• Saltar al contenido principal
  • Saltar a la barra lateral principal
Tania Carrasco logo transparente mediano
  • INICIO
  • SOBRE MÍ
  • CONSULTA
  • FORMACIÓN
  • BLOG
    • ALIMENTACIÓN Y EJERCICIO
    • DESARROLLO PERSONAL
    • MIS VIAJES
  • REGALO
  • CONTACTO

traumas infantiles

MI MADRE DESTRUYÓ MI AUTOESTIMA Y NO CONSIGO SUPERARLO

30 octubre, 2017 por taniacarrasco 336 comentarios

Aunque jamás he pensado que mi madre destruyó mi autoestima, cada día soy más consciente del importante papel que tuvo ella en la formación de mi falsa autoestima.

En este artículo vas a entender mucho mejor de dónde viene lo poco que te respetas, aunque a los demás les hayas hecho creer lo contrario.

Ten en cuenta que el conocimiento es poder y cuanto más sepas de ti misma más capacitada estarás de afrontar las consecuencias de todo lo que ha pasado en tu vida, para poder seguir hacia delante.

Normalmente le doy mucha caña a la figura del padre, porque parece ser que es de donde vienen la mayoría de tus traumas, pero no es así. No puedes dejar pasar el papel de tu madre porque es tanto o más importante que el de tu padre.

Como mujer adulta que eres, mantienes con tu madre una buena relación. Para ti es una relación especial, es la única madre que tienes y tendrás nunca, pero en el fondo le guardas ciertos rencores que se manifiestan más a menudo de lo que te gustaría.

Con tu madre tienes un conflicto, un amor-odio que afecta a tu vida más de lo que te imaginas.
Si la relación con tu madre no es sana, es muy complicado que puedas tener paz mental en el resto de áreas de tu vida.

Sí sí:
–          Tienes mucho estrés
–          A tu día le faltan horas
–          Y no duermes lo suficiente, de acuerdo.

Pero los conflictos internos, los conflictos emocionales, eso que no se ve a simple vista, afecta mucho más a tu vida que el hecho de que el día solo tenga 24 horas.

Por eso, como este es un proyecto que tiene como base la salud física, sé que sin salud física no hay salud emocional y hay que mirar esto de cerca.

Porque si cuidases tu cuerpo físico podrías ver las cosas de otra manera.

Esto no significa que con salud física ya no vayas a tener problemas que resolver. Siempre los habrá. Pero te resultarán más sencillos.

El rencor, el odio, los traumas…ocupan un espacio precioso que hay que llenar con amor y salud.

¡Va!, arremángate que empezamos 😉

POR QUÉ MI MADRE DESTRUYÓ MI AUTOESTIMA

No se me ocurre tarea más difícil en el mundo que el hecho de ser madre, y para eso no hay carreras universitarias, ni formaciones de ningún tipo.

Cualquier mujer, capacitada biológicamente, puede ser madre sin pasar ningún test psicotécnico («muy mal yaya», como dice mi sobrino cuando regaña a su abuela). Partiendo de esa base ya vamos mal, así que corramos un estúpido velo.

Que tu madre se quedase embarazada de ti y decidiese dar a luz y criar una hija, no significa que tuviese en sus manos las herramientas, ni los conocimientos necesarios, para sacar matrícula de honor en esa licenciatura de la vida.

Ser madre es una carrera de fondo donde se empieza con lo que tienes y se van adquiriendo aprendizajes por el camino, o eso me han contando. Si tienes esto en cuenta, está claro que la autoestima que tuviese tu madre mientras te gestaba y te criaba, influirá directamente en ti.

¿Conoces alguna mujer que se haya puesto a trabajar su autoestima para que esta influyera positivamente en su bebé? Si conoces alguna házmelo saber por favor, quiero entrevistarla.

Si quieres ser una de las entrevistadas necesitarás empezar por aquí. 

Con esto no trato de criticar a ninguna madre, ni muchíiiiisimo menos. Solo reitero la idea de que a tu madre nadie la preparó para serlo y como no la enseñaron a darle importancia a estas cuestiones ni siquiera se las planteó.

Así que si tu madre destruyó tu autoestima es porque la suya ya estaba destruida de antemano y quizá ni siquiera lo supiese.

MADRE TÍMIDA Y VERGONZOSA

Existe una relación directa entre la timidez y la vergüenza con la baja autoestima.
Si tienes una madre tímida, como es mi caso, habrás comprobado que eso te afecta en muchas ocasiones. Más que afectar, incluso te molesta.

Aunque hasta ahora no lo sabías seguro, intuías que el hecho de que tu madre fuese tan tímida tenía mucho que ver con su falta de autoestima.

Es una mujer que quiere pasar desapercibida a toda costa, que se mete en su mundo y no hay narices a que nadie más entre allí.

Como tu madre no se considera valiosa, ni digna de amor, crece para dentro, escondiendo sus temores, deseos o necesidades para que nadie le haga daño. Y eso te afecta. 

A pesar de que tú hayas desarrollado más el rol de tu padre, sobre todo porque estaba ausente y alguien lo tenía que desarrollar, la personalidad de tu madre también te marcó.

Si tu madre se encerraba en sí misma porque no se creía valiosa, tú interiorizaste eso tanto para adquirirlo como para cuestionarlo. Si ella no creía en sí misma ni en sus capacidades, ¿qué confianza en ti misma ibas a tener tú?

La diferencia principal es que como la actitud de tu madre te daba tantísima rabia, tú decidiste hacer lo contrario: tapar tus inseguridades para que nadie se diese cuenta, hacerte la dura, no como ella.

Entre madre e hija existe un importante vínculo de identificación que no puede pasarse por alto.

ACTITUDES DE TU MADRE QUE INFLUYERON NEGATIVAMENTE EN TU AUTOESTIMA

1.      NO VALORABA TUS LOGROS

Cuando eras pequeña te esforzabas mucho para que tu madre valorase todo lo que hacías, pero eso no ocurría. Pocas veces tu madre te dio palmaditas por lo bien que lo habías hecho. Pocas veces te dio un abrazo por el esfuerzo realizado o por hacer lo que te había pedido que hicieses.

2.      TE COMPARABA CONSTANTEMENTE

Sin intención de herirte ni de mermar tu autoestima, tu madre te comparaba continuamente con tus hermanas, tus amigas o incluso con ella misma. Lo de los demás siempre estaba mejor que lo tuyo, o al menos esa fue la lectura que tú hiciste.

3.      TE PONÍA ETIQUETAS

Llevas grabadas a fuego muchas de las palabras que te decía tu madre en tu infancia:

–          “Eres mala”
–          “Eres torpe”
–          “Eres gordita”
–          “Eres egoísta”
–          “Eres mal educada”
–          “Eres incorregible”
–          Etc, etc, etc.

Y como las cosas buenas no se te decían para que no te las creyeses, lo único que pudiste interiorizar fue todo lo malo que te atribuía tu madre. Así eras tú, una persona horrible y, sin querer, te lo creíste.

4.      TE EXIGÍA COSAS QUE NO IBAN CON TU EDAD

Entre la timidez de tu madre y el hecho de que ella no se valoraba lo suficiente, seguro que te tocó en más de una ocasión hacer cosas que te quedaban grandes como niña que eras.

Pero tú parecías tan echada para delante y tu madre tan echada para atrás, que parecía la mejor elección.

Tanto si lo hacías mal, como si lo hacías bien, tú sentirías que la presión que se ponía sobre ti era demasiado grande y que no podías llegar a alcanzar las expectativas que tu madre tenía puestas en ti.

Volverías a fracasar y tu mamá te añadiría otra etiqueta, la de inútil por ejemplo, para ir haciendo la lista cada vez más grande.

5.      NO TOLERABA TUS ERRORES

En tu casa los errores se pagaban, el castigo era seguro. Independientemente de que asumieras el error o no, tenías que pagar por ello. Eso te llevó a pensar que tu madre sólo toleraba la perfección. Había que ser perfecta o encerrarse en una misma, como hacía ella.

6.      NO TENÍA NINGUNA CREDIBILIDAD

Lo que no se puede cuestionar es que tu madre quería lo mejor para ti, aunque le venía muy bien la frase “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”.

