De personas tóxicas relaciones tóxicas .Cómo construir relaciones sanas desde el auto conocimiento

DE PERSONAS TÓXICAS, RELACIONES TÓXICAS. CÓMO CONSTRUIR RELACIONES SANAS DESDE EL AUTOCONOCIMIENTO

Las relaciones tóxicas son más frecuentes de lo que pudiese parecer. Queda atenta a todo lo que quiero contarte porque yo misma me he sorprendido con lo que iba saliendo de mí mientras escribía este artículo.

Este artículo viene además en forma de confesión. Me estoy empezando a quitar máscaras y esto ya no tiene marcha atrás.

Voy a quitarme otros cuantos pesos de encima ahora mismo…

 

 

Contenido

 

 

No creo que sea justo hablar de relaciones tóxicas, sino más bien de personas tóxicas.

Una relación no es tóxica porque sí, una relación es tóxica porque los comportamientos de las personas implicadas son tóxicos.

Esto no significa que haya personas tóxicas o personas no tóxicas, significa que, a veces, tod@s tenemos comportamientos tóxicos.

Como no me gustan las etiquetas, prefiero hablar de personas que tiene comportamientos tóxicos, que de personas tóxicas en sí.

Todo el mundo, en mayor o menor medida, tiene comportamientos tóxicos en algún momento.

Pero claro, es mucho más sencillo reconocer estos comportamientos en los demás, que reconocer que tú también tenemos esos comportamientos.

Porque, ¿qué persona es más tóxica, la que tiene comportamientos tóxicos o la que permite que alguien tenga comportamientos tóxicos con ella?

Creo que aquí ambas partes juegan un papel muy parecido.

Así que no voy a echar balones fuera y voy a contarte cómo convertirte tú en una persona no tóxica para que puedas dar lugar a relaciones sanas y armoniosas.

Y te lo quiero contar desde el punto de vista de alguien a quien le ha costado mucho tiempo darse cuenta de sus comportamientos tóxicos: yo.

Si te soy sincera, el tema de las relaciones tóxicas no lo he tenido muy presente hasta que me propusieron que escribiese algo al respecto.

Es curioso cómo a raíz de esta propuesta empecé a hacerme consciente de muchas cosas que no había sabido ver antes.

Empecé a ahondar en el tema y decidí tomar la responsabilidad de entender mis propios comportamientos tóxicos antes de poner el foco en los comportamientos tóxicos de las personas que han formado parte de mi vida.

Estoy deseando contarte todo lo que he descubierto.

 

 

DÓNDE EMPIEZA A FORMARSE UNA PERSONA TÓXICA

Como todo, empezamos a adquirir determinados comportamientos en nuestro entorno familiar.

Es rara la familia donde por un lado o por otro no existan relaciones tóxicas. Puesto que ya hemos reconocido que todas las personas tenemos estos comportamientos en algún momento, nuestros padres no van a ser diferentes.

Para empezar, la forma que tengan de comportarse entre ellos, será crucial para que tú admitas como normales unos u otros comportamientos.

Si la relación de tus padres era muy tóxica, tienes muchas papeletas para continuar con la costumbre.  Cuando las discusiones, los insultos, los chantajes, son tónica general en casa, va a ser complicado que tú salgas de allí comportándote de otra manera.

A quien no le haya pasado esto, por favor que me lo cuente porque habrá que diseccionar su cabeza para estudiarla en profundidad.

Pero haciendo referencia al artículo de la semana pasada sobre cómo sanar la relación con tus padres, vamos a dejar de culparles de todo y a empezar a poner orden en nuestra vida.

 

CÓMO RECONOCER A UNA PERSONA TÓXICA CON UNA HISTORIA MUY PERSONAL

O mejor dicho, cómo reconocerse como persona tóxica.

Te voy a contar cómo era yo en mis relaciones de pareja…

Coge palomitas que la cosa promete. 

 

Mi novio de toda la vida, que era un santo, puede que sea la persona menos tóxica con la que me haya encontrado en el terreno sentimental.

Era un chico que no discutía conmigo, nada más que cuando yo le provocaba. No había celos, es más, se enorgullecía cuando me ponía faldas muy cortas o salía a bailar semidesnuda a algún escenario (en mis tiempos mozos).

