Ya hemos hablado de cómo superar las creencias limitantes en otras ocasiones. De hecho, hablo mucho del tema.
Pero siempre es enriquecedor escuchar lo que piensan otras personas. Y mucho más si son mujeres valientes de esas que nos dejan con la boca abierta con su elocuencia.
Por eso, y como primer artículo de este 2019, te traigo un post de una mujer especial, que prácticamente acabo de conocer.
Y, aunque como te digo, nuestra relación es muy reciente, me llega una energía por su parte que seguro que también te llega a ti. Una energía sanadora, firme, luminosa.
Te dejo con ella, Rossana Becerra, que quiere hablarte de creencias limitantes y de cómo ella consiguió superarlas en un entorno que no ayudaba demasiado. Conociendo su historia tú también podrás sanar las tuyas porque, al final, todas estamos en el mismo camino.
Contenido
¿Sabes cuáles son tus creencias limitantes? ¿Quieres saber cómo sanarlas?
Tráelas a la consciencia, acéptalas, la luz entra por las partes rotas.
Hola, soy Rossana y nací y crecí en una ciudad que, entre otras muchas cosas, se hace llamar epicentro del turismo estético.
Es decir, mucha gente viene a arreglarse, ponerse o quitarse, algo de su templo sagrado, ósea de su cuerpo.
Quiero mostrarte cómo crecer en esta ciudad, marcada por el culto al dinero, un coletazo del narcotráfico de los años 80´s y 90´s, marcó el desarrollo de mi personalidad.
Permíteme compartir contigo por qué comprender esto fue la pieza clave en mi despertar de consciencia y en la reparación de mi autoestima, frente a escenarios laborales y relaciones de pareja.
Vamos, sígueme…
LA BASE DE UN SISTEMA DE CREENCIAS LIMITANTES: Qué fue crecer como una niña menos agraciada y favorecida en Colombia durante los 90 ́s
Nunca nadie me dijo que era literalmente menos agraciada o favorecida, pero esa fue exactamente la conclusión que me acompañó durante mi infancia y una parte importante de mi juventud.
A partir de esas creencias forjé mi personalidad, y si iba a ser fea y pobre, entonces me esforzaría por al menos ser inteligente para lograr salir de la “pobreza”. Lo otro no tenía mucho arreglo…
MIS PRIMEROS ESFUERZOS HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE MIS CREENCIAS
Nací a mediados de los años 80´s en Cali, Colombia, la capital mundial de la salsa, en el seno de una familia humilde, de padres aún muy jóvenes que pronto descubrieron que no estaban hechos el uno para el otro.
Aunque a vuelo de pájaro podrías describir que mi infancia corrió de forma natural, dentro de mí creció un hoyo negro, de esos que absorben planetas y astros con luz propia.
Crecí sintiéndome menos agraciada y favorecida:
- No me veía como las otra niñas
- No me vestía como las otras niñas
- No jugaba como las otras niñas
- No vivía en casa grande como las otras niñas
Rápidamente calculé, sobre los ocho años, cómo algunos niños lograban el cariño de la profesora.
Analicé cómo “los preferidos” de la profe eran bonitos, bien vestiditos, recibían reconocimientos en eventos escolares y, de vez en cuando, llegaban con pomposos regalos enviados por los padres en reconocimiento al esfuerzo y dedicación de la maestra.
Mi familia no podía permitirse eso, ya hacía un esfuerzo descomunal por pagarme un colegio privado, lo que aún hoy es un lujo en Colombia.
¿Sabes lo que significa ser la primera que el bus escolar recoge en la mañana y ser la última que deja en las tardes? Que definitivamente eres la que más lejos vive. Esa era yo.
Durante un recorrido de dos horas recogía a más de 30 niños, y veía algunas de sus casas con vidrios polarizados, patos disecados en las entradas…Y yo quería mi propio pato disecado.
TIPS PARA DEFINIR STATUS
Por si no lo sabes, en Colombia los cumpleaños infantiles son todo un espectáculo, es como una competencia por la familia que más alto tire la casa por la ventana.