–          Quería que estuvieses bien alimentada.
–          Quería que sacases buenas notas para que tuvieses un futuro mejor que el suyo.
–          Quería que hicieses ejercicio para estar más sana.
–          Quería que encontrases un buen hombre que no te reprimiese.
–          Quería que fueses una mujer libre.

Sin embargo, lo que quería para ti no era lo que hacía para ella. Tu madre:

–          Se alimentaba fatal.
–          Fumaba muchísimo.
–          Le costaba la misma vida hacer ejercicio.
–          Se sometía a tu padre.
–          Se enfadaba si pasabas demasiado tiempo con chicos…

Todas esas actitudes te confundían bastante y no sabías qué era lo mejor ni por qué tu madre actuaba así.

7.      SE APOYABA DEMASIADO EN TI

En lugar de tener en cuenta sus propias capacidades o apoyarse en tu padre, o en cualquier amiga o familiar, tu madre te tenía a ti como:

–          Amiga
–          Confidente
–          Cuidadora
–          Hombro para llorar
–          Lugar donde volcar sus frustraciones…

Y eso es demasiado trabajo para cualquier niña.

No podías llegar a todo, era imposible, así que tu autoestima caía en picado junto con la de tu madre. Aunque a ella se le notase muchísimo y tú lo supieras disimular mejor.

MI MADRE DESTRUYÓ MI AUTOESTIMA PERO LO VOY A SUPERAR

Y no te queda otra más que superarlo si quieres ser feliz y vivir tranquila.

La figura de una madre es la figura más importante de la vida de cualquier persona. La relación que tengas con ella, tanto si está físicamente contigo como si no, será crucial para que seas una mujer emocionalmente sana.

Tu madre hizo muchas cosas «mal», con toda seguridad. Eso mismo te pasa a ti, o te pasará, con tus hij@s porque nadie es perfecta. Sin embargo, hay muchas cosas que puedes hacer por ti para que esa falta de autoestima que te persigue desde la infancia se convierta en un amor profundo hacia ti misma y hacia todo lo que te rodea.

Voy a contarte lo que yo he tenido que hacer en mi camino para dejar de guardarle rencor a mi madre por todo lo que creía que había hecho mal:

1.      SUELTA EL VICTIMISMO

Sé que durante mucho tiempo te ha venido genial pensar que la culpa de muchos de tus problemas la tenía tu madre. Has intentado cambiarla a ella para que así te afectasen menos sus cosas, pero no ha funcionado.

Ya eres una niña grande, así que responsabilizar a los demás por los problemas que tú tienes no te va a permitir avanzar.

¡Deja de hacerte la víctima y toma las riendas!

Sé que dicho así suena muy duro. A mí también me ponían de muy mal humor las personas que me decían esto…Hasta que me di cuenta de que tenían toda la razón.

2.      PONTE EN SU LUGAR

Si eres madre, ahora entenderás mucho mejor todas esas cosas que pensabas que tu mamá hacía mal puesto que ya lo estás viviendo en tus propias carnes.

Si no eres madre, lo único que tienes que hacer es empatizar un poco con ella. Si no conoces demasiado de su historia pregúntale:

¿Cómo era la relación con sus padres, tus abuelos?

¿Cómo fue su infancia?

Intenta comprender de dónde viene su comportamiento, porque todo el mundo tiene una historia que le lleva a actuar de una u otra manera.

La gente no es mala o bueno porque sí, y conocer su historia te ayudará a entender muchas cosas, aunque eso no significa que tengas que compartirlas.

3.      PERDONA

¡Menuda herramienta esta del perdón! Maravillosa en cualquier etapa de tu vida para sanar tus heridas y seguir adelante.

Al fin y al cabo tu madre tampoco es mala, todo lo contrario, es una buena mujer que ha querido hacerlo siempre lo mejor que ha podido (sabido).

Soy consciente de que esto sueña ñoño, pero tengo plena conciencia de que todo el mundo lo hace lo mejor que sabe y puede. No se pueden hacer las cosas de otra manera.

Con tu madre pasa lo mismo. Puede ser un auténtico monstruo, pero se debe a que no sabe hacerlo mejor. Qué podemos hacer ante esto???

Liberar de culpa a tu madre, te libera de culpa a ti. Es un proceso que hay que asumir para afrontar estos traumas infantiles, por mucho que en los momentos de dolor lo único que quieras es hacerla desaparecer.

4.      ESTRECHA LOS LAZOS CON ELLA

Quizá pienses que con perdonar, a tu manera, está el tema resuelto. Sin embargo, no consigues olvidar todas esas cosas que te han hecho tener la autoestima tan baja.

Si perdonas de verdad, lo siguiente será estrechar lazos con tu madre y dejar de criticarla para reforzar sus virtudes.

Así la estarás ayudando a ella a sanar su autoestima y te vendrá genial a ti para que su forma de actuar deje de perjudicarte.

Pero si has decidido que es mejor alejarse, este apartado te lo saltas del tirón. 

Cuidado aquí porque estamos hablando de relaciones madre-hija «normales», no estoy hablando de madres narcisistas ni psicópatas. Si tu madre es de este tipo lo único que se puede hacer en la mayoría de los casos (además de aceptar el pasado y perdonar) es marcharte lejos.

5.      APRENDE DE SUS ERRORES PARA QUE TÚ NO LOS COMETAS

Mi madre siempre me ha dicho que ella hacía conmigo y con mis hermanas justo lo contrario de lo que habían hecho con ella. O al menos eso intentaba.

En la realidad, no es frecuente conseguir hacer justo lo contrario que han hecho contigo, porque muchas de esas cosas van grabadas en tu ADN y te salen de forma inconsciente.

Por eso, en cuanto a la libertad que tenía o los consejos que recibía, probablemente eran totalmente contrarios a lo que mi abuela hacía con ella. Sin embargo, en otras muchas cosas como no valorar los logros por ejemplo, mi madre no pudo evitar comportarse como mi abuela porque no era consciente de que lo hacía.

Así que observa bien todas esos comportamientos de tu madre que consideras que han acabado con tu autoestima y refuerza el aprendizaje para que tú no hagas lo mismo.

Está claro que si consigues sanar tu autoestima dañada podrás ser una madre que sepa reforzar la autoestima de tus churumbeles.

Puede que gracias a tu madre tengas baja autoestima, pero también tienes otras cosas: gracias a tu madre, entre otras cosas, has conseguido convertirte en la mujer admirable que eres hoy. Eso que tampoco se te olvide.

Me gustaría volver a hacer una aclaración en este punto porque no se ha entendido nada bien…

Obviamente, cada cual entiende lo que quiere en función de su percepción de la realidad. Así que te cuento cuál es mi percepción.

Lo que quiero decir aquí no es que gracias a lo mal que se ha portado tu madre tú has conseguido ser lo que eres.

No es así exactamente…

Lo que quiero decir es que, todo lo malo que ocurre en la vida te sirve para hacerte más fuerte, más consciente y estar más preparada. Así que de absolutamente todo se puede aprender y agradecer.

CASO REAL

Tengo una amiga, una tía genial, cuya madre es el vivo ejemplo de todo lo que te estoy contando. Desde luego no es mi caso, pero sí que es un caso que me pareció muy claro cuando lo conocí.

La primera vez que mi amiga me presentó a su madre, lo primero que esta señora le dijo a su hija fue:

“Mira qué delgadita está tu amiga, no como tú que cada vez estás más gorda”.

¡Me quedé helada!

Mi amiga se lo tomó tan bien que no me preocupé demasiado, es una chica que tiene muy claras cuáles son sus cualidades y que necesita mucho más que eso para que le afecte a su autoestima.
Pero no me quiero ni imaginar qué tipo de infancia tuvo que pasar siendo criticada y comparada constantemente y de una forma nada suave, y de qué manera tuvo que protegerse de aquello para convertirse en la mujer y madre maravillosa que es hoy.

CONCLUSIONES

Como se explica perfectamente en este artículo:

“La autoestima es uno de los componentes de la vida afectiva que tienen mayor incidencia en la calidad de vida de las personas y en su salud”.

Afirmación que me parece indiscutible porque he podido comprobarlo a lo largo de toda mi trayectoria, y por eso me dedico a lo que me dedico hoy en día.