Tampoco le preocupaba que tuviera amigos, ni que pasase demasiado tiempo con ellos. La confianza era tal que me sentía libre para hacer lo que quisiera, cuando quisiera.

No tenía ningún tipo de condicionamiento ni represión. En ningún momento me decía qué tenía que hacer, cómo me tenía que comportar, con quién tenía que hablar o qué tenía que pensar. Era libre para ser yo.

Mi comportamiento con él era bastante diferente. Mi comportamiento distaba mucho de parecerse a lo que él hacía conmigo.

Las relaciones tóxicas son de dos, pero aquí está claro quién tenía más papeletas para llevar la toxicidad a la relación: «moi».

A pesar de no darme motivos, mis celos provocaban más de un problema. Si le veía hablando con alguna chica con la que me parecía que no tenía que hablar, yo misma iba a cortar la conversación en plan gata en celo.

De este modo, yo tenía muchos amigos masculinos y él…también. No le daba la posibilidad de tener amigas, ni que se le pasase por la cabeza.

Sin embargo, yo iba de super liberal y de super comprensiva. Más tóxica no podía ser. ¡Menuda fachada!

Si en algún momento él hacía algo que no cuadraba con mis planes, la teníamos muy gorda. Mi cólera podía llegar a límites insospechados.

No es que mi pareja de aquel entonces fuese una persona sumisa, para nada, me dejaba jugar con su libertad lo justo y lo necesario, por eso teníamos otros tantos problemas.

Los enfados podían durarme días, en los que buscaba mil manera de castigarle por su comportamiento.

No hablemos ya del tema “invasión de la intimidad”…

Registraba, no sólo su móvil, sino todo lo que fuese susceptible de ser registrado, sin tener absolutamente ningún motivo.

Te cuento una anécdota muy seria, que antes me hacía gracia:

Mi chico se va de viaje de fin de carrera. En estas ocasiones mis sentimientos siempre eran encontrados, por un lado quería que se fuese y se lo pasase bien y por otro lado habría matado porque se hubiese quedado conmigo.

Siempre debatiéndome entre la persona tóxica y la persona sana. Dos caras de la misma moneda, donde si ganaba una, necesariamente perdía la otra.

A su vuelta, yo presentía que me estaba ocultando algo. Le hacía siempre miles de preguntas: con quién estuviste a esta hora, cuántas copas te bebiste, a qué hora te levantaste, cómo era la habitación, cuántas chicas había en el viaje…

Todo para encontrar una mínima razón para «liarle un pollo» y confirmar que yo estaba en lo cierto.

Conocía a mi novio y sabía cómo se comportaba con unas copas de más. Y se comportaba como todo el mundo: se deshinibía, se ponía en la cabeza lo que pillase y bailaba con ese ritmo suyo que nunca pudimos mejorar.

Seguro que también tonteaba con chicas, pero sin ninguna maldad, ahora estoy convencida.

Pero a mí no me entraba en la cabeza que un chico como él no fuese rompiendo corazones allí por donde pasaba, y que no aprovechase esas situaciones cuando yo no estaba delante.

«Piensa el ladrón que todos son de su condición…»

Así que ni corta ni perezosa, registré su correo electrónico y encontré un email que hizo que se me revolviesen las tripas.

Por fin y después de tantos años, ¡había encontrado una mentira!. Y mira que había puesto empeño para encontrarlas antes…

Una parte de mí se alegraba de haber encontrado pruebas de mis sospechas. ¡Era un cabronazo! ¡Lo sabía!

En ese email, una chica del viaje le pedía disculpas por su comportamiento de “aquella noche” y hacía otra serie de referencias extrañas que nada tenían que ver con el viaje inocente que me había descrito mi pareja.

Así que yo que era muy lista, por no decir manipuladora absoluta, contesté a ese email haciéndome pasar por él.

Ya te he dicho antes que sabía perfectamente cómo era mi chico cuando se bebía unas copas, así que daba por hecho que esa noche iría «fino filipino». Lo normal en un chaval joven que está de viaje con sus amigos, supongo.

Para sonsacarle información a la muchacha, le dije que fruto del alcohol no recordaba mucho y que necesitaría que me refrescase la memoria sobre lo que pasó “aquella noche”.

Esta muchacha, que no debía ser tan lista como yo, entró al trapo sin mucho esfuerzo por mi parte.