Eso quiere decir:
- Piñata
- Comida
- El respectivo payaso animador
- Rifas
- Y regalo sorpresa al final del evento…
…Cuando los niveles de azúcar en sangre amenazan con escalar a coma diabético y los padres salen disparados excusándose por el cansancio del niño berrinche.
Durante los siete años que estuve en ese colegio campestre, fundando por prestigiosos médicos de la región, me invitaron a una sola fiesta.
Aún sigo pensando que esos tenis «Ribuk» que tanto quería tuvieron algo que ver. Poco después mis compañeros de clase me aclararon que había un error ortográfico en la impresión de la marca, era «Reebok».
De esa forma entendí que las letras impresas en mi ropa, zapatos, mochila, eran sinónimo de status, y mis compañeros tenían ojo de supervisor de control de calidad para verificar la autenticidad de la marca. Así me gané el apodo “zapato de caño”.
LAS PRIMERAS CHISPAS DE MI ESPÍRITU REBELDE
En cuarto de primaria, con nueve años, el colegio nos introducía al sistema democrático.
Así que para empezar, debíamos seleccionar a un representante del salón (de la clase). Yo me presenté, hice una campaña impecable basándome en ideas para un “salón mejor”.
Y contra todos los pronósticos, gané.
Este evento, que aún recuerdo como un gran logro en mi vida, me dio fuerza, voz, seguridad, esa sensación de “sí se puede”.
Pero pronto mi luz fue apagada en el primer intento por defender los derechos de los menos favorecidos, es decir los feitos del salón, esos tímidos que no suenan ni relampaguean.
Como nuestro colegio era prestigioso siempre nos invitaban a eventos, programas y concursos en televisión.
Como era de esperarse la profesora debía seleccionar a 5 niños de entre más de 40 que éramos.
¿Ya sabes a quiénes seleccionaron a través del método mejor conocido como “a dedo”?
Y con todo la profesora nos dice: “si alguien no está de acuerdo que levante la mano”.
Mientras escribo esto recuerdo como el corazón se me quería salir del pecho mientra mi mano subía, ¿de verdad esa era mi mano levantándose?
«Siempre son los mismos de siempre, no es justo», repliqué.
La profesora rompió en llanto en frente de salón. Mis compañeros comenzaron a gritarme egoísta, envidiosa, y tuve que ir hasta el escritorio de la profesora para pedir perdón por ese comentario sin sentido.
Así se apagó mi luz, por un tiempo.
UNA PERSONALIDAD A PUNTO DE NACER
Para hacerlo corto, a los 10 años me planté frente a mis padres y les dije: «No voy más a ese colegio, ya me encontré otro».
Lo aceptaron sin mucho drama y así la vida me dio un respiro, un volver a empezar.
Con los años, a la luz de la consciencia, comprendí que huir y volver a empezar era mi estrategia para sobrevivir.
Entiendo la adolescencia como ese momento en la existencia en el que te reconoces desde unos pensamientos y creencias, profundizas en ese relacionarte con el otro y con tu entorno, es un intercambio de información constante que validas en tu experiencia.
Y por mi entorno paseaban adolescentes con flotadores bajo el brazo…
Esto significaba que acababan de salir de una cirugía estética, liposucción para ser más exacta, el flotador era para sentarse en clase.
Las mismas chicas del flotador eran las que tenían novio con carro (de vidrios polarizados), eran populares dentro y fuera del colegio, asistían a fiestas…Todo esto me parecía importante para ser alguien en la Cali de finales de los 90´s.
¡Y yo ni salsa sabía bailar!, lo que era un requisito para sobrevivir en esta sociedad. La forma más fácil de “levantar” o conseguir novio era bailando.
Tampoco me iba a poner “un vestido bonito, de esos bien ceñiditos” como dice la Guayacán Orquesta (tienes que ver el video de esa canción para comprender al estereotipo al que me enfrentaba).
Aunque quería ser la mujer más deseada en el mundo, no contaba con las piernas largas, tonificadas y morenas, otro requisito indispensable durante la época.
