Hace un tiempo que te sientes:
- Más decaída.
- Más triste.
- Con menos energía.
- Con el sueño alterado.
- Medio depresiva.
- Con ataques de ansiedad.
- Con ganas de mandarlo todo a la mierda y meterte en tu cueva para siempre.
¡No te preocupes! ¡Es normal!
¡Ha llegado el otoño!
Sin embargo, aunque lo sabes y cada año te pasa lo mismo, aún te castigas por sentirte así, te enfadas contigo misma y te quejas continuamente:
- Cuando hace frío porque hace frío.
- Cuando hace calor porque hace calor.
- Cuando llueve porque podría llover en otro momento, no justo el día que has decidido ir de compras.
Te resistes a los cambios y conviertes tu vida en una sucesión constante de quejas que no te llevan a ningún lado.
Bueno sí, te llevan a sentirte todavía peor.
¡Deja de luchar contra todo y, sobre todo, contra ti misma!
Cada ciclo, cada etapa, cada estación, tiene su lado positivo. Que síiiiiiiiiii, ya lo verás.
Vivas en el país que vivas (porque en Argentina no están pasando el frío que pasamos aquí en España en esta época), los cambios de estación te afectarán de la misma manera, así que te interesa seguir leyendo y, quizá, guardar este artículo para cuando te llegue el día en que necesites volver a utilizarlo.
Por qué te afectan tanto los cambios de estación
En este caso, los cambios de estación que conllevan más frío y menos horas de luz (otoño e invierno), son los que a mí más me afectan. Es posible que a ti también.
Y esto tiene una causa muy clara, que ya te he adelantado:
- La disminución de las horas de luz.
Al disminuir las horas de exposición a la luz del sol, nuestro cerebro produce menos serotonina. La serotonina es el neurotransmisor encargado de regular tu estado de ánimo, la conducta alimenticia o el sueño, entre otras cosas.
Pero el problema no es que haya menos luz, el problema es que te empeñas en mantener el mismo ritmo de vida de siempre, cuando la Naturaleza y tu propio cuerpo te están diciendo que necesitan otra cosa.
La importancia de respetar los ciclos circadianos
Como se explica en este artículo sobre los ciclos circadianos, son: «Variaciones diarias de los procesos corporales que se producen en un ciclo de aproximadamente 24 horas, basado en la rotación diaria de la Tierra alrededor del sol».
Incluso hay una ciencia, la Cronobiología, que se encarga de estudiar estos ciclos y cómo nos afectan en todos los sentidos.
Según los diferentes estudios al respecto, lo lógico, normal y natural, sería que como ser viva aprendieses a respetar estos ciclos para que no te afectasen tanto.
¿Qué implica esto?
Pues que estás hecha para estar despierta con la luz del día y para estar durmiendo cuando no hay luz.
Con lo cual, acostarse a la 1 de la mañana y levantarse a las 8 va totalmente en contra del respeto por tus ciclos circadianos.
Es por eso que en otoño e invierno te sientes más triste y cansada que en verano. Estás intentando vivir de la misma manera que cuando los días son más largos y luminosos.
Lo adecuado sería que te metieses en la cama a las 9-10 de la noche y que a las 6 (o incluso antes) empezara tu día.
Ya, ya sé que es total y absolutamente imposible, sobre todo si tienes familia a tu cargo.
Después hablaremos de esto pero primero quiero contarte las consecuencias de no hacer caso a tus ciclos circadianos.
Consecuencias de ignorar tus ritmos
Si vives en España, es muy posible que en estos momentos estés sintiendo todo lo que te voy a contar.
Si, por el contrario, te encuentras en algún país donde el otoño aún no ha llegado, igualmente podrás encontrar respuestas para entender algunas de las cosas que te han pasado (o pueden pasarte) con los cambios estacionales.
- Aumenta el estrés emocional.
- La ansiedad se multiplica.
- Mayor riesgo de padecer migrañas.
- Problemas reumáticos.
- Alteraciones en el humor.
- Mayor sensación de tristeza y soledad.
- Falta de energía y motivación para hacer frente al día a día.
- Alteraciones del sueño.
Qué puedes hacer para sentirte mejor
Hay muchas cosas que puedes hacer para sentirte mejor en esta situación. Quejarte y no hacer nada nunca es la solución.
1. Aprovecha las horas de luz
Como hay menos luz que de costumbre, es importante que la que hay sepas aprovecharla bien.
Intenta darte un paseo al aire libre cada día, aunque solo sean 20 minutos.
Te aseguro que el hecho de caminar mientras tu cuerpo absorbe la luz del sol (aunque esté nublado) es una manera muy eficaz de recargarte las pilas y sentirte mejor.
2. Acuéstate antes
Sí, ya hemos dicho que no era del todo posible, pero tenía que insistir.
¿Seguro que no puedes? ¿Seguro segurísimo de verdad? 😉
Tu cuerpo necesita más descanso y te lo está pidiendo a gritos. Haz todo lo que esté en tu mano para que así sea.