Su respuesta me dejó helada: contaba que ella le había confesado a mi novio su interés por él, pero que él había dejado claro que tenía novia y que estaba muy enamorado.

«Loca de contenta» no es la expresión adecuada porque no puedo ponerle ni palabras a la sensación tan grandiosa que sentí en ese momento.

De todas maneras, no debí quedarme a gusto del todo y volví a responder para que supiese que con quien había estado hablando era conmigo, con la novia del chico que se quería ligar. Así marcaba mi territorio, bien marcado, y la dejaba quedar como una gilipollas.

La muchacha se ofendió mucho con mi comportamiento, pero ya ves tú lo que a mí me importaba eso. Y no contenta con haberla humillado y ridiculizado, la amenacé para que mantuviese la boca cerradita.

No te rías que no tiene gracia.

¡Telita conmigo!

Debí ser muy convincente porque así lo hizo. Mi chico no supo nada hasta mucho tiempo después, cuando decidí confesar y tuve que aguantar la bronca que me cayó, con mucha razón.

Pues ni siquiera después de eso dejé de desconfiar, de controlar todos sus movimientos y de chantajearle a la primera de cambio.

Siempre que podía, le recordaba las meteduras de pata que había cometido para que mi rol de víctima me proporcionase atención y privilegios.

Cuando precisamente yo era la que más tenía que callar.

 

¿ERES UNA PERSONA TÓXICA?

Aunque parezca muy evidente, no he sido capaz de considerarme una persona tóxica hasta que he puesto por escrito este relato.

Yo me creía una pareja maravillosa, comprometida, abnegada, sacrificada, comprensiva…¡y una mierda!

Si te estás reconociendo en estos comportamientos, tú también eres una persona tóxica. ¡So sorry!

Pero ya has visto que no pasa nada, que se sobrevive y se puede mejorar 😉

Si por el contrario, la persona que tienes al lado tiene estos comportamiento, corre porque la cosa no va a acabar bien.

Las personas tóxicas no sólo las encontramos en las relaciones de pareja, no te engañes; estos comportamientos son extrapolables a cualquier tipo de relación.

Vamos a verlo.

 

 

TIPOS DE RELACIONES TÓXICAS

Como tipos de relaciones tóxicas podríamos hacer varias listas, yo te dejo la mía, escueta y directa pero puedes profundizar más aquí.

Con los padres:

Como ya he comentado más arriba, las primeras relaciones tóxicas que estableces son con tus padres. Bien porque entre ellos mismos han tenido una relación tóxica o bien porque han tenido comportamientos tóxicos para contigo.

Con la pareja:

Las relaciones tóxicas de pareja son las más fáciles de reconocer, sobre todo desde fuera. Desde dentro es tremendamente difícil reconocer este tipo de comportamientos. Las personas que se comportan de forma tóxica en su pareja han tenido padres con relaciones tóxicas, casi seguro.

Con l@s amig@s:

¿Quién no tiene una amiga/o que se comporta de forma tóxica? Esas personas que demandan todo el tiempo tu atención y no son capaces luego de darte más que migajas cuando eres tú la que las necesita a ellas.

En el trabajo:

Ninguna faceta de tu vida se escapa de la posibilidad de tener relaciones tóxicas. En el trabajo, que es donde más tiempo pasas, también se producen estos comportamientos. Compañer@s que te hacen la vida imposible, jef@s que no saben tratarte con educación y respeto, client@s que se aprovechan de ti…

Contigo misma:

Y esto es lo peor que te puede pasar. Si te maltratas a ti misma, si te cuestionas, te castigas, te insultas…¿cómo quieres que se comporten los demás contigo? Si la relación que mantienes contigo misma es tóxica, no puedes esperar otra cosa de los demás.

 

TIPOS DE COMPORTAMIENTOS TÓXICOS

Todo lo que no tenga que ver con el respeto, es un comportamiento tóxico:

Falta de amor propio: si no te quieres, no te respetas. Por tanto, si tú no te quieres ni te respetas, difícilmente vas a atraer amor y respeto a tu vida.

Malas palabras: normalmente, las palabras que usas contigo, las usas también con los demás. Es difícil que si eres una persona que se dice cosas bonitas, insultes a alguien. Del mismo modo que si no estás acostumbrada a insultarte a ti misma, no vas a permitir que nadie lo haga. Mira a ver cómo es tu diálogo interno. 