Total, nunca tuve un novio caleño, ni viví el amor adolescente de las tardes caleñas.
Es probable que estuviera en el nicho equivocado para encontrar alguien a quien le resultara interesante, o sencillamente el universo consideró que esa era la experiencia que debía vivir.
CREENCIAS LIMITANTES EMPODERADAS Y HACIENDO FIESTA CON MI EXISTENCIA: Las justificaciones de mi ego
Al tiempo que forjaba mi personalidad comencé a reflejar todas mis creencias limitantes, y a reconocerlas como verdades.
Recuerdo claramente pensar:
- “No nací para Barbie, Dios me hizo inteligente pero no bonita”.
- “Si quiero ser alguien tengo que estudiar”
- “Mi familia no tiene contactos, tengo que empezar desde abajo y trabajar duro para ascender”
Éstas eran muy conscientes, las reproducía mentalmente en un lenguaje comprensible, como un carrusel, pero había otras más sutiles…
- “No soy suficiente”
- “No me lo merezco”
- “Lo estoy haciendo mal”
- “Los otros son mejores”
- “Mis productos, trabajos, presentaciones, no son buenos”
- “Se van a reír de mí”
- “Soy rara”
- “No sé cómo expresarme”
- “Soy imprudente”
- “Mi personalidad espanta gente”
Éstos son sólo algunos ejemplos de mis creencias limitantes. ¿Y a qué trinchera me arrojaron?
REPETICIÓN DE PATRONES
Empecé a generar experiencias de sufrimiento.
Uso la expresión “empecé a generar” porque hoy sé, pues lo he verificado, que soy responsable de todo lo que ocurre en mi vida.
Y antes de contarte cómo resolví este enredo, déjame contarte cómo esas creencias limitantes me arrastraron hasta el fondo.
MIS CREENCIAS LIMITANTES Y MIS RELACIONES DE PAREJA: La falsa heroína
Un día me salió la tapa premiada, me enamoré y alguien se “enamoró de mí”.
Y otra tapa premiada.
Y otra tapa premiada.
Todas relaciones tóxicas en las que intercambiaba afecto por dinero, ropa, mercados, fiestas, cenas… Fui una maestra jedi en el rendimiento de un sueldo de estudiante.
También relaciones en las que me quedaba queriendo sola o en las que aceptaba compartir, justificándome como “una mente abierta y poliamorosa”.
Las personas que atraía a mi vida presentaban un abanico de conflictos y yo quería salvarlos, quería sentirme necesitaba, amada, valorada.
Así que a través del dinero generaba una especie de falsa lealtad, amarraba a mis parejas y tomaba las decisiones por los dos.
Y ese “no soy suficiente” me rondaba. “Quiéreme, quiéreme”, “acéptame, acéptame”, “no soy linda pero soy inteligente y voy a la mejor universidad de Colombia”, “no soy linda pero puedo invitarte”, “quiéreme y yo te acepto como eres”.
Soy honesta contigo cuando te digo que estos hombres se esforzaron por ser mis entrenadores espirituales.
MIS CREENCIAS LIMITANTES Y MI DESARROLLO PROFESIONAL: Incpacidad de aceptar que era capaz
Como era de esperarse, académicamente tuve una carrera maravillosa: un pre-grado y dos maestrías.
Presenté entrevistas brillantes, fui seleccionada para cargos por los que todos me admiraban.
Pero mataba el tigre y me asustaba con el cuero.
Fue como si ese evento de la primaria se repitiera una y otra vez.
Empezaba con mucha energía todos mis trabajos, pero con el tiempo mi brillo se opacaba, yo misma lo opacaba.
Recuerdo tener miedo a hablar, tuve reuniones en las que expuse mis ideas con total inseguridad y después me disculpé en público por haberlas propuesto.
Todo el tiempo me disculpaba.
Y ni hablar del cariño de los jefes…Quería que me quisieran, anhelaba su aprobación, pero nada era suficiente, había una pared invisible entre nosotros.