No sólo tus padres han tenido influencia en tu autoestima, aunque la infancia sea el período más crucial para ello. Hay muchos factores que afectan día a día a que te sientas bien contigo misma.

No pretendo en ningún caso decirle a ninguna madre cómo tiene que actuar, qué podría haber hecho mejor, ni me atrevería jamás a hacerlo puesto que no me puedo poner en su piel.

Mi intención es que tú entiendas que aunque la figura de tu madre tuvo mucho que ver con la autoestima que has desarrollado, a día de hoy solo lo puedes mejorar tú.

Si crees que tienes una vida mediocre y que tu madre, o cualquier otro factor externo, tienen la culpa de algo, te va a resultar muy complicado avanzar.

Cuando más te quieras más querrás a los demás y, por tanto, la relación con tu madre mejorará muchísimo.

La relación con mi madre es muy buena, tengo una madre especial aunque sea un poquito “padentro”. Pero desde el momento en que yo empecé a valorarme, empecé a valorarla más a ella también.

Juntas, hemos hecho un camino de desarrollo personal y de evolución constante que me hace seguir aprendiendo de ella cada día y dar gracias por la madre que tengo. 

Tanto tu madre como la mía se dejaron la piel para darnos lo mejor, las heridas sólo sanan cuando perdonamos lo “malo” y recordamos lo bueno.

“Gracias mamá por inspirarme a convertirme en una gran mujer como tú”.

Y para finalizar ¡me encantaría verte en los comentarios!

Tienes que tener en cuenta que:

  • NO SOY PSICÓLOGA
  • NI PSIQUIATRA

Soy Terapeuta Nutricional, Instructora Física y Coach, pero sé muy bien de lo que hablo porque lo he trabajado en mí y con mis propias clientas.

Es más, he podido comprobar que incluso sin tocar el tema directamente, cuando mejoras tu salud física consigues claridad mental y puedes afrontar todo esto de una forma más sencilla, menos dolorosa, más funcional.

POR FAVOR, LEE ESTO ANTES DE ESCRIBIR UN COMENTARIO, si el artículo te ha provocado algún tipo de resistencia:

Este artículo está suscitando mucha polémica, sobre todo entre las personas que no se sienten capaces de perdonar y que aún arrastran demasiada ira y rencor. Y esto no es una crítica, sino una observación sin juicio que lo único que pretende es ofrecer comprensión.

Para este tipo de personas que están viviendo su proceso de esta manera, como es normal cuando se viven situaciones dramáticas, les expreso todo mi respeto y mi cariño.

Yo también pensaba que las personas que me hacían daño no merecían ser perdonadas. Hasta que empecé mi propio proceso y me di cuenta de que estaba tirando piedras contra mi propio tejado.

A día de hoy, he comprobado por mi propio proceso y el de mis clientas, que el perdón no es hacia fuera, el perdón solo sirve hacia dentro. No hay nada, ni nadie, ahí fuera a quien tengas que perdonar. Pero esto solo se comprende cuando ya has puesto todo de tu parte para superarlo.

Hay que intentar hacer algún tipo de terapia, la que sea, que te ayude con el tema. Porque de verdad que cuando se le pone conciencia a este asunto toda la película de tu vida cambia muchísimo.

Mi recomendación, siempre, es indagar en la terapia transgeneracional. Pero cada cual que encuentre su manera a través de la psicología, la psicoterapia, o la multitud de técnicas que tenemos a nuestro alcance hoy en día.

Yo te cuento lo que a mí me ha funcionado, tú tienes que encontrar tu manera. Que en ningún caso es sentarte a criticar lo que otras personas piensan porque no piensan lo mismo que tú, como está ocurriendo con muchos de los comentarios que encontrarás debajo.

Se puede perdonar, te lo aseguro. Y es el único camino hacia la paz interior. Solo hay que dejar de enjuiciarlo, abrir un poco la mente e intentarlo.

Será un proceso lento pero realmente hermoso que muchas mujeres ya estamos transitando. Tú también puedes recorrer este camino cuando te sientes preparada. Pero si aún no es el momento, te deseo todo lo mejor y te mando todo mi amor.

GRACIAS.

Ahora sí, cuéntame:

¿Aún culpas a tu madre de muchas cosas?

¿No tienes claro que tu madre sea una madre genial y no consigues perdonarla?

¡Entre todas nos ayudamos muchísimo, no dudes en comentar!

Un súper abrazo 

P.D: No se publicará ningún comentario donde se me falte el respeto a mí o a cualquier otra persona. Esto es un lugar para el diálogo respetuoso, no para la intransigencia.

P.D2: Una de las mejores cosas que mi madre hizo por mí fue enseñarme la importancia de comer bien y hacer deporte. Gracias a eso hoy soy lo que soy y puedo ayudar a otras mujeres a tener un peso sano y una energía para comerse el mundo. Pero además, gracias a ella he tenido que hacer mucha terapia y he aprendido infinito. Solo te cuento mi proceso. Si te sirve, genial! Sino, no pasa absolutamente nada y tienes que seguir tu camino.

Publicado en: DESARROLLO PERSONAL Etiquetado como: como superar problemas con mi madre, el papel de la madre, madre tímida como influye, mi madre destruye mi autoestima, minimalismo existencial, minimalismo para los traumas infantiles, minimalismo para sanar la autoestima, minimalismo y relaciones personales, traumas infantiles

¿TE SIENTES COMO LA ÚLTIMA MIERDA? APRENDE A QUERERTE Y VALORARTE DESDE HOY MISMO

20 marzo, 2017 por taniacarrasco 93 comentarios

¡Aprende a quererte y valorarte y no necesitarás nada más! Ale, fin del artículo.

Vale, voy a dar algunas explicaciones más que el tema promete 😉

Sí, tú pensabas que te querías y te valorabas pero, con el tiempo, has ido descubriendo actitudes en ti que tiran por la borda ese pensamiento.

Pero estabas tan ciega…¡tan tan tan ciega!, que eras incapaz de darte cuenta de que la mayoría de tus problemas provenían del mismo lugar: de la falta de amor por ti misma.

En RevolucionaT, donde trabajamos desde la Terapia Nutricional y el Método Pilates para que te sientas bien por dentro y por fuera, nos interesa mucho cómo esta evolución empieza en el cuerpo y se expande.

El amor por ti misma es lo que te va a dar esa paz interior que estás buscando.

Si quieres conseguir amarte de verdad, conectar con lo que necesitas y escucharte…tendrás que ir dejando atrás cualquier cosa que te esté impidiendo conseguirlo: estrés, auto exigencia, perfeccionismo, necesidad de aprobación externa, etc.

Pero, para empezar, tendrás que saber qué necesita tu cuerpo para tener energía y buen ánimo.

Basta de fingir que eres un ser superior y que no necesitas aprender a quererte! Vamos a poner las cartas sobre la mesa ya, no?

Cómo aprender a quererte más no es una tarea fácil, debería haber una asignatura de estas en la escuela. Bastante más importante es aprender a quererte que saberte los afluentes del Miño…

Pero en fin…como nadie te lo enseñó en la escuela, voy a intentar contarte yo misma todo lo que he aprendido al respecto y seguro que te sirve.

APRENDE A QUERERTE Y VALORARTE ENTENDIENDO POR QUÉ TE SIENTES ASÍ

Muchos de tus problemas pueden estar derivados, igual que me pasaba a mí, del total desconocimiento que tienes de tus necesidades. En realidad no te conoces, ¿cómo ibas a querer a una persona que no conoces?

Es muy importante que mires hacia dentro para encontrar las respuestas.

Sabes que no te gusta tu cuerpo, ni tu cara, a veces no sabes ni cómo vestir para verte bien, necesitas maquillarte a diario para sentirte más segura y, aún así, cada vez que te miras en un espejo te sacas alguna pega.

Pero nadie se da cuenta, aparentas ser súper segura y autosuficiente.

Y, aunque tienes la suerte de que ya vas viendo cómo funcionas, cuando se te pasa por la cabeza empezar a solucionar estas cosas, también te echas atrás.

¡No jodas! ¿Cómo vas a reconocer tantas miserias? ¿Tú?

Si se las cuentas a alguien ¿qué imagen estarás dando?

¡De eso nada! No estás dispuesta. ¡Con lo que te ha costado construirte esta imagen!

Aprender a quererte…¡menuda tontería!

