque no siempre vayas a gustar.
La autoestima , aunque se construya en gran parte con el feedback que recibimos de los demás a lo largo de nuestra vida, tiene una parte fundamental de la que somos dueños y de la que muy pocos nos hemos atrevido a reclamar la llave.
Esta es la parte que más trabajo con las Mamás sin Red y otras mujeres a las que acompaño, pues hay situaciones intensas en nuestra vida que van a hacer tambalearse nuestra autoestima, aunque creyésemos que la teníamos a prueba de bombas.
CONCLUSIONES
Reconstruir o fortalecer nuestra autoestima cada vez que se debilite es una tarea preciosa, sobre la que merece la pena poner consciencia.
No hay ningún egoísmo en ello, se trata de
“Amarse para amar, darse para dar”.
Nadie excepto tú puede llevar a cabo este proceso, aunque afortunadamente puedes contar con muchas manos para acompañarte en el camino, entre ellas, la mía.
Y para agradecerte que hayas llegado hasta aquí me gustaría hacerte un regalo que espero que te sea de ayuda.
¿Conocías el concepto de autoimagen?
¿Te ha ayudado este artículo para entender un poco mejor la relación con tu autoestima?
¡Te esperamos en los comentarios! Que seguro que tú también tienes mucho que aportar.
Y ya sabes, si crees que este artículo puede ser de ayuda para alguien ¡comparte sin dudarlo! 😉
Pero si además quieres mejorar tu auto imagen, desde entro, potenciando tu salud y consiguiendo:
- Mantener un peso sano
- Aumentar tus niveles de energía
- Y sentirte fuerte y ágil
Montones de abrazos
Alicia y Tania