Y veía cómo mis colegas lograban esa empatía con estos personajes, y yo del otro lado de mesa, invisible, pidiendo a la tierra que me tragara. Sola mirando actualizaciones de Facebook en mi celular.
¿Cómo lo solucionaba? ¡Bingo! Como lo hice en la primaria, huía, cambiaba de trabajo.
Pero la vida, que es infinitamente sabia, me puso siempre alrededor de experiencias y seres humanos que me hicieron de espejo, y un día desperté.
EL PRINCIPIO DEL DESPERTAR (de dos tortazos)
A dos tortazos les debo mi actual vida, una de la que me siento orgullosa, una historia valiente que estaría dispuesta a vivir tantas veces como el universo considerara necesario.
TORTAZO 1
El primer totrazo me llenó la panza con 3.900 gr de amor, tenía 20 años y una carrera a medias. Si esta es la forma de aprender de los fracasos sentimentales, sin duda volvería a hacerlo.
Le prometí a esos ojitos inocentes ser una mejor versión de mí.
Ya sé que suena a frase de cajón, pero así pasó y no pienso cambiar una palabra de ese momento histórico en mi vida.
Aunque el sentirme a gusto en mi piel, con mis rasgos indígenas y en los 156 cm de estatura que la naturaleza me dio, sólo ocurrió 10 años después. Lo cierto es que después del nacimiento de mi primera hija algo me crujió por dentro.
Era un “voy a dar lo mejor de mí”, porque entendí que para darle lo mejor yo tendría que ser lo mejor.
En un genuino acto de humildad me reconcilié con mi amor, no con el físico, con el de adentro, el de las entrañas.
Empecé a sentirme merecedora, no salvadora ni heroína de nadie, sólo mía. Yo merecía amarme.
Años después miré esa cicatriz, aquí dolió y aquí sanó, ya estoy lista.
Y así me uní a otra naranja, y fuimos dos naranjas completas, aún con sombras gigantes, y decidimos rodar juntas con otras dos naranjitas.
TORTAZO 2
¿Cómo explicar que entre más ascendía en ese trabajo más infeliz era?
Te puede sonar raro, pero a pesar de ascender yo me sentía insuficiente, por mi cabeza pasaban pensamientos como: “no tienen a nadie más para ese puesto y por eso me lo dan”.
- No me sentía respetada
- Ni escuchada
- Creía que todos hablaban mal de mí
- Era una conspiración en mi contra
Entonces decidí renunciar y emprender con un negocio on line.
Yo sola contra el mundo, cero contacto con lo humano, “hasta luego pues”, “suerte es que les digo”.
(Espera un momento y termino de reírme de mí misma)
Todas mis sombras me siguieron.
Entré a una escuela virtual para aprender sobre emprendimiento online y quería que los tutores se fijaran en mí, y cuando no lo hacían sufría.
Cuando comentaba en los foros me quedaba horas refrescando la pantalla para releer lo escrito y confirmar que sí me había expresado correctamente.
Un carrusel de pensamiento me atropellaba cada noche, me carcomía las neuronas pensando cómo mis compañeros se hacían amigos en la plataforma sin siquiera conocerse “face to face”.
Me sentía como en esas reuniones en la punta de la mesa, mirando mi celular mientras mis colegas compartían risas y anécdotas.
Las mismas emociones. ¡No soy nadie! ¡Otra vez!
- Insuficiente,
- inferior,
- mediocre,
- monótona,
- imprudente,
He tocado fondo.
«No son los trabajos que tengo, soy yo la que ha creado esto, lo he creado porque lo creo», esto fue lo que aprendí.
ROSANA 3.0
Una versión 3.0 no pasa de la noche a la mañana, no pasa como se te antoja. Pero grábate esto: nadie tiene que darte permiso para que ocurra, sólo eres tú.
Nadie tiene que darte permiso para que ocurra, solo eres tú Clic para tuitearPara mí, fue un conjunto de acontecimientos con una pizca de nuevos conocimientos.
Hoy vivo en la aceptación continua de mis luces y mis sombras.