Si la culpa es de tu madre, que te tiene frita.

¿O es de tu padre?

No, no, no…la culpa es de la escuela, de la sociedad, de Tele5, de tu hermano mayor, de la vecina del quinto, de tu tía Pepita…

Cuando en realidad no tienes la más mínima idea de por qué eres tú una de esas personas que necesitan aprender a quererse y valorarse.

¿Seguro que la culpa no es de los demás?

Pensabas que tenías una autoestima tan fuerte que no te queda más remedio que echar balones fuera. Lo que sea antes de reconocer que el problema está en ti.

SIGNOS DE QUE NO TE QUIERES TANTO COMO CREÍAS

Te cuesta mucho reconocer que tienes un problema de falta de autoestima, sobre todo delante de los demás, ¡joder con el qué dirán!, pero en soledad eres más consciente de lo que parece de tus verdaderos problemas.

Algunos signos de que no te quieres mucho, a pesar de que lo disimulas muy bien:

  • Te cuesta mirarte en el espejo desnuda
  • Te comparas con otras mujeres continuamente
  • Necesitas la aprobación de los demás para sentirte valiosa
  • No soportas las críticas
  • Tienes que ir siempre de punta en blanco y bien mona
  • Aparentas ser super segura de ti misma por miedo a que te hagan daño

DE DÓNDE VIENE LO QUE SIENTES

Quizá me estoy ensañando un poco con el papel de los padres pero es que no puedo dejar de ver en la familia la base de todo lo que va a ser la vida después. Lo bueno y lo menos bueno.

Cuando eres niña y vas creciendo, te haces una idea de lo que “eres” en función de lo que los demás, generalmente la familia, te van diciendo que eres. 

Y a eso, le añadimos el cariño y el amor que recibes, y cómo lo recibes.

Hoy en día, después de entender ciertas cosas, me duele mucho escuchar a mamás y papás diciendo cosas malas de sus hijos, con ellos delante:

“Mírale, si es que es muy malo”

“Fíjate cómo chilla, si es que es un demonio”

“Menuda me ha liado la niña mal educada esta…”

“Eres muy mala, ¡te voy a castigar!”, etc, etc, etc.

No soy madre, ni sé si llegaré a serlo, pero se me hace un nudo en el estómago cuando presencio estos comportamientos.

Si una niña o un niño crece con la idea de que es mal@, mal educad@, tont@…, esta personita se lo cree y actúa en función de lo que se espera de ella. 

Y a ti te ha pasado lo mismo y aún no has superado del todo esos traumas infantiles.

El recuerdo que tengo yo a cerca de esto es escuchar a mi padre llamándome “tonta” hasta la saciedad y sentir que todo el mundo se metía con mi físico.

No digo que esta fuese la realidad, sólo digo que así lo viví yo y así obtuve luego los resultados que obtuve. 

Si eres bajita, alta, gorda, fea…todo son comentarios subjetivos de otras personas.

Pero si en casa te enseñan que vales mucho, si en casa empiezan a consolidarse las bases de tu autoestima, si en casa te enseñan a aprender a quererte a pesar de lo que digan los demás, gran parte del camino ya está hecho.

Si en casa te valoran y animan por todo lo que eres, la película cambia muchísimo.

Pero si en casa te ponen verde y al llegar al colegio es más de lo mismo, ¿cómo queremos que crezca esa personita?

Esa personita crece pensando que no vale para nada y que nadie la quiere.

YO TAMBIÉN ME CREÍ LO QUE DECÍAN DE MÍ

Yo también me creía lo que me decían e intentaba taparlo, pero es inevitable que en el intento te desprecies y te cuestiones.

Con decirte a ti misma: «Aprende a quererte y valorarte», no sirve para solucionarlo.

No puedes aprender a quererte cuando tú misma piensas que no lo mereces. 

Desde muy enana, ha parecido que tenía una autoestima alta, una gran opinión de mi misma y las herramientas necesarias para que esto no fuese un problema para mí.

El tiempo ha sacado a la luz la verdad, como está pasando contigo, y mi máscara de Superwoman se derritió. 

A pesar de eso, no sé cómo ni en qué momento, conseguí convencer a todo el mundo de que Tania era lista y estaba encantada de conocerse.

Incluso daba la impresión de ser alguien prepotente y engreída, como muchas veces se me ha echado en cara.

Y ahora tiene sentido, intentaba aparentar esas cualidades para que nadie viese aquellas que yo creía que tenía en realidad

Aunque, efectivamente, me considero una persona bastante tonta (en el sentido de que me cuesta aprender las cosas, y cuando las aprendo es con mucho esfuerzo), me dejaba la piel en el cole para que no se notase.

Estudiaba muchísimo y cuando algo no se me daba bien, tomaba clases aunque no me gustase, para que nadie percibiese lo tonta que era.

Nadie me obligaba a tomar esas clases, esas ganas de tapar mis limitaciones siempre salieron de mi misma. 

En el mismo orden de cosas, la imagen exterior me preocupaba muchísimo. Cuidaba mucho lo que me ponía y cómo me lo ponía, aunque cuando miro las fotos me quedan dudas sobre mis intenciones. ¡Menudas pintas!

Con 12 años, ya me empeñaba en llevar tacones. No sólo era rechoncha sino bajita. Un taponcete, vamos.

Unido a esto que te cuento, me recuerdo haciendo “dietas” desde muy pequeña. Por aquel entonces mis padres se cuidaban mucho y como todo el mundo se metía con mis lorcitas, hacía un esfuerzo por incluir en mi alimentación los productos dietéticos que se me iban ocurriendo.

Imagínate la idea que tendría yo en aquel entonces sobre lo que era una dieta saludable. Absolutamente ninguna.

Crecí pensando que era tonta, inútil y gordita. Y así pasaron los años. 

Supongo que me di cuenta de que siendo tonta, inútil y gordita, no podía llegar muy lejos, así que me fui construyendo un montón de caretas para que no se viese lo que había detrás.

Tania se puso una careta de inteligente, otra de madura, otra de educada, otra de fuerte, otra de valiente, otra de segura de sí misma…y a ver quién sostenía tanta careta…

DÉJATE DE EXCUSAS

Pero ya está bien de quejarse, ¿no?

Da igual si es la baja autoestima o lo puñetera que es tu vecina del quinto, lo importante es que dejes de ponerte excusas. Lo que pasa realmente es que no te atreves a hacerte cargo del dolor que va a suponer la curación.

No quieres ahondar demasiado a ver si vas a tener que empezar a hacer cambios. 

Si en realidad no es para tanto, tampoco estás tan mal así.

Eso es lo que te dices.

Pero en el fondo, en la intimidad, hablando contigo misma, te castigas por ser tan cobarde.

Te conozco perfectamente, tenemos muchas cosas en común.

Vas a tener que aprender a quererte, te pongas como te pongas. Y créeme que será lo mejor que te haya pasado en la vida.

¿QUÉ PUEDES HACER AHORA PARA MEJORAR LA SITUACIÓN?

Ese tiempo ya pasó. Ya has descubierto que no te tienes mucho aprecio y que esa falta de autoestima te está alejando de la felicidad.

Ya te has cagado en tus padres, en tus profes y en tus compis de clase. Dejas el pasado donde está y pones el foco en lo que puedes hacer ahora para mejorar esa situación, ¿de acuerdo?

Si las bases de tu autoestima no se han consolidado ya, vas a tener que aprender a quererte por tu cuenta. Es lo que hay.

Pero si quieres que el proceso sea fácil y te gustaría empezar por transformar la forma en la que comes y te mueves, consúltame aquí. 

¡Aprende a quererte y valorarte hoy mismo! ¿Por qué esperar?

APRENDE A QUERERTE Y VALORARTE IGUAL QUE LO HE HECHO YO

La falta de autoestima trae consigo la mayoría de los problemas que vamos desarrollando cuando se conforma nuestra personalidad.

Como bien dice la palabreja: auto-estima, es la valoración que tenemos de nosotras mismas.

De este modo, cuando nos convertimos en personas adultas, la falta de amor por nosotras mismas provoca que no seamos capaces de alcanzar la felicidad. 

Nos ponemos máscaras, actuamos con incoherencia, nos auto-castigamos, y así nos vamos destruyendo.

