INTRODUCCIÓN
No bromeo cuando hablo de las señales de la vida que me han guiado en el camino. Estoy convencida de que existen y de que me ayudan a elegir lo que es mejor para mi.
No creo en las casualidades, soy más de la ley de causa y efecto o de lo que se llama sincronicidad.
Todo pasa por algo y todo lo que pasa lleva implícita una lección que necesitabas aprender. Es por eso por lo que siempre digo que todo cambio es para mejor.
Sé que a ti aún te cuesta creer en esto, pero hoy te voy a demostrar que estoy en lo cierto.
El universo te manda señales para ayudarte a tomar tus decisiones. Tu corazón te dice a gritos cuál es el camino que tienes que escoger para poder evolucionar.
La intuición, por su lado, te da pistas para que actúes rápidamente, sin darle demasiadas vueltas a las cosas, siempre a tu favor.
Seguir las señales de la vida es la brújula que te llevará donde necesitas estar.
LA INTUICIÓN
Aunque siempre he creído que mi intuición estaba a medio hacer, he tenido la “suerte” (para quien crea en ella) de hacerle mucho caso a mi corazón.
Es posible que ambas cosas sean lo mismo, de hecho, “intuición” y “corazonada” son sinónimos, aunque para mí tienen matices.
Escuchar a tu corazón puede ser un proceso lento, de atención plena y un gran ejercicio de autoconocimiento. La intuición es algo rápido que te da respuestas inmediatas.
Por establecer otra diferencia, para mi las corazonadas pueden fallar, pero saber lo que dice tu corazón y hacerle caso, te dirige al éxito de cabeza.
Sean lo mismo o no, tanto si sigues tu intuición como si te paras a escuchar a tu corazón, estás condenada a aprender algo.
Seguir las señales de la vida no es más que hacer aquello para lo que hemos venido al mundo.
El sexto sentido, la intuición, escuchar al corazón, todas estas expresiones que suenan muy etéreas y que es complicado explicar científicamente, son las que han guiado mi vida.
Y, créeme, estoy segura de que la han guiado muy bien.
Pero a pesar de que puedan parecer cosas poco racionales, estudios como este ya nos dan explicaciones científicas para este tipo de fenómenos.
EL CHILLÓN DE MI CORAZÓN
Seguro que te ha pasado alguna vez, algo dentro de ti te chilla tan fuerte que hasta te asustas.
El corazón, tu alma, tu interior, te dice muchas cosas a cerca del camino que tienes que seguir. Además, te pone delante las señales que confirman eso que tu corazón cree que tienes que hacer.
El universo conspira a tu favor, quiere que seas feliz.
Algo así me pasó hace unos años. Las señales de la vida me marcaron un camino muy concreto que me ha permitido conocerme mejor y vivir intensamente.
Por aquel entonces, vivía en Boadilla del Monte (Madrid), tenía un trabajo estupendo que me daba un buen sueldo y por fin había conseguido irme a vivir sola.
Mi círculo social era bastante grande y estaba muy a gusto con mi vida.
Sólo había una cosa que fallaba, y mucho: todas las relaciones amorosas que empezaba fracasaban enseguida y me dejaban heridas que tardarían en cicatrizar.
Llevaba tiempo con ganas de formarme como profe de Yoga y empecé una formación esperando encontrar luz, más que por enriquecer mi currículo. Sería allí donde conocería al hombre que me cambiaría los esquemas.
Me tocó tan fuerte que puso mi mundo patas arriba y consiguió que lo dejase todo para irme a vivir con él a otra ciudad.
No recuerdo si llegaron señales en ese momento, porque realmente no las necesitaba. Mi corazón me empujaba a tomar esa gran decisión que cambiaría el resto de mi vida.
Enamorada hasta las trancas de una persona muy diferente a mi, dejo piso, trabajo, círculo social y todo lo que tenía en mi vida en ese momento, para cambiar de ciudad, quedarme en el paro (yo que no había estado nunca sin trabajar) y empezar una nueva vida junto a alguien que prácticamente acababa de conocer.
APOSTANDO MUY FUERTE
Yo era una persona de blancos y negros, de todos o nadas, de arriba o abajo. Ahora sé que eso no es sano y que los grises son muy necesarios, pero en ese momento aposté todo lo que tenía al mismo caballo.