Tomé la decisión de levantar la mano siempre que mi corazón palpitara, anunciándome que un pensamiento debía materializarse en verbo.
Tomé la decisión de abrirme y confiar en nuevos seres humanos. Al principio fui torpe y acartonada, pero cada vez me sale mejor, y dejé de estar en la esquina de la mesa refrescando actualizaciones de facebook.
Cada ser humano es un mundo por descubrir y no quiero volver a perderme eso.
Salto a mis miedos, presento mis productos, aún acojonada, pero lo hago. No hay otra forma de superarlo.
MI CLAVE DE SANACIÓN
Sé que para sanar mis creencias limitantes primero debo aceptar que están ahí, dentro de mí haciendo su fiesta.
Siempre que una situación o persona perturbe tu paz date un momento para analizar qué pensamientos estás brotando en tu mente.
- No tengas miedo de darles voz, déjalos ser, escúchalos, muéstrales la luz, no los resistas.
- Cuando tengas claros esos pensamientos, pregúntate qué estás sintiendo.
- Y libera el pensamiento, la emoción y el sentimiento.
Tú no eres nada de eso, pero si no traes eso a la consciencia no podrás liberarlos, sanarlos, y continuarás en la repetición de patrones.
Cuando me sentía aislada de mis colegas de trabajo los juzgaba, los calificaba como engreídos, superficiales, lameculos.
Pero había pensamientos que no permitía brotar a la superficie, no les daba lugar, aún así estaban ahí.
Estos pensamientos me decían “ellos son mejores”, “tu eres inferior, no estás a la altura”, “eres rara”.
¿Entiendes lo que hice?
Detuve la voz que juzgaba y esculqué en mi fondo para comprender realmente qué era lo que me generaba ese dolor…
Ahí estaba la música de fondo, mis creencias limitantes.
Cuando me pregunté qué me hacían sentir esos pensamientos, encontré: miedo, rabia, dolor, envidia, celos, inferioridad.
Y al final me decía:
«No soy nada de eso, esto va a pasar. Gracias por darme la oportunidad de ver dentro de mí para sanar».
Por eso cada situación fue perfecta, por eso amé mi fondo, comencé a poner luz ahí donde estaban mis sombras.
CONCLUSIONES: Colombia tierra querida, ¡Gracias!
Bella patria, sin ti yo no sería posible.
No nací para Barbie, ni con dinero para convertirme en una cuando creía que lo necesitaba, pero hoy comprendo que enfrentarme a todos los estereotipos de la época me permitió comprender mi real belleza.
Uno de mis maestros me dijo: “Quererte a ti misma cuando te dicen que eres linda es muy fácil”.
Bien, a mi me tocó la otra parte: quererme y reconocerme hermosa a pesar de que nadie me lo dijera, sólo yo.
Tuve que cavar hondo para lograr brillar con luz propia, sin listones, y sacar todo ese torrente de energía y pasión por la existencia.
Esta es mi voz, y sólo Colombia podía ser el escenario para entrenarla, el universo no se equivoca con esas cosas.
No nací para Barbie, ni para ser un molde diseñado por la sociedad, nací para ser Rossana, única, auténtica e irrepetible, como tú. Es esto lo que hace girar al mundo.
Te invito a descargar gratis mi guía para comenzar a dirigir tu vida y generar experiencias satisfactorias.
¿Hay bloqueos en tu vida?
Cuéntame cuáles son e identifiquemos juntas esas creencias limitantes que te atropellan.
¡Te espero en los comentarios!