Darme cuenta de mi falta de autoestima ha sido quizá uno de los descubrimientos más difíciles de mi vida porque, con ello, había que tratar demasiadas cosas por las que no tenía claro si quería pasar.

¡Cómo ha cambiado el asunto!

Puedes hacer muchas cosas para trabajar tu autoestima…pero aquí sólo te explico las que me han servido a mi, ¿vale?

De nuevo no podemos encontrar fuera lo que no tenemos dentro. De nuevo no podemos formarnos una imagen de nosotras mismas basada únicamente en lo que los demás han dicho, o dicen, de lo que somos.

Tendrás que cambiar tus creencias, pensamientos y sentimientos, así como adquirir ciertos hábitos que te ayuden a conseguirlo.

Tu autoestima se refleja en todos los aspectos de tu vida, desde tu trabajo hasta la forma en la que te alimentas.

Comenzamos por aquí.

Para aprender a quererte:

1. CONÓCETE MEJOR

Imagina que acabas de hacer una nueva amiga. Sí, ya tienes mogollón, lo sé, ¡pues otra!

Cuando conoces a alguien nuevo, lo normal es que surjan preguntas sobres sus gustos, preferencias, sentimientos…¿Qué comida le gusta? ¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre? ¿Qué cosas le producen alegría? ¿Cuáles son sus sueños?

Bien, pues acabas de conocer a una nueva amiga: TÚ.

Papel y boli para anotar todas las preguntas que quieres hacerle a tu nueva amiga, con sus respuestas incluidas.

Cuanto más te conozcas más cariño te tendrás.

2. NUNCA TE COMPARES

Jamás, prohibido, ni se te ocurra, no sirve para nada bueno.

Hasta que lo de aprender a quererte ya no sea tu asignatura pendiente, compararte con las demás sólo te traerá disgustos.

Te vas a fijar en las que son más inteligentes, más guapas, más macizas…Y lo normal es que en esa competición, pierdas. Y pierdes porque la batalla está perdida desde antes de empezar.

El día que te quieras, no sentirás la necesidad de compararte con nadie y ¡ganarás!

¿Acaso se te ocurre ir por la calle comparando a una «amiga» con las amigas de los demás?

No vas por la vida diciéndole a tu amiga:

«Mira Pepa, esa tiene los ojos más bonitos que tú…A lo mejor si te hicieras una liposucción te parecerías a mi vecina Antonia que está tan estupenda. ¿Por qué no te apuntas al gimnasio a ver si pierdes esa barriga, igual que hace Juana?»

No se te ocurriría jamás hablarle así a una amiga, ¿a que no?

3. ACÉPTATE COMO ERES

Sí, esta amiga tuya es muy gilipollas a veces, pero lo sabes y lo aceptas con amor.

Sabes que tu nueva amiga tiene defectos, como todo el mundo. Pero te ha caído tan bien, tenéis tantas cosas en común, que no se los tienes en cuenta. Pesan más sus virtudes.

Se va a equivocar de vez en cuando, eso seguro, pero da igual, allí estarás tú para consolarla y animarla cada vez que se sienta mal por algo que ha hecho.

4. CUIDA DE TUS NECESIDADES

¿Qué haces cuando una amiga necesita algo de ti? 

Corres para proporcionárselo. Cualquier cosa que tú puedas hacer para ayudar a una amiga, lo haces sin pensarlo.

Pues eso es exactamente lo mismo que tienes que hacer contigo. Cada vez que algo no marche bien, párate a ver qué necesitas para que eso marche mejor y hazte ese regalo.

Primero hazte consciente de todo lo que necesitas y luego, compórtate igual que lo harías con una amiga a la que aprecias muchísimo.

5. TRÁTATE LO MEJOR POSIBLE

Tienes que tratarte bien si quieres aprender a quererte. Aunque sea forzado, aunque te parezca absurdo.

¿Me tratarías a mi como te tratas a ti? ¿Me dirías a mi las cosas feas que te dices a ti misma cuando te equivocas? ¿Qué harías si yo te plantease a ti estos problemas que tienes tú? ¿Cómo te comportarías conmigo? ¿Qué me dirías?

Tratarías de solucionarme la vida, ¡está clarísimo!

TÚ ERES TU MEJOR AMIGA

Todo lo que te he explicado más arriba responde a la “técnica de la mejor amiga”.

Cómo cambia el cuento cuando lo que nos pasa a nosotras le pasa a una de nuestras mejores amigas.

Nos volvemos comprensivas, tolerantes, cariñosas, llenas de palabras de aliento…

Cuando una de nuestras mejores amigas se siente mal por algo, se insulta en tu presencia, llora, se siente la última mierda…nos falta tiempo para ir a salvarla y darle mil consejos.

¡Eso es exactamente lo que tienes que hacer contigo misma!

Dile a tu amiga, a ti misma: «Aprende a quererte y valorarte cariño, eso te salvará».

Tienes que aprender a quererte igual que te quieren tus amigas, y de la misma forma que las quieres tú a ellas. 

Para, para, para…

He dado por hecho que tienes amig@s. Podrías ser una especie rara y sentir que no las tienes. En ese caso, ¡te las inventas!

O mejor aún, ya no necesitas inventarte amig@s porque acabas de conocer a tu amiga del alma 😉

CONCLUSIONES

Si no te aprecias y no te quieres, no puedes ser feliz. Punto.

Quieres seguir escondiéndote detrás de tus miedos o quieres vivir la vida a tu manera?

Quieres seguir fingiendo que no pasa nada, que tú puedes con todo?

Me parece que no.

En tu interior sabes que eres muuuuy grande, muuuuuy valiosa, solo tienes que sacar todo eso a la luz.

Esta sería una buena manera. 

El camino no ha hecho más que empezar. No vale con leer un artículo para que te cambie la vida. Tendrás que hacer algo por ti, nadie más va a poder hacerlo.

Ánimo, acabas de conocer a una amiga incondicional, que siempre te va a ayudar, que siempre te va a decir lo que necesitas oír, que siempre te va a cuidar, hasta el último día de tu vida.

Si vais a estar tanto tiempo juntas, merece la pena cuidaos mutuamente, ¿no?

¿Serás capaz de convertirte en tu mejor amiga?

¡Te espero en los comentarios!

Abrazo enorme

P.D: Si sientes que ya no puedes seguir así más tiempo, pero no sabes qué camino elegir, solicita aquí una sesión de valoración gratuita y lo estudiamos juntas. 

Publicado en: DESARROLLO PERSONAL Etiquetado como: aprende a quererte y respetarte, aprender a quererte, autoestima, claves para trabajar la autoestima, coaching para la autoestima femenina, como aprender a quererte mas, como hacer crecer tu autoestima, como trabajar la autoestima, cuídarte, eres tu mejor amiga, minimalismo, minimalismo existencial, quiérete, trabajar la autoestima, traumas infantiles

CÓMO SANAR LOS TRAUMAS INFANTILES NO SUPERADOS PARA ESTAR EN PAZ CON TUS PADRES

13 marzo, 2017 por taniacarrasco 169 comentarios

Todo el mundo tiene traumas infantiles no superados que han marcado sus vidas, así como todo el mundo tiene encontronazos y disputas con sus padres.

El problema viene cuando esos traumas y encontronazos te frenan en la vida adulta.

Aquí es donde entran en juego mis filosofías de vida y de trabajo, el Coaching y el Minimalismo.

El Coaching te ayudará a llegar del punto A (traumas infantiles) al punto B (la superación de esos traumas).

El Minimalismo existencial te ayudará, durante el proceso, a saber qué ideas, personas, cosas o sentimientos, tienes que dejar a un lado para avanzar. Y qué es lo que realmente quieres que haya en tu vida. Seguro que en esta última lista no aparecen los traumas infantiles.

Cuando estos problemas te separan de la felicidad, cuando este tipo de situaciones no te permiten tener una vida satisfactoria, es cuando realmente podrías plantearte solucionarlos.

Siempre vas a encontrar mil defectos en el comportamiento de tus padres, son un blanco muy fácil. Pero cuando te vas haciendo mayor, va perdiendo sentido.

Ya te has convertido en una persona con una vida propia. Te puede gustar más o menos, pero tienes una vida propia, tuya, relativamente independiente con todo lo que eso conlleva. Es más, incluso puedes tener una vida que a los ojos de otras personas sea una vida magnífica.

Pero…ummm…falta algo…hay algo que no acaba de encajar: la relación con tus padres te sigue martirizando e intuyes que, en realidad, eso puede ser mucho más importante de lo que estás imaginando.

No acabas de entender los comportamientos de tu madre y tu padre no está, de la forma que te gustaría que estuviese.

Todo esto te produce una ira y una sensación de soledad que provoca bloqueos en otra áreas de tu vida.

Te estás dando cuenta de que los problemas que piensas que te han causado tus padres, te arrastran a un pozo de insatisfacción personal del que no sabes salir.

En ocasiones lo sabes tapar muy bien, haces como que no pasa nada. Pero en otras ocasiones te gustaría liarte a guantazos y gritarles tan fuerte que se quedasen sordos del todo.

El caso es que, en la base de lo que eres en este momento están ellos: mamá y papá. Los dos. Estén presentes físicamente o no.

Y hasta que no dejes de echarles la culpa de todos tus traumas, la relación con ellos será profundamente tóxica y tú estarás atada a esos traumas infantiles no superados. Justo hasta que decidas tomar las riendas.

Sanar la relación con tus padres no es una tarea fácil. Es un camino muy duro y muy doloroso. Pero es un camino posible y necesario.

Y es un camino que, en la base del minimalismo existencial, es verdaderamente liberador porque sueltas uno de los grandes lastres que anclan tu vida al pasado.

Toda tu vida cambia cuando consigues superar los traumas infantiles.

Quiero explicarte cómo lo conseguí yo misma.

DE DÓNDE VIENE TUS TRAUMAS INFANTILES NO SUPERADOS

Hasta donde tú recuerdas, tus padres nunca se han llevado bien. Creciste entre gritos y riñas, discusiones constantes, malas palabras.

Los problemas que tenían entre ellos, te hacían sentir muy sola. Empleaban más tiempo en tirarse los trastos a la cabeza que en ocuparse de ti.

Debido a esto, no podías contar con ellos. Tenías que hacerlo todo por ti misma, nadie te echaba una mano. Tampoco nadie te decía si lo habías hecho bien, aunque tú buscases continuamente la aprobación de tus papis.

Todo lo que hacías respondía a la necesidad de complacerles a ellos. Pero por más que te esforzabas, no lo conseguías:

  • Normalmente, más que alabanzas, recibías críticas.
  • Sentías que todo lo hacías mal, y aún así te seguías esforzando.
  • Buscabas el cariño y el amor de tus padres en cada logro que alcanzabas.
  • No sentías apoyo.
  • No sentías suficiente cariño.
  • No sentías protección.
  • Nadie se fijaba en ti, prácticamente no existías.
  • Te sentías abandonada a tu suerte.

Y todo esto te marcó para siempre.

NIÑA OLVIDADA-NIÑA EMPODERADA

Al contrario de lo que le puede pasar a otras personas, tus traumas infantiles no superados te hicieron una niña fuerte, una mujer que tiraba para delante con lo que hiciese falta ella solita. 

Sentías que nadie se ocupaba de ti, por lo tanto dependías exclusivamente de ti misma.

Si querías salir hacia delante, tener una actitud positiva y conseguir tus propósitos, tenías que convertirte en una niña aparentemente segura, independiente, auto suficiente…no te quedaba otra.

Mientras otras personas se hunden y se vuelven víctimas de sus circunstancias, tú hiciste creer a todo el mundo que no necesitabas a nadie.

Así que las emociones, las debilidades y todo lo que suponías que te quitaba valor, lo escondías. Si alguien se daba cuenta todavía te querrían menos.

¿QUIÉN ES EL MALO, PAPÁ O MAMÁ?

La relación con tu madre, aunque no del todo mala, te dejaba un sabor agridulce. No tenías una madre igual que la de tus amigas. Tu madre iba a su bola, hacía su vida a su manera y no se preocupaba por ti de la forma que tú necesitabas.

O eso te parecía a ti…

Sin embargo, ella era la que estaba más cerca de ti, al menos físicamente.

Aunque muchas veces pareciese que la que ejercía de madre de tu madre eras tú.

Ella también arrastraba sus traumas infantiles no superados, a lo que se sumaba los problemas de pareja con tu padre…¡bastante tenía ella con lo suyo!

Tú padre, el que era tu soporte de pequeñita, el que sale siempre contigo en brazos en las fotos, cambió.

Sentías que te rechazaba en todo momento:

  • Malas palabras.
  • Malos gestos.
  • Quejas continuas hacia tu persona.
  • Peleas con tu madre…

Desde luego, tampoco acababas de encontrar en él el apoyo que querías.

Por los problemas que tenían entre ellos, tu madre se hacía la víctima y tu padre se quitaba del medio. Con lo que tu sensación de soledad aumentaba. No había nadie ocupando su puesto para ti.

El dinero que entraba en casa, salía. Tu padre lo gastaba en sus evasiones mientras tu madre no hacía nada para evitarlo.

Y tú cada vez más sola.

Cuando había alguna discusión, te pedían que te posicionases, o estabas a un lado o estabas a otro. Cuando una hija no debería tener que posicionarse nunca.

¿Y SI NO HUBIESE CULPABLES?

Hacer frente a los traumas infantiles no superados resulta muy complicado sin ayuda. Cuando algo te resulta muy doloroso o no le encuentras explicación, tiendes a buscar culpables.

Para todo lo que te pasa en la vida, encuentras algún culpable. Lo curioso es que casi nunca eres tú.

Y ahora me dirás: “¡Es que yo no tengo la culpa de los traumas infantiles que me han provocado mis padres!”.

No te enfades, sigue leyendo por favor.

Efectivamente, tú no tienes la culpa de cómo sean tus padres, ni de cómo se comportasen durante tu infancia, eso está más que claro. Pero ni tú, ni nadie.

Ya sabes que no me gusta la palabra culpabilidad, así que vamos a cambiarla por responsabilidad, ¿de acuerdo?

¿Quién tiene la responsabilidad de que tú todavía arrastres esos traumas infantiles no superados?

  • Tu madre tiene la responsabilidad de su comportamiento.
  • Tu padre tiene la responsabilidad del suyo.
  • Así como ahora, ya de adulta, tú tienes la responsabilidad del tuyo propio.

Sé que esto es muy difícil de aceptar, a mí me ha costado muchos años y mucha terapia. Asume con calma todo lo que te estoy diciendo, no te lo tomes mal. Mis palabras van cargadas de amor y empatía. Imagina que te abrazo mientras te cuento todo esto.

LA DIFÍCIL TAREA DE SER MADRE/PADRE

Aunque no soy madre, creo que es el rol más difícil al que puede aspirar cualquier persona. Madre o padre, ya me entiendes.

Dejando de un lado los casos extremos, que los hay, los padres siempre quieren lo mejor para los hijos.

Estoy convencida de que ninguna madre quiere que sus hijas tengan traumas infantiles que superar. Si supiesen cómo, se habrían quedado ellas con todos esos traumas para ahorrarle sufrimiento a esas personitas que trajeron al mundo en un acto de amor.

Pero cuando alguien decide ser madre, no le cae del cielo ningún libro titulado “Cómo ser la madre perfecta para siempre”.

Tus padre fueron hijos antes de ser padres y, probablemente, arrastran sus traumas infantiles, igual que te está pasando a ti.

LA DIFÍCIL TAREA DE SER HIJA/HIJO

Cuando eres pequeña, no eres consciente de muchas cosas. No tienes herramientas para enfrentarte a determinadas situaciones. Son tus padres los que deberían proporcionarte esas herramientas, a través de su amor y su apoyo.

Desgraciadamente, no siempre es así. Nadie puede darte algo que no tiene. Si tus padres no pueden proporcionarte esas herramientas, las buscas por otro lado o aprendes a vivir sin ellas.

Por eso ser hija tampoco es tarea fácil.

Es muy duro crecer con resentimiento, sintiéndote abandonada, sola. Es muy duro para una hija pensar que sus padres prefieren discutir entre ellos que centrarse en protegerla.

Sin embargo, así como las madres y padres harían lo posible por evitar todo sufrimiento a sus hij@s, si supiesen cómo, las hijas no funcionamos igual con nuestros padres.

L@s hij@s somos bastante más egoístas. Hasta de mayores seguimos responsabilizando a nuestros padres de nuestras mierdas, para no tener que asumirlas.

Es mucho más fácil tirar balones fuera y acusarles a ellos.

Cuando eres pequeña, te deberían haber protegido, cuidado y dado todo el amor que les fuese posible, de acuerdo. Pero cuando eres mayor y te das cuenta de que tus traumas infantiles te están perjudicando, tienes que aprender a superarlos para seguir con tu vida.

En el peor de los casos, habiendo tenido los peores padres del mundo, la receta sigue siendo la misma.

Y te lo digo desde mi propia experiencia y desde las experiencias que conozco de personas cuyos padres han sido monstruos, y aún así ellas han aprendido a responsabilizarse de su parte y seguir adelante con dignidad.

TÚ ELIGES CÓMO TE SIENTES RESPECTO AL COMPORTAMIENTO DE LOS DEMÁS

Cada persona se toma las cosas de una manera.

Debido a tus traumas infantiles, tú elaboraste un personaje de mujer dura que te protegía de cualquier cosa. Otras personas se encierran en sí mismas y se vuelven retraídas.

Mientras aquellos traumas te convirtieron en alguien aparentemente fuerte, a otra persona la pueden haber convertido en alguien extremadamente introvertida e incapaz de relacionarse de forma sana con alguien.

No todas respondemos igual antes las mismas situaciones.

Igualmente, por un lado está la realidad y por otro lado está la interpretación que tú haces de la realidad.

Por un lado está lo que hacen los demás y por otro lado está cómo tú respondes ante eso que hacen los demás.

Del mismo modo que, cómo tú te sientes ante algo no tiene porqué significar que la persona que te provocó ese sentimiento quisiera que te sintieses así.

¿Me estoy explicando?

Que sientas que tu madre te tiene abandonada no significa que, cuando se toma una pastilla para calmar la ansiedad y se queda dormida para todo el día, ella lo haga para que tú te sientas abandonada.

Si sentiste que tu padre te gritaba porque no te quería, fíjate qué pasa cuanto tú gritas a alguien (a tu pareja por ejemplo)…¿no le quieres por eso?

No quiero decir que gritar sea un acto de amor, ni mucho menos, quiero decir que podemos elegir cómo interpretar las cosas para que no nos perjudiquen demasiado.

Ahora me he explicado mejor, ¿verdad?

MIS TRAUMAS INFANTILES

Yo también he arrastrado traumas infantiles no superados durante muchísimos años.

Yo sentía que mi padre estaba ausente, que mi madre no se responsabilizaba de sus cosas y que yo tenía que hacerlo todo por mi misma porque no podía contar con nadie.

Primero odié a mi padre porque no estaba y luego odié a mi madre por no haberse comportado como yo lo haría.

Odié a uno, odié a la otra, y crecí con ese resentimiento quemándome por dentro.

Les culpaba de todo y aprovechaba la más mínima cosa para atacarles.

Al mismo tiempo, sentía que tenía que cuidar de ellos porque ellos no sabían cuidarse a sí mismos, y también les culpaba por ello.

Me hice fuerte, resistente y autosuficiente. Me puse una coraza bien gorda que me acabó llevando a terapia.

A pesar de la terapia, seguía culpando a mis padres de muchas cosas:

  • Me molestaba lo que comían,
  • lo que decían,
  • lo que no decían,
  • me molestaba absolutamente todo lo que hacían.

Y así lo manifestaba, así que se liaban unas en casa que no te imaginas.

A nadie le gusta que le estén criticando todo el tiempo, que es justo lo que pensaba que hacían ellos conmigo. 

De ese modo, lo que a mi me salí de dentro era hacer lo mismo con ellos…Como si eso ayudase a mejorar las cosas.

Porque aunque seas como eres porque te pareces a tus padres, no ganas nada comportándote como ellos. Si es precisamente su comportamiento el que tanto te irrita, no puedes luchar contra eso usando los mismos comportamientos que te están irritando.

LA TERAPIA NO DABA FRUTOS

Por mucha terapia que hacía, seguía culpándoles de todo e intentando cambiarles. Al mismo tiempo, sentía una profunda necesidad de cuidarles, de protegerles. Creía que ellos no eran capaces de hacer nada por sí mismos, que sin mi ayuda se destruirían, que no sabían lo que era lo mejor para ellos.

Estaba segura de que yo sabía mucho más que ellos.

En la terapia luchaba contra esos sentimientos. Quería convencer al terapeuta de que yo tenía la razón. Seguía empeñada en responsabilizarles de todo y en salvarles de sí mismos.

Pasé del resentimiento porque yo había sentido que no cuidaban de mí, al resentimiento porque me había impuesto a mí misma la responsabilidad de tener que cuidar de ellos.

Creo que después de esto el terapeuta cambió de trabajo y se hizo panadero.

LO QUE ME HIZO DARLE LA VUELTA A LA TORTILLA

A lo largo de mi vida he hecho terapia con varias personas. De todas he extraído herramientas para ir conformando la persona que soy hoy. Aunque en este punto la terapia no parecía avanzar mucho, me propusieron que hiciese constelaciones familiares.

No te voy a explicar qué son las constelaciones familiares porque a mi me aconsejaron que fuese a hacerlas sin tener ningún tipo de información al respecto.

Me gustaría que te guardases la curiosidad, porque cualquier explicación que leas no se va a parecer en nada a lo que en esas terapias puede pasar.

Por favor, si estás pensando en hacer constelaciones o te está empezando a picar el gusanillo, no busques información al respecto. De verdad, créeme, es lo mejor.

Yo fui sin saber absolutamente nada de lo que iba a pasar allí, sólo porque mi terapeuta me lo había recomendado, y fue un gran consejo. Al no llevar ningún prejuicio al respecto, lo hice desde el corazón y no me quedó ninguna duda de su autenticidad.

La terapia duró un fin de semana y me costó 100€. Fueron los 100 euros mejor invertidos de toda mi vida.

Aunque no te voy a explicar de qué tratan las constelaciones familiares, por si aún no lo sabes, sí que voy a explicarte lo que entendí yo con ellas por si te puede servir.

Con las constelaciones familiares no se tratan sólo traumas infantiles, puedes tratar cualquier problema que te esté afectando en tu vida. En mi caso, propuse un problema que nada tenía que ver con la familia, pero puesto que la familia está en la base de todo, surgió para enseñarme muchas cosas.

Con las constelaciones familiares entendí perfectamente lo que estaba pasando:

  • Fuese debido a mis traumas infantiles o a mi cabezonería, me creía superior a mis padres.
  • Era incapaz de aceptar que la hija, la que tiene que ser protegida, la que tenía más que aprender, era yo.
  • Me creía en el derecho de criticar a mis padres porque en algún momento de mi vida me había sentido perjudicada por ellos.
  • Me creía en el derecho de responsabilizarles de todo.
  • Sentía también que podía salvarles la vida desde la crítica y el rencor.

Parecen obviedades pero son obviedades de las que no somos conscientes la mayoría de las veces.

A ti también te pasa: criticas a tus padres, luchas contra ellos, les recriminas, intentas cambiarles y, a su vez, sientes la necesidad de cuidarles, aunque sólo sea por tener otra cosa más que tener que echarles en cara.

¿Te das cuenta?

QUÉ PUEDES APRENDER DE TUS TRAUMAS INFANTILES NO SUPERADOS

No te voy a pedir que te vayas corriendo a buscar un lugar para hacer constelaciones familiares, que no estaría de más. Sino que voy a contarte todo lo que he aprendido con el paso de los años, antes y después de las constelaciones y que me ha permitido liberarme de esa carga tan grande que llevaba a mis espaldas.

Y esa carga, y todas las que haya en tu vida, se pueden aliviar desde el Minimalismo existencial. Te cambia la vida!

Entender todo esto es lo que me ha dado la libertad:

1. TUS PADRES LO HAN HECHO LO MEJOR QUE SABÍAN

Lo habrán hecho como el culo, vale, pero lo mejor que sabían. Y se han roto de dolor cuando se han dado cuenta de que quizá podían haberlo hecho mejor. ¿Pero cómo se mide eso?