Chantaje emocional: el chantaje emocional es una herramienta muy poderosa, que en las manos equivocadas puede hacer mucho daño. A veces es tan sutil que es imposible de reconocer. Tienes muchos libros interesantes que hablan de este tema. Cuando yo era una chantajista profesional, me quejaba de la gente que intentaba chantajearme, pero siempre entraba al trapo. A pesar del chantaje emocional al que me sometían, accedía a él y acababa comportándome como esas personas querían que me comportase, siempre a costa de mí misma.

Y luego presumía de autoestima, ¡toma ya!

Cuando me empeñé en sanar esta parte de mí, ahora no sólo no entro al trapo sino que si me haces chantaje emocional para conseguir algo de mí ten seguro que vas a conseguir lo contrario.

Al mismo tiempo, cuando me sorprendo siendo una chantajista, advierto a la otra persona: “Cuidado conmigo que te la estoy intentando colar”.

Celos: los celos son condición indispensable en las relaciones tóxicas. Puede ser que tengas celos de tu madre porque tienes que compartir a tu padre, celos de un compañero de trabajo que está obteniendo más privilegios que tú, celos hacia tu pareja, celos porque tu amiga hoy ha quedado con otra amiga y tú la quieres solo para ti. O directamente puedes ser tú el blanco de una persona celosa. Sea como fuere, normalmente son reacciones infundadas y desproporcionadas que poco tienen que ver con la realidad, pero sí con una falta de autoestima terrible.

Humillaciones o salidas de tono: si tienes estos comportamientos o los sufres, ya sea en público o en privado, la toxicidad está aumentando en tu relación.

 

 

CLAVES PARA DEJAR DE TENER RELACIONES TÓXICAS

Si aceptas que tienes relaciones tóxicas porque tú eres una persona tóxica, el camino va a ser mucho más fácil y enrriquecedor.

Así deja que te muestre algunas de las claves que a mí me han ayudado para superar este tipo de situaciones:

 

1º. Reconoce esos comportamientos en ti misma: si sientes que tienes una relación tóxica, párate a observar cómo te comportas tú en esa relación. A lo mejor consideras que la otra persona es más tóxica que tú, pero desde el momento en que permites su comportamiento, estás jugando al mismo juego.

 

2º. Antes de nada tienes que cambiar tú: si te estás dando cuenta de tus propios comportamientos tóxicos, olvídate de lo que la otra persona implicada esté haciendo y pon el foco en cambiar tú. Cuando intentamos sanar algo desde el reconocimiento de que nosotras influimos enormemente en ese “algo”, la perspectiva del asunto cambia.

Vas a sentir que entonces tú tienes el poder de sanar esa relación. No tienes que esperar a que la otra persona cambie. La responsabilidad está en ti. Tanto si es porque tienes que cambiar tu forma de hacer las cosas como si es por el hecho de tener que atreverte a romper con los comportamientos de esa otra persona.

 

3º. Pon límites: siéntate a clarificar qué comportamientos estás dispuesta a permitirte a ti y, por tanto, a permitir a los demás, y cuáles no. Piensa qué tipo de persona quieres ser con los demás, qué relaciones quieres tener, y actúa en consecuencia. Pon los límites necesarios para que las relaciones tóxicas vayan desapareciendo: aprende a decir no y a manifestar lo que deseas con asertividad y amor.

 

 

 

CONCLUSIONES

Es muy importante que sepas que todas las personas tienen comportamientos tóxicos en algún momento de su vida. Como no podemos alcanzar la perfección, esto seguirá siendo así para siempre.

El camino pasa por reconocerlo y trabajar para conseguir que estas situaciones se den cada vez menos.

No sería lógico tampoco romper una relación porque ha habido un momento puntual de celos, una salida de tono aislada o un chantaje emocional puntual.

Hay cosas que pueden hablarse y mejorarse sin dramatizar.

Pero lo más importante de todo es que entiendas que una persona tóxica, una persona que se comporta de forma tóxica como tónica general, no puede tener relaciones sanas.

Todo pasa por trabajar para convertirte en el cambio que quieres ver en los demás.

Me ha costado darme cuenta, pero he entendido por qué después de esa relación que te contaba, seguía teniendo problemas con mis parejas.