Que bello artículo, es imposible no identificarse, ir hacia atrás y ver que tú en Cali y yo en Medellín, no hay mucha diferencia, la época marca y lo lleva a uno a asumir un disfraz una posición frente a la vida estilo salvavidas… Con el tiempo y como tú lo llamas tortazos es que uno se da cuenta que la única manera de salir adelante y ser feliz es siendo auténticamente la mujer que soy y la única que se puede ser. Superar las limitaciones es un proceso lento y de toda la vida… Miedo, sentimientos de inferioridad, un conjunto de sensaciones y pensamiento que no dejan ver que no eres abandonada, que no eres amada… Con el tiempo y con voluntad y constancia en querer ser, se logra identificar y lograr reconocer lo valiosa y gran persona que se puede ser… Somos mujeres valientes, mujeres con grandes posibilidades que han aprendido a confiar y soltar… Confiar y creer y marcar la diferencia en la vida propia y quién nos rodea…
Gracias por recordarmelo, por seguir mostrando el camino y es grato saber que no eres la única pero si única para caminar hacia la luz y el amor propio.
Hola Jenny!!
Tenía muy claro que habría muchas mujeres que se iban a sentir identificadas con el artículo de Rossana. La que más y la que menos hemos tenido situaciones que nos han hecho sentirnos así.
Me encanta lo que dices de que «la única manera de salir adelante es ser auténticamente la mujer que soy», porque es una verdad como un templo. Y quizá, desde la mujer que eres, te acabes dando cuenta de que no había que cambiar tantas cosas. Y que las que creías que había que cambiar no era más que por complacer a otras personas, pero para ti están bien.
Desde luego, tienes razón que este proceso de superar las limitaciones y caminar hacia el amor propio es para toda la vida, así que disfrutémoslo y si es juntas mejor que mejor 😉
Muchísimas gracias por tan sabias palabras.
Un abrazo
Tania
Hola Jenny,
Cali y Medellín, esos son reales centros de entrenamiento y depende de cada una sacar la chispa genuina que llevamos dentro, al principio doloroso para deshacernos de ese disfraz del que hablas, pero vale la pena, pues del otro lado está la recompensa y ese encuentro con nosotras mismas, con las auténticas y las reales.
Coincido contigo y con Tania, superar las limitaciones y caminar hacia la luz y el amor propio es algo de toda la vida, y podemos hacerlo desde el goce y disfrute, es el mejor regalo que podemos hacernos.
Gracias por parar un momento y compartir…
Un abrazo!
Querida Tania, agradezco enormemente la puerta que me has abierto para colaborar en tu auténtico, real y hermoso proyecto, ha sido una experiencia bastante enriquecedora para mí.
Continuaré siguiendo de cerca tus publicaciones e inspiración.
Un gran abrazo!
El placer es mío Rossana!!!
Y no es algo que diga por quedar bien, de verdad creo en ti y me ha encantado esta colaboración.
Además, me hace mucha ilusión que haya sido yo la primera persona para la que has hecho un artículo de invitada. Me encanta!!! 😉
Ya han empezado a llegar los primeros comentarios porque es un artículo muy real, de los que salen de muy dentro. Esa es la mejor manera de llegar a otras mujeres y de ayudarlas de verdad.
Gracias por compartir un trocito de camino conmigo.
Un fortísimo abrazo
Tania
Pedazo de artículo salido del corazón. Tengo la gran suerte de haber cruzado mi vida con Rossana y de contar con su maravillosa energía. Después de leer este artículo te siento aún más cerca. El charquito que nos separa no marca diferencias en los sentimientos que muchas hemos sentido, sentimos o seguiremos sintiendo 🙂
Continuaremos escuchándonos y sacando mejores versiones de nosotras mismas. Brindo por los tortazos enriquecedores.
Enhorabuena a las dos por vuestra maravillosa labor,
Un abrazo
Hola Sandra!
Muchísimas gracias por comentar!
La verdad es que sí, que yo también siento esa energía que desprende Rossana y que está llegando a muchas más mujeres.
Brindemos entonces por los tortazos enriquecedores y demos las gracias por ellos.
Un abrazo
Tania
Hola Sandra, muchas gracias por tu comentario!
Es cierto, los sentimientos no tienen nacionalidad, y en la empatía también podremos poner luces a nuestras sombras, sacando siendo siempre la mejor versión de nosotras.
Un gran abrazo!
Gracias por compartir tu historia Rossana.