3. No te exijas
Sé que es muy difícil aceptar las situaciones de la vida que no nos hacen sentir del todo bien.
Cuando te sientes triste, cansada, apática, lo normal es que luches contra ello en lugar de aceptarlo para trascenderlo de la mejor manera posible.
Así que te invito a aceptarlo para que el camino se más fácil.
- ¿Estás más triste? No pasa nada. Aprovecha para llorar y sacar a flote tus emociones. Cuando yo me siento así me pongo películas de esas de llorar a moco tendido y me quedo nueva.
- ¿Tienes menos energía? Pues reduce tus obligaciones y usa la energía que tengas solo para las cosas estrictamente necesarias. Limpiar la casa o hacerle favores absurdos a todo el mundo no es una cosa estrictamente necesaria, ¿entendido?
- ¿No te apetece salir? Pues no salgas. Disfruta del recogimiento, del calor del hogar, del contacto con tus seres queridos en un ambiente tranquilo, de la soledad más absoluta y reconfortante.
A raíz de investigar sobre el tema, he leído algún artículo que proponía como una de las soluciones «Incentivar la vida social», pero no estoy para nada de acuerdo.
Si resulta que estás más triste, con menos energía, con más ganas de estar en la cueva…¿Por qué luchar contra eso en lugar de aceptarlo y aprovechar para hacer otras cosas?
En lugar de salir de copas quizá te apetece quedarte en casa leyendo un buen libro, ¿no?
¡No te exigas ni te castigues por no estar al 100%! Lo que te pasa es absolutamente normal.
- Date permiso para estar así.
- No rechaces lo que te pasa.
- E intenta disfrutar de lo positivo.
Esta foto la hice en Vélez-Málaga, un día esperando a que Manu saliese de trabajar. Me senté en un banco del parque, a leer.
De repente, levanté la mirada y ví ese árbol ahí parado, majestuoso, del que caían flores rosadas tejiendo un manto precioso en el suelo.
Yo que no soy de hacer fotos, no me pude resistir a sacar el móvil e inmortalizar el momento.
Así fue como se me ocurrió la idea para el artículo que acabas de leer. Observando cómo el árbol, al cambiar de estación, se desprende de sus flores sin traumas. Acepta lo que viene y aprovecha para cambiar, dejar atrás lo que ya no sirve y seguir viviendo en armonía.
No lucha, no se exige ser otra cosa o sentirse de otra manera.
Según la época que se acerca, le toca pasar frío y decir adiós a sus flores. Es un árbol, tiene que cambiar sus flores, mejor aceptarlo que luchar contra lo inevitable, ¿no? Pero ahí sigue, dando lo mejor de sí mismo, sin quejarse, descansando.
4. Apúntate a un programa de Terapia Nutricional
Así podrás conocer qué necesitas comer para sentirte mejor. Y esto te puede cambiar la vida para siempre. Puedes consultarme aquí.
Conclusiones
Te resulta más fácil luchar contra algo que aceptarlo, lo sé porque a mí me pasaba lo mismo.
Sin embargo, cuando aceptas lo que no puedes cambiar, la sensación de paz que te invade merece la pena y te cambia bastante la vida.
Cuando aceptas lo que no puedes cambiar, la sensación de paz que te invade merece la pena Clic para tuitearDurante el viaje que he hecho por Asia, una de las cosas que más echo de menos es la sensación de levantarme con las pilas puestas cada mañana.
¿Por qué?
Porque me acostaba sobre las 8 de la tarde y me levantaba a las 5 de la mañana, respetando religiosamente los ciclos impuestos por el sol.
La sensación de levantarme cada día feliz y llena de energía era algo que no había experimentado antes de esa manera. Siempre he sido de levantarme temprano y con motivación, pero esa sensación de completa felicidad y de energía a tope no la había sentido así jamás.
Ahora, de vuelta en casa, con el ritmo de vida occidental, es muy complicado mantener esas rutinas. ¡Y mira que lo intento!
Así que no me queda otra que aceptar que si mi pareja llega del trabajo a las 21:30 no me voy a poder acostar antes y que, por lo tanto, levantarse a las 5 es una quimera. Pero sí que puedo acostarme a las 22 y levantarme a las 6, que tampoco está tan mal.
Hago todo lo que está en mi mano para respetar los ciclos que impone la Naturaleza porque conozco sus efectos y sé que marcan un antes y un después en la vida de cualquiera.
Pero lo que hago, sobre todo, es potenciar mi salud a través de la alimentación y el ejercicio físico, sin matarme pero con conciencia y amor.
Así que no te machaques por sentirte así, porque es lo más normal del mundo, pero intenta incluir en tus rutinas algunos truquillos para que el otoño (o la estación que te toque) no acabe contigo.
¡Tu turno!
¿Te afectan los cambios de estación?
¿Qué haces cuando esto te pasa: luchas o aceptas?
¿Conocías la importancia de respetar los ciclos circadianos?
Sería genial que compartieses el artículo por si a alguien le puede interesar y para ayudarme a mí a seguir dándome a conocer 😉
¡Te espero en los comentarios!
Un abrazo otoñal