Este cambio de vida iba precedido de un compromiso de matrimonio. 3 meses llevábamos juntos y ya habíamos decidido poner toda la carne en el asador.
Sí, una auténtica locura.
Aunque a mucha gente le pareció una locura total, otra mucha gente entendía que yo ya estaba loca de antes y que era una salida de tono más.
Pero no, esta salida de tono me iba a traer los mayores aprendizajes de toda mi vida.
HACERSE A LOS CAMBIOS
Me considero una persona que se adapta bien a los cambios, a pesar de que me cuesta muchísimo desligarme de mi pasado.
Es una contradicción pero es así: me acostumbro enseguida a nuevas rutinas pero sin dejar de pensar en las cosas buenas que he dejado atrás, con mucha nostalgia. El apego me traía de cabeza.
Mi nueva vida empezaba marcada por la situación de desempleo a la que estaba tan poco acostumbrada.
Obsesionada por encontrar trabajo, no entendía cómo con mi CV no me llamaban de ningún sitio. Aquí tienes una señal: no me llamaban de ningún lado porque ese no era el camino.
Mientras repartía currículos a diestro y siniestro y esperaba que los astros se alineasen a mi favor, me surgió la oportunidad de montar un negocio propio.
Mis experiencias como empleada eran muy buenas, siempre tuve buenos jefes y buenos sueldos. Sin embargo, tener un negocio propio venía estando en mi cabeza desde hacía tiempo.
Cuando es tu camino la vida te lo pone todo muy fácil, y la oportunidad que se me estaba presentando no parecía que implicase demasiadas dificultades.
Aún así, no me quedaba del todo claro…
LA LIBÉLULA QUE VINO A IMPULSARME
Durante el proceso en que decidíamos, como futuro matrimonio, si invertíamos o no en ese negocio, nos marchamos el fin de semana a visitar a un amigo muy especial.
Estábamos paseando por el campo cuando una libélula empezó a revolotear a mi alrededor.
Este amigo, que es una persona muy espiritual, me insinúa que la libélula ha venido a decirme algo y me ofrece un libro donde leer su simbología.
En ese momento el mensaje no me dice mucho, pero de camino a casa, otra libélula vuelva a aparecer en la carretera, justo delante del coche. Con los días, me olvidé de las libélulas y continué intentando decidir si abría o no ese negocio.
Finalmente, decidimos aprovechar la oportunidad que se nos había presentado y abrirlo.
Uno de los primeros días en los que me acerco a arreglar el local que habíamos alquilado, otra libélula me sorprende en la puerta.
¡Joder con las casualidades, ¿no?!
Quizá esto no te parece demasiado relevante, a pesar de que no es normal que una libélula revolotee delante de un coche que va por una autovía. Por no mencionar que esos animales suelen estar en terrenos húmedos y estamos hablando del verano en Linares (Jaén).
Pero aquí no queda la cosa…
CUANDO LAS SEÑALES DE LA VIDA NO TE DEJAN ELECCIÓN
Nos costó bastante decidir el nombre que le íbamos a poner al negocio. “Círculo Mágico” fue la decisión final para mi primer Centro de Pilates, Yoga y Danza Moderna.
Obsesionada con encontrar un logotipo que expresase todo lo que yo quería trasmitir, encargué el diseño a un amigo sin darle ninguna instrucción. Lo único que sabía era el nombre y de qué iba el negocio, nada más.
Cuando me mandó el logotipo pocos días después, no me lo podía creer.
Puede que esos bichejos formando un círculo perfecto no fuesen libélulas, pero se le parecían mucho.
Volver a leer la simbología de la libélula me dio todas las respuestas: era un momento de cambio que me traería grandes aprendizajes, prosperidad y buena suerte.
Ahí acabé de comprender que ese era mi camino y que se abría una gran etapa de mi vida.
Para saber lo que vendría después, tendrás que esperar un poco ?
Sólo te diré que los aprendizajes hay que saber verlos y que no todas las señales te hacen recorrer caminos de luz. A veces hay que acabar en la oscuridad para aprender lecciones que no sería posible aprender de otra manera.
Me encantaría saber si reconoces alguna de estas señales de la vida, en tu propia vida.
¿Has tenido experiencias de este tipo?
Tú eres otra señal de la vida para mi. Estamos donde tenemos que estar para aprender.
TE ABRAZO Y ¡TE ESPERO EN LOS COMENTARIOS!