Normalmente la castrante era yo. La que más iba de liberal y super comprensiva. Hasta que la vida, harta de que no aprendiese, me puso delante a un castrador profesional. Una persona que actuaba de forma tremendamente parecida a como yo actuaba años atrás.

Si la vida te está dando lo mismo, si entras y sales de relaciones tóxicas que no te aportan más que dolor, vas a seguir haciéndolo hasta que aprendas lo que la vida te está intentando enseñar.

Cuando perpetuamos las mismas situaciones una y otra vez es porque nos empeñamos en no aprender de ellas.

La mayor parte de las veces porque miramos fuera lo que tenemos que buscar dentro. El culpable siempre es el otro. Eso nunca te enseña nada y hace que entres en un bucle muy difícil de frenar.

Cuando una relación te esté haciendo daño, mira a ver cómo está siendo tu comportamiento y cámbialo.

Si a pesar de tus cambios la cosa no mejora, retírate porque puede ser que esa persona tenga más cosas que sanar que tú.

Pero, en principio, empieza poniendo el foco en lo que tú puedes hacer para cambiar esa relación, desde dentro de ti.

Yo he conseguido mejorar mucho a este respecto, hice mucha terapia y mucho ejercicio de introspección para entender todas mis sombras. Poco a poco voy viendo cambios en cosas, como esta, de las que ni siquiera era totalmente consciente.

Nunca serás perfecta, siempre habrá cosas que te hagan daño, forma parte de la vida. Pero el paso del tiempo y aprender de los errores irá haciendo mella en ti y permitiendo que construyas una vida a tu manera.

La relación que tienes contigo misma cada vez será más sana, lo que verás reflejado en tu relación con los demás.

Y si tu relación contigo misma es sana, tienes en tus manos una gran victoria.

 

Me encantaría saber tu opinión,

¿Te consideras una persona tóxica?

¿Has tenido relaciones tóxicas?

¿Qué hiciste para superar la situación?

Estoy deseando escucharte.

MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIR TUS «COSAS» CONMIGO 

 

 

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Acerca de la autora

Tania Carrasco Cesteros

Ayudo a las mujeres con síndrome de Superwoman a recuperar su energía y su peso ideal para tener el cuerpo poderoso que les permita hacer frente a todos sus retos, sin estrés y desde el amor por sí mismas.

Interacciones con los lectores

Comentarios

  1. Mar dice

    Esta noche por fin he conseguido sentarme a empaparme todo tu blog enterito ….Porque para mi leerte ,es como estar de charla contigo un ratito….Debo de reconocer que si un post es bueno, el siguiente es mejor…Pero este especialmente me ha gustado mucho.Besos petardillla.TK mogollón???

    • Tania Carrasco Cesteros dice

      GRACIAS CARIÑO! Cómo me gusta escuchar que disfrutáis con lo que escribo…Es todo un reto para mí porque estoy sacando a la luz cosas que no había sido capaz de ver hasta ahora. Y si además todo lo que yo voy descubriendo le puede servir a alguien, estoy se convierte en una terapia de grupo maravillosa donde cada cual puede tomar lo que le sirva y utilizarlo para seguir adelante. Gracias por leerme y quererme. Yo también te quiero! MUUUUA

  2. Manuel dice

    Hola Tania RevolucionaT,
    Estoy de acuerdo contigo, y sobre todo hacer incapie en lo importante de tener claro que el cambio de todo solo puede empezar desde uno mismo, a traves de ese cambio podremos animar con nuestra actitud al cambio de los demas, nunca al contrario, siempre y cuando halla desde todos deseo de cambiar y mejorar.
    En definitiva conocernos para saber en cada momento que sucede de positivo y negativo en nuestro interior, potenciando lo positivo, y con voluntad de ser mejores con nosotros mismos y con los demas, analizar y actuar en lo negativo para mejorar la parte que esta en nuestras manos.
    Como bien dices no somos perfectos y teniendolo claro, buscar siempre el cambio en nosotros continuamente para estar siempre evolucionando a un estado de plenitud y felicidad interna.
    Tambien como tu, animo a todo el mundo a lanzar al exterior solo palabras y pensamientos positivos tanto sobre nosotro como a los demas, esa continua reafirmación de lo positivo te lleva a vivir .cada vez mas momentos de bienestar y felicidad relegando lo negativo al olvido.
    Sonriete frente al espejo y hazte feliz a ti mismo con tu sonrisa. Un circulo vicioso muy gratificante.
    Un fuerte abrazo con una gran sonrisa.