Cuando haces las cosas lo mejor que sabes, no deberías sentirte mal por no haberlo hecho mejor. Era imposible.

Nadie puede dar lo que no tiene. Tus padres te han «construido» con las herramientas que tenían. Cuando alguien sólo tiene una pala para construir un rascacielos, está claro que le va a costar mucho esfuerzo y no va a alcanzar el mejor resultado.

Pero si quieres construir un rascacielos con una pala y aún así te sale una cosa decente, puedes estar muy orgullosa porque lo has hecho lo mejor que sabías y has obtenido buenos resultados, a pesar de no contar con las herramientas más adecuadas.

2. NO SABES MÁS QUE TUS PADRES

Bájate del burro, ellos te dan mil vueltas, lo mires por donde lo mires. Aunque no te parezcan los padres perfectos, aunque creas que lo hacen fatal, aunque tengas miles de recetas para que su comportamiento se adecúe a lo que a ti te parece el mejor comportamiento, te siguen dando mil vueltas.

Sólo por estadística: han vivido más, han superado más traumas, han afrontado más problemas, han tenido que ocuparse de más situaciones difíciles que tú.

3. LA REALIDAD ES UNA Y LO QUE TÚ SIENTES ES OTRA

Te has podido sentir muy sola en tu infancia, te has podido sentir muy desprotegida, te has podido sentir incomprendida, utilizada…pero eso no significa que esa haya sido la realidad.

Así es como tú te has sentido respecto a una situación, pero no significa que esa situación se haya provocado para que tú te sintieses así.

En ningún caso tus padres han querido perjudicarte a propósito, tenlo muy claro.

CÓMO PUEDES MEJORAR LA RELACIÓN CON TUS PADRES

– Acéptales como son: sea por lo que sea te ha tocado lidiar con estos padres. La vida los ha puesto en tu camino, como todo lo que te pone delante, para que aprendas cosas de ellos. Acepta que tienen su forma de ser, que tienen su vida propia, que tienen sus gustos y sus deseos, y no intentes cambiarles.

– Cambia tú: en lugar de intentar cambiar las cosas que te molestan de ellos, ¿por qué no les dejas tranquilos y cambias tú?. Si en algún punto te estás atascando, llevas años buscando que tu madre se comporte de otra manera, se los dices mil veces y mil veces que discutís.

Ya es suficiente, ¿no? Prueba algo distinto: cambia tú. En lugar de buscar que sean tus padres los que cambien, cambia tú para que esas situaciones que tanto te molestan dejen de afectarte.

– Dales todo tu amor: si resulta que de lo que te quejas precisamente es de que tus traumas infantiles vienen por falta de amor, entre otras cosas, no puedes hacer lo mismo. Trata a tus padres con todo tu cariño.

La situación no es tan grave como para que no puedas hacerlo así. Incluso cuando tengas que manifestar algo que no te gusta, hazlo desde el amor. Cuando te hablan con cariño es difícil que de ahí salga una discusión.

Si hacer las cosas desde el amor hacia ellos es imposible porque te han hecho demasiado daño, haz las cosas desde el amor por ti misma en pro de tu paz mental.

– Trata tus traumas con un profesional: son temas muy delicados que yo no habría podido superar sin la ayuda necesaria. Hay casos realmente graves de personas que arruinan sus vidas por traumas infatiles no superados. Hay familias que se alejan porque no saben resolver los conflictos de otra manera.

¿No te da pena cuando te cuentan que «Fulanita» no se habla con sus padres y cosas por el estilo? Porque a mí me da una pena terrible. No dejes que eso te pase a ti.

– Perdona: perdona a tus padres por todo aquello de lo que les haces responsables. Tuviesen o no esa responsabilidad, perdónales. Al perdonarles a ellos te estás perdonando a ti misma.

Cuando perdonas, aceptas que tú también te equivocas y que no vale la pena castigarse por ello. Trabaja tu actitud de perdón porque esa actitud te va a salvar la vida.

Cuando perdonas, la persona que más se beneficia del perdón eres tú. Si intentas castigarles negándote a perdonarles solo te perjudicas a ti misma.

LOS CASOS EXTREMOS

Tú también conoces casos de familias totalmente desestructuradas y de padres horribles, pero no es tu caso.

Sin embargo, no quería desaprovechar la oportunidad para hablar también de estos casos extremos.

Hay personas cuyos traumas infantiles son tan gordos que escapan a mi entendimiento. Gente que ha sufrido tanto por culpa de sus padres que son incapaces de consolidar una vida satisfactoria.

Estas personas han tenido problemas tan graves que han marcado todos los aspectos de su vida, en negativo.

Aunque no sea del todo correcto decirlo porque sé que duele y provoca mucha resistencia, el camino para estas personas es el mismo: el camino de la aceptación y del amor. Más que nada porque no hay otro camino.

Las cosas pasaron así porque no podían pasar de otra manera, pero no puedes dejar que el rencor y el resentimiento sigan marcando tu vida. Hay que intentar por todos los medios salir del hoyo y aprender de aquello para que los patrones no se vuelvan a repetir.

Cuando aceptas las cosas que te han pasado, dejas de buscar culpables e intentas aprender de ellas para que tu vida sea un poquito mejor, todo empieza a cambiar.

CONCLUSIONES

Después de tantos años de terapia y de hacer las constelaciones familiares, empecé a observar pequeños cambios. No sólo cambios en mí a nivel interno, sino también cambios en mi familia.

No sé si fue que yo cambié y empecé a verlo todo de otra manera, o si fue que todos cambiamos un poquito. El caso es que hubo cambios y todos buenos.

Estoy totalmente convencida que cuando tú evolucionas, todo lo que te rodea evoluciona también. Me gusta pensar que todo el esfuerzo siempre sirve para algo y que tomar las decisiones adecuadas me ha llevado hasta aquí.

Mis padres, con sus cosas como todo el mundo, no sólo me han apoyado siempre aunque haya sido a su manera, sino que han sido la base fundamental de mi evolución.

No es que ellos hayan sido buenos o malos padres, es que yo viví las cosas de tal manera que me hicieron comportarme de esa otra.

Tengo que hacer un esfuerzo para recordar malos momentos, sin embargo, con los buenos no tengo ningún problema. Considero que he sido una niña feliz que se ha convertido en una adulta feliz, aunque tuviese momentos en que no lo veía tan claro.

A día de hoy, y desde hace ya muchos años, sólo puedo agradecer a la vida que me haya dado la familia que tengo. Unos padres fabulosos y unas hermanas maravillosas que hacen que me sienta muy orgullosa de mis raíces.

Y claro que no, no lo he tenido que hacer yo todo sola, como pensaba en mi infancia, ellos siempre estaban detrás, aunque no les viese.

Ama a tus padres hasta el último momento de tu vida.

Este artículo está escrito con mucho amor hacia todas las personas que sufren por estos temas. Por favor, si tienes algo que aportar me encantará leerte y saber que te ha servido para algo.

Pido disculpas de antemano a las personas con situaciones familiares realmente graves, tan graves que parecen imperdonables, que se hayan podido sentir molestas con mis palabras. Todo mi cariño si es tu caso.

Tú también podrás ayudar a alguien si compartes el artículo o si tienes algún comentario que aportar.

¡Ánimo! Es muy fácil y tiene más valor de lo que piensas.

MILLONES DE GRACIAS

Publicado en: DESARROLLO PERSONAL Etiquetado como: como usar el minimalismo en tu vida, conflictos con los padres, constelaciones familiares, familia, minimalismo existencial, minimalismo para sanar traumas, minimalismo y relaciones familiares, minimalismo y relaciones personales, perdonar, revolución, terapia, traumas infantiles

Barra lateral principal

  • Aviso Legal
  • Política de Privacidad
  • Política de Cookies
  • Declaración de Accesibilidad
  • Contacto
ES Financiado por la Union Europea WHITE Outline
Logo PRTR BLANCO
logo kit digital

© 2018-2023 Instituto Tania Carrasco. Todos los derechos reservados

Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros para recopilar información estadística sobre su navegación y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias, generada a partir de sus pautas de navegación. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso. Acepto Leer Más
Política de cookies

Privacy Overview

This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may affect your browsing experience.
Necessary
Siempre activado
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Non-necessary
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.
GUARDAR Y ACEPTAR