Me veo en muchas de las cosas que dices…
El no soy suficiente, yo es que no sé hacerlo, no me lo merezco, ell@s son mejores… Rueda de perfeccionismo, nunca he estado satisfecha con nada, rebelde… Y por supuesto triste, enfadada, envidiosa.
Gracias a mi tortazo ahora también estoy sanando y la verdad, no puedo estar más agradecida por la vida que me estoy creando!
Gracias por tus palabras.
Hola Isa, gracias por compartir!
Son esos tortazos los que nos muestran el camino.
Muchas veces desde la infancia vamos tejiendo fino todas nuestras creencias, nos identificamos con ellas y las sufrimos hasta que caen por su propio peso. Pero ves que cuando las observamos de frente el «hechizo se rompe», entonces ocurre la magia, crecemos, nos hacemos más fuertes, sanamos…
Ya estás en el camino, tienes la clave 😉
Un abrazo!
Que buena tu historia de superación personal, resulta muy motivadora. Gracias por compartirla.
Siempre ayuda releer sobre el poder que tienen las creencias limitantes. Para así, no olvidarse de lo importante que es estar alerta por si vuelven. Y poder rápidamente reconocerlas, aceptarlas y que puedan ir en paz.
Hay una frase que se la oí a Sergio Fernández que dice: «lo que no se aprende por discernimiento, se aprende por sufrimiento», yo, como tú, elegí la segunda opción. Aunque considero que lo importante es haber despertado a tiempo para poder sanar y disfrutar de la vida de una forma plena.
¡Un saludo!
Ignacio!!
Me encanta ver a hombres por aquí!
Pues sí, toda la razón para Sergio Fernández. A mí me gusta creer que soy más de la primera opción pero de todo hay…jejeje
Que sigas disfrutando de la vida de forma plena y compartiéndolo con nosotras.
Un abrazo
Tania
Hola Ignacio, un gusto saludarte!
«Reconocerlas, aceptarlas y que puedan ir en paz» es un proceso al que me gusta llamar entrenamiento, y la vida nos da tantas oportunidades como es necesario para aprenderlo, pero ahí viene lo que nos dice Sergio Fernández y en muchos casos nos vamos por el sufrimiento.
Me alegra que hayas encontrado el camino a tiempo, despertar, y que estés disfrutando el paso por este maravilloso planeta 🙂
Un abrazo!
Muy buen articulo, felicidades Rossana, seguro fueron momentos de alegría al momento de escribirlo y saber que ya solo fue un aprendizaje y lo superaste para mejorar tu versión y para enseñar y ayudar a muchas personas a superar sus propias creencias limitantes.
Seguro que a muchos nos toca de alguna manera.
Hay una frase que tengo y creo encaja perfecta.
«La felicidad esta en las manos de cada persona»
Saludos,
¡Qué razón tienes Carlos!
Está en cada un@ de nosotr@s fabricar nuestra felicidad.
Gracias por recordarlo.
Un abrazo
Tania
Hola Carlos, de eso se trata, de poder mirar atrás y saber que todo lo que nos pasó tenía un propósito más allá de lo que podíamos entender en su momento, pero son esas experiencias las que nos hacen reconocer nuestra propia fuerza y luz.
Un abrazo!
Rossana
Exactamente todo todo esto qué cuentas cada palabra es mi vida solo que yo no he logrado llevar esa luz a mi profundidad, y ahora todos estos sentimientos y creencias me hacen pedazos la vida sobre todo el.alma.
Hola Carmen!!
Pues ya has visto que en el caso de Rossana, y en el de tantas y tantas de nosotras, es posible sacar luz de donde había un dolor tan profundo.
Tú también puedes, no lo dudes ni un momento, solo tienes que dar el primer paso y tomar la decisión de ser tu propia luz.
Un fuerte abrazo
Tania
Hola Carmen, todos esos momentos difíciles son oportunidades para reconocer que sí somos capaces, que si hay luz en nosotras… Como dice Tania, todo comienza con un primer paso.
Ánimo preciosa, que no te quepa duda del poder que tienes.
Un fuerte abrazo!
Rossana