    • Tania Carrasco Cesteros dice

      Totalmente de acuerdo. Sólo enfocándonos en lo positivo habrá cambios en positivo, siempre desde dentro y empezando por una misma. Querer cambiar el mundo sin hacer nada por cambiarte a ti, es como querer sembrar tomates intentando que sean las semillas las que vayan solas hacia el huerto, mientras tú criticas lo lentas que son.
      A veces hacemos unas cosas muy raras…jajaja
      Y relacionarnos con los demás desde el deseo de que esas personas se comporten como nosotros queremos, es tanto o más absurdo que lo de los tomates. Siempre poniendo el foco en lo que hacen mal los demás, sin querer reconocer que nuestra actitud es el pricipal reclamo de lo que conseguimos.
      GRACIAS POR ESCRIBIR! UN FUERTE ABRAZO

  3. Andres de Leon dice

    Hola Tania,
    Me parece muy interesante lo que dices de tener cuidado con descubrirse a si mismo siendo una persona toxica, ya que es muy facil encontrar personas toxicas y señalar sus defectos, pero tu no te das cuenta de ese comportamiento hasta que andas solo en la vida.
    Es muy cierto lo que mencionas sobre tener una relacion con una persona toxica, fruto de haber tenido unos padres toxicos. Pero no solo eso: el toxico es tambien castrador y humillante.
    Tambien te puedes volver toxico cuando eres una victima que vive quejandose de todo y de todos, como en un bucle infinito, y pretendes que los demas te resuelven la vida, convirtiendote en una persona muy poco proactiva, sino mas bien reactiva, que se va quedando solo con el paso del tiempo.
    Un abrazo,
    Andrés

    • Tania Carrasco Cesteros dice

      Hola Andrés!

      Totalmente de acuerdo contigo.

      Es muy fácil reconocer la toxicidad de los demás e ignorar la nuestra que se convierte en un juego peligroso.

      Desde luego que, en muchas ocasiones, la persona tóxica es castradora y humillante, victimista. Por todo eso se hace tan importante mirar hacia dentro cuando reconocemos estos comportamientos en otras personas.

      No sé si es adecuado comentar aquí esto de que las personas somos espejos unas de otras, y todo lo que vemos en la otra persona es un reflejo de nosotr@s o de conductas que no nos permitimos y por ello juzgamos duramente.

      En todo caso, nos estará reflejando algo que hay que mirar. Porque está claro que una persona que tolera relaciones tóxicas tienes mucho que mirar de sí misma. De la misma manera que la persona tóxica a la que juzgamos.

      Muchas gracias por dar un poquito más de luz.

      Un abrazo

      Tania

  4. Victor Uzzyel dice

    Hola Tania, me encantó tu post!

    Te cuento que hace poco acabo de iniciar una relación con una chica y presiento que ella esconde un poco de comportamiento tóxico en su interior, me pregunta muchas cosas sobre lo que hago, lo cual me gusta por el hecho que aún nos estamos conociendo… pero, yo no soy de preguntarle o darle celos, sin embargo, creo que si no los hago, ella pensará que no estoy interesado de la misma manera que ella hacia mi. Lo que no quiero es llegar a tener una relación en donde me limiten a estar con mis amistades y también conocer a nuevas amistades. Tengo buenas intenciones en esta relación y siempre le digo la verdad aunque me haya parecido arriesgado por el tema de conversaciones con otras chicas. Yo quiero que mi relación sea mutuamente sana. Quiero que ella sea libre de decisiones y que piense que yo también.

    Saludos desde Lima!

    • taniacarrasco dice

      Hola Víctor!

      Encantada de saludarte!

      Que alguien se interese por lo que haces no es malo o bueno en sí mismo. Lo que habría que valorar es «desde dónde lo hace» o «para qué lo hace». Pero, si dices que lleváis poquito tiempo, quizá aún es pronto para saberlo.

      Por supuesto, una relación que limite tus amistades no es una relación sana. Simplemente sé sincero con ella, háblale de este miedo que tienes, y toma tus decisiones teniendo muy presente el tipo de relación que quieres.

      Un abrazo,

      